Estamos seguros de que Felipe González y Alfonso Guerra creían que eran muy listos cuando eran jóvenes y ostentaron la máxima responsabilidad en el gobierno de España (1982 a 1996) y en los órganos directivos del PSOE (1974 a 1997). Pero estamos todavía más seguros de que son más sabios ahora con 81 años (González) y 83 (Guerra) que cuando comenzaron a gobernar con 40 y 42, respectivamente. Y es que la experiencia es una virtud que suele mejorar con la edad y en su caso, tanto González como Guerra, hoy son conscientes de sus aciertos y sus errores a lo largo de tantos años en puestos de gran responsabilidad. En consecuencia, cuando hablan hay que escucharlos con atención y recientemente han hablado alto y claro.

La pasada semana, miércoles 21 de septiembre, presentaba Alfonso Guerra su libro ‘La rosa y las espinas’ en el Ateneo de Madrid y lo hacía con un auditorio a rebosar y Felipe González a su lado. Había mucha expectación y no defraudaron. Más abajo dejamos el enlace de la presentación con el consejo de visualizarlo con detenimiento y escuchar con atención sus reflexiones. Vamos a resumir lo que dijeron:

– Pidieron de forma categórica que se frene el proceso de amnistía que, según Junqueras, está ya acordado entre Sánchez y los independentistas catalanes desde el mes de agosto.

– Reclamaron un gran pacto entre PSOE y PP para evitar que la inmensa mayoría de los españoles sean chantajeados por las minorías radicales de ERC y Junts.

– Guerra señaló que la amnistía supone la humillación de la Transición y de la democracia y convertir a los demócratas en represores.

– González considera urgente una vuelta al orden constitucional y que debería formar gobierno quien ha ganado las elecciones, en referencia a Feijoo.

– Guerra calificó de “disidente” a Pedro Sánchez, ya que pactó con Podemos, indultó a los condenados por el golpe de Estado en Cataluña, rebajó las penas por sedición y malversación y ahora acepta la amnistía para borrar todos los delitos que cometieron Puigdemont y sus secuaces, cuando el dirigente socialista había sostenido todo lo contrario en cada una de estas cuestiones.

– González afirmó que ni la amnistía ni un referendo de independencia tienen cabida en la Constitución española.

Dos personas relevantes de la historia política española expusieron sus opiniones y esperábamos escuchar los argumentos de la línea oficial del PSOE sanchista para rebatir las anteriores afirmaciones. Como siempre, las huestes de Ferraz no defraudaron y contratacaron con sólidos argumentos: González y Guerra son “viejos” y “jubilados”. Un nivel intelectual y político deprimente de los “jóvenes” socialistas.

Todas las personas que no pertenecen a los hooligans de los partidos políticos sabemos que hay que escuchar y respetar a la gente veterana por su experiencia de vida. Sin embargo, los nuevos dirigentes “progresistas” desprecian a las personas mayores – alguno ha llegado a afirmar que no deberían votar en las elecciones – e incluso promueven el enfrentamiento entre generaciones, sabiendo que el que no escuche a los mayores tiene una elevada probabilidad de equivocarse de forma reiterada. El problema radica en que los “viejos jubilados” socialistas, González, Guerra, Paco Vázquez, el represaliado Nicolás Redondo Terreros o incluso el ilustre sindicalista de UGT Cándido Méndez les sacan los colores y les cantan las verdades y eso, a algunos palmeros sanchistas no les mola nada.

Frente a los argumentos razonados de González y Guerra, Pedro Sánchez ha planteado otro exabrupto que pasará a la historia negra de España: “Una crisis política nunca tuvo que derivar en una acción judicial”. Esta frase podría pertenecer al tirano Kim Jong-un o incluirse en una película de la camorra siciliana, pero la ha soltado nuestro particular Tirano Pedrone. ¿Qué ha querido decir, entonces, con esa frase “antológica”?

– Que cuando cometa un delito un político perteneciente a un partido que le tiene que apoyar para cualquier cuestión de su interés, ya decide Pedrone si es juzgado o si por el contrario dice aquello de “pelillos a la mar”.

– Que a la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) y al Estado de Derecho le vayan dando por donde ustedes se imaginan, porque si ya está Tirano Pedrone de vigilante de la playa, ¿para qué necesitamos todas esas tonterías?

– Que el 3,5% de los votantes que han apoyado a Junts y ERC, para obtener 14 diputados de un total de 350 representantes en el Congreso, van a imponer al resto de los españoles la amnistía de los que dieron el golpe de Estado en 2017.

Es decir, 855.517 votantes de Junts y ERC (que perdieron 550.000 votos en las pasadas elecciones del 23J) van a imponer a cerca de 24 millones de votantes no que se perdone, sino que se borre de un plumazo un grave delito de rebelión cometido por los dirigentes catalanes en 2017, degradar a los jueces que dictaron una sentencia ejemplar, proteger la vuelta de un (presunto) delincuente fugado y arrastrar por el lodo la Constitución española.

– Por si esto fuera poco, de postre se está cocinando a fuego lento el process de independencia para más adelante, ya que se ha rebajado la penalidad del delito de sedición y malversación, y así darle satisfacción a la minoría radical catalana cuando vuelva a imponer la declaración de independencia de la que no se va a poder defender el Estado.

– Por último, en la sobremesa está la exigencia de perdonar 71.000 millones de la deuda que han generado los nefastos dirigentes catalanes porque han gastado más de lo que tenían y que todos los españoles también les regalemos 450.000 millones de una supuesta “deuda histórica” que se han sacado de la manga y que deberían de dedicarse a financiar la sanidad, la educación o los servicios sociales de todos los españoles, entre otras muchas necesidades, y no solo de una pequeña parte que vive en Cataluña. Como Sánchez ha vaciado la caja del Estado, no creemos que pueda afrontar ese disparate, pero tenemos claro que sus “socios preferentes” van a trincar algo de pasta para seguir con los disparates que nos llevarán a todos al precipicio.

Lo que produce escalofríos es escuchar a Valentín González Formoso, flamante secretario general del PSdG, en el reciente mitin de Oroso gritar al auditorio: “¡Haz lo que tengas que hacer, Pedro! Ya ni disimulan una pizca con tal de conseguir el obsceno propósito de mantener el poder a toda costa, aunque haya que desmantelar la Constitución española.

Lo más aterrador es que al Tirano Pedrone lo han votado 7,7 millones de personas que eran perfectamente conscientes de que apoyaban a un candidato sin escrúpulos que tenía claro que el fin (gobernar) justifica los medios (amnistía e independencia de Cataluña y lo que venga después en el País Vasco). Un candidato que ha debilitado la acción legislativa y judicial que protegía al Estado de los delirios independentistas y que ahora se ha rendido a Puigdemont y a Junqueras.

Muchos de estos votantes residen fuera de Cataluña y el País Vasco y han aceptado con su voto esta humillación y este auténtico ejercicio de desigualdad que exigen los independentistas catalanes para seguir siendo una comunidad privilegiada desde tiempos lejanos e incluso esta “donación” millonaria del resto de españoles a los “pobres” catalanes para perdonar lo que han malgastado y también pagar la supuesta deuda histórica, lo consideran algo progresista.

Estos 7,7 millones de personas que han votado a Pedro Sánchez el 23J saben que un indulto perdona a la persona que ha cometido un delito, pero que la amnistía borra ese delito de la faz de la tierra, descalifica a los jueces que dictaron la sentencia y mancha de forma irreparable la credibilidad de las instituciones y del Estado de Derecho, y aún así les da igual con tal de que triunfen sus “colores”. Esto solo se entiende cuando lees una reciente entrevista de La Voz de Galicia a Arturo Pérez-Reverte en la que afirma: “La gente no razona, solo siente, y eso es peligrosísimo”.

Otra explicación la ha dado Paco Vázquez en otra reciente entrevista en COPE, en la que afirmaba que el PSOE se había convertido en una secta de palmeros con un líder supremo caudillista. Tirano Pedrone, insistimos.

Vídeo de la presentación del libro de Alfonso Guerra (desde 26:52 a 1:24:06)

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