Por Jorge Mariño.
En estos tres últimos meses, los vecinos de A Coruña estábamos encantados. La policía local volvía a tener presencia en las calles de la ciudad tras años de escasez debido al déficit de agentes en la plantilla, a la que se sumaba, también, la decisión del gobierno central de no completar la plantilla de la policía nacional. Donde antes había patrullas suficientes en los sectores de la ciudad, hace años que se ha rebajado la presencia policial y eso era observado con preocupación por los vecinos y con satisfacción por los delincuentes, okupas y amigos de lo ajeno en general.
El gobierno municipal, alarmado por el incremento de insatisfacción de los vecinos, especialmente en los barrios, y consciente del gran incremento del número de delitos que se produjeron en la ciudad, reflejados en las estadísticas del Ministerio del Interior, tomó cartas en el asunto y comenzó la “operación maquillaje”. En los meses de marzo, abril y mayo, ante la cercanía de las elecciones municipales y conscientes del riesgo de perder el sillón de María Pita, la alcaldesa Inés Rey impulsó medidas urgentes para dar la sensación de que, tras cuatro años de gobierno, se tomaban en serio los problemas de inseguridad ciudadana.
Por arte de magia, aparecieron recursos económicos para pagar horas extra e impulsar un refuerzo diario de dos coches patrulla de la policía local por las tardes que recorrieran “zonas conflictivas”. Además, sobre todo en la zona centro, se ordenó intensificar las patrullas a pie. Estas medidas perseguían dar la sensación de que los vecinos podíamos estar seguros en los meses previos a las elecciones municipales.
Sin embargo, tras conseguir su objetivo de volver a gobernar en minoría, Inés Rey tan solo esperó 72 horas tras los comicios municipales para desmantelar el dispositivo de refuerzo y los vecinos de los barrios volvemos a estar abandonados a nuestra suerte. Y más, sabiendo que, durante el verano, un porcentaje importante de la plantilla de policía nacional “emigra” a otras zonas de España, lo que agrava todavía más la falta de efectivos que ya se produce en época estival debido a las merecidas vacaciones de los integrantes de las fuerzas de seguridad.
En conclusión, parece que el postureo obtiene réditos electorales, ya que Inés Rey volverá a gobernar en A Coruña. Incluso en barrios como el de Os Mallos, donde, en teoría, el grado de insatisfacción con los graves problemas de okupación y de inseguridad ciudadana era muy alto, la candidata socialista obtuvo un puñado más de votos que su principal rival, el popular Miguel Lorenzo. Por lo tanto, solo queda decir aquello de “disfruten de los votado” durante los próximos cuatro años.