Ni estamos a favor de los escraches, ni vamos a crucificar a ningún político antes de que sea juzgado, pero el escándalo Errejón tiene un tufillo apestoso, tras haber estado tapado durante años. 

Lo más triste es que salga a la luz debido a los intereses de un rival político y no a la defensa de la dignidad de las mujeres. 

Parece que los representantes de la izquierda más radical no son ni tan feministas ni tan honestos como nos han vendido.