Patxi López y Félix Bolaños tratan de convencer a los españoles que todos los problemas están resueltos con la amnistía.
Ya está. No hay más que hablar. Todo ha quedado resuelto. Atado y bien atado. España ya vuelve a estar unida y todos somos hermanos ¡Aleluya!
O por lo menos eso es lo que cree, y lo que trata de vendernos, el gran erudito socialista Patxi López. Para el portavoz del PSOE, la ley de amnistía -que su partido se ha tragado con los ojos cerrados, pero sin rechistar, a sabiendas de que era su única posibilidad de mantenerse en el poder- es una “muy buena noticia” porque permite “acabar con el tiempo de la confrontación y del enfrentamiento en Cataluña” y “abrir un nuevo tiempo de convivencia, de reencuentro en Cataluña y de Cataluña con el resto de España“. ¡Ahí queda eso!
A la vista de su exacerbado optimismo y de su carácter redentor, yo creo que le está faltando tiempo al PSOE para proponer a Patxi López para empresas de mayor enjundia, como reconciliar a los rusos con los ucranianos o a los judíos con los palestinos. Sin duda, y a la vista del fracaso y de las reiteradas meteduras de pata de otro gran prohombre socialista como Josep Borrel, Patxi López es la persona.
Para los socialistas, la amnistía es una buena noticia que terminará con la confrontación y fomentará la convivencia, pero los nacionalistas catalanes ya han anunciado que volverán a intentar la independencia.
Con todo, lo que me sorprende de este episodio no son las declaraciones del portavoz socialista, sino la poca memoria de la sociedad española, que ha olvidado que en diciembre de 2017, solo dos meses después de la declaración unilateral de independencia por parte del Parlamento de Cataluña, que estuvo en vigor durante dos minutos, hubo unas elecciones autonómicas y que nos las ganó ERC, ni Junts, ni el PSC. Las ganó Ciudadanos. Lo que vino a demostrar que la sociedad catalana ya estaba en calma y probablemente así seguiría si se la hubiese dejado en paz. Pero, claro, le faltó tiempo a Torra y compañía para volver a liarla, un año después, con el presupuesto en sus manos, porque con el 155 en vigor caladiños y en orden. Y hasta aquí hemos llegado.
Los socialistas están incumpliendo desde 1985 el principio constitucional de la separación de poderes al impedir al poder judicial elegir a sus representantes en el CGPJ.
No es, desde luego el único caso en el que los españoles ponemos de manifiesto la fragilidad de nuestra memoria. He escuchado estos días a otro de los eruditos del gobierno de Pedro Sánchez, el todopoderoso ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, decir que ya no hay excusas para firmar la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Pero vamos a ver, señores socialistas, ¿a qué huerto nos quieren llevar? Si es precisamente por culpa de su partido que desde 1985 se está incumpliendo en España la Constitución y nos estamos saltando a la torera uno de sus principios fundamentales, el de la separación de poderes. Ya está bien de engañar a la gente. Una cosa es que flaqueemos de memoria y otra muy distinta que seamos tontos.
No me quiero despedir sin una última llamada de atención, que no por reiterada dejar de ser necesaria. Hace unos días tuvimos que lamentar el fallecimiento de un hombre de 44 años y de su hija de 17 en un accidente de tráfico ocurrido en la carretera que une Santiago con Noia. El coche de los siniestrados invadió el carril contrario y chocó de frente contra otro vehículo. Y este mismo fin de semana, una chica de 19 años ha fallecido en Ponteareas al salirse su coche de la calzada cuando se dirigía a jugar un partido de fútbol. Desde aquí solicitó al presidente Alfonso Rueda y a su nuevo Gobierno que considere absolutamente prioritaria la cuestión de la seguridad vial en las carreteras gallegas, y que se tomen de inmediato y con carácter urgente las medidas que sean necesarias para intentar evitar este tipo de siniestros dentro de sus competencias. No podemos seguir soportando esta sangría constante. No podemos aceptar como normal esta tragedia semanal.