Tras no poder irme de Eramus al destino con el que soñaba (si no sabes cual es, puedes leer el artículo anterior para descubrirlo…) me quedaban dos opciones para elegir, Brno y Cracovia. Al final me decanté por la primera al estar conectada con más ciudades de Europa, pero tras haber estado en Cracovia, este también hubiese sido un gran destino.

Considerada como la más bonita del país, esta ciudad de 800.000 habitantes es el destino perfecto para viajar en alguno de los puentes del año o incluso para una escapada de fin de semana. La segunda ciudad más grande de Polonia es una de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa, ya que al contrario que ciudades como Varsovia o Poznań, Cracovia no fue bombardeada porque pasó a ser una de las regiones del Gobierno General instaurado por la Alemania nazi tras invadir Polonia en septiembre de 1939. El Gobierno General era una región administrativa especial separada del III Reich dirigida por Hans Frank. Un mes después de la invasión, la ciudad pasó a ser la capital de esta región bajo el control nazi.

 

 

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundia, el comunismo llegó a la República de Polonia en 1947, país que pasó a llamarse República Popular de Polonia entre 1952 y 1989. El PZPR (“Partido Obrero Unificado Polaco”) se instauró en el poder junto al Frente de Unidad Nacional para dirigir al segundo país más poblado del “Bloque del Este” durante la Guerra Fría. Cabe recordader que alrededor del 21,4% de la población polaca (sobre 6 millones de personas) murió entre 1939 y 1945. Es cierto que bajo el régimen marxista-lenista el país se industrializó y se obtuvieron logros como el acceso gratuito a la sanidad y la educación, pero el pueblo polaco sufrió mucho durante los 37 años de régimen. Las tiendas de alimentación sin comida, las eternas colas para obtener los productos bajo las cartas de racionamiento o las represiones ante cualquier tipo de oposición al régimen aún siguen muy vivas en la memoria de aquellos que vivieron esa época. La sociedad demandaba la liberalización de la economía y la llegada de la democracia, un sueño que se convirtió en realidad tras la contundente victoria del sindicato Solidaridad en las elecciones del 4 de junio de 1989. Las protestas ya habían comenzado un año antes con la huelga general de trabajadores, lo que inició la cadena de manifestaciones que se produjeron en el resto de países satélite de la Unión Soviética.

 

 

Como ya es constumbre, en esta guía os contaré la mejor manera de llegar a Cracovia, que no puedes perderte una vez viajas allí y donde podrás degustar la gastronomía local al mejor precio.

¿Cómo llegar?

Los vuelos directos más baratos son desde Girona y Barcelona, a un precio medio de 80€ ida y vuelta. Pero si los compras con antelación en fechas menos demandadas, el precio puede bajar hasta los 50€. Los otros tres aereopuertos con conexión directa son Valencia, Alicante y Sevilla, pero el precio es bastante más elevado. Desde Madrid si hay vuelo directo de ida pero no de vuelta, lo que es bastante curioso.

Desde Brno el trayecto a Cracovia es de aproximadamente 5 horas en autobús, mientras que en tren es un poco más largo al hacer transbordo en Ostrava. La compañía con mejores conexiones y ofertas es RegioJet, ya que ofrece descuentos a estudiantes en todos los billetes. Con FlixBus el descuento solo es aplicable para viajes dentro de República Checa. Por lo general, los billetes no te costarán más de 25-30€ en total si eres estudiante o 35-45€ si eres adultos.

Al estar situada al sur del país, Cracovia queda bastante alejada del resto de ciudades en países vecinos, pero es perfecta para hacer una escapada si te encuentras en otro lugar de Polonia. El trayecto en tren es de tan solo 1 hora desde Katowice, 2 horas desde Varsovia y 3 horas desde Chestokova, por lo que podeis hacer una excursión de un día si visitais alguna de estas ciudades.

¿Qué ver?

  1. La Ciudad Vieja

Si algo impresiona de Cracovia es su espectacular centro histórico, ya que esta es una de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa. En 1978, la ciudad vieja de Cracovia fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO tras ser incluida en la lista original de lugares con esta distinción. Un día es tiempo suficiente para ver los monumentos más destacados del casco histórico, pero recomiendo ir con algo más de tiempo para poder pasear con calma y disrutar la ciudad al máximo.

El epicentro de la zona histórica es la Rynek Glówny, la plaza de mercado más grande de Europa con sus 40.000 m2  y una de las más espectaculares del mundo. Construida en 1257, este lugar sigue siendo el centro social y cultural de la ciudad casi 8 siglos después. Durante la ocupación nazi de Polonia, la plaza cambió su nombre por el de Adolf Hitler Platz.

 

 

En una de las esquinas de la plaza se haya la Basílica de Santa María, una de las iglesias más bonitas de Cracovia y uno de los símbolos de la ciudad. Construida en el s. XIV, la basílica es uno de los mejores ejemplos del Gótico Polaco y una de las iglesias más importantes del país. En su interior se encuentra el retablo de madera más grande de Europa, con 12 metros de longitud y 11 metros de alto. Tallado por el escultor alemán Veit Stoss entre 1477 y 1489, esta impresionante obra de estilo gótico ya es motivo suficiente para visitar el interior del templo.

 

 

Lo que más llama la atención al ver la basílica desde fuera es que sus torres no son simétricas, ya que la torre Hejnalica (decorada con una corona dorada) es 13 metros más alta que la torre sur, donde se encuentra el campanario. Durante cada hora de las 24 horas de los 365 días del año, un bombero toca el Hejnal con la trompeta desde lo alto de la torre Norte, de ahí su nombre de Hejnalica. Hejnal es el título de la melodía que antiguamente anunciaba la apertura o cierre de las puertas de ciudad. Es interpretada por un bombero en honor a San Florián, ya que el es el patrono de Cracovia y de los bomberos. La melodía se interrumpe abruptamente en el medio de la actuación para rendir homenaje al trompetista de guardia que fue asesinado en el s.XII mientras advertía a la población de que la ciudad estaba siendo atacada. Intentad acercaros a la plaza a las en punto porque es un espectáculo que debeis presenciar, se te pone la piel de gallina cuando empieza a sonar la melodía.

 

 

Además de la basílica, no puedes irte de la plaza sin haber visitado la Lonja de los Paños y la Torre del Antiguo Ayuntamiento. La lonja se remonta hasta el s.XIII, pero su estilo renacentista es fruto de las remodelaciones que se llevaron a cabo en el s.XIX. En su planta subterranea podrás visitar una exposición del Museo Histórico de Cracovia, en la planta baja podrás comprar algún recuerdo en las tiendas de souvenirs, mientras que en la segunda planta hay una exposición del Museo Nacional de Cracovia y una terraza con vistas impresionantes de la plaza. Por su parte, la torre de 75 metros del antiguo ayuntamiento es lo único que a día de hoy se conserva del edificio. Podrás subir gratis hasta su punto más alto los lunes y el resto de días de la semana por 4.10€.

De la antigua muralla que rodeaba la ciudad en la Edad Media, la única parte que se conserva es la puerta de San Florián, que se encuentra a menos de 10 minutos andando desde la Plaza del Mercado. Este fragmento de 200 metros de la antigua muralla también conserva sus dos torres, la de los Ebanistas y la de los Carpinteros. Nada más cruzar la puerta de toparás con la Barbacana, una curiosa fortificación circular construida en 1499 para proteger a la ciudadad de los ataques del Imperio Otomano.

 

 

Otros lugares que debeis visitar son la Iglesia de San Andrés y la Iglesia de San Pedro y San Pablo, ambas situadas a escasos metros de la Rynek Glówny. Por último, si os interesa el arte y tenías planeado visitar algún museo, el Museo Czartoryski es vuestra mejor opción. Situado en el centro histórico, este museo alberga uno de los cuadros más famosos de Leonardo da Vinci, La Dama del Armiño.

 

 

  1. El Castillo de Wawel

A los piés de la orilla del río Vístula se alza el imponente Castillo de Wawel, la que fue la primera residencia de los Reyes de Polonia. Construido en el s.XIV por órdenes de Casimir III el Grande, la fortaleza no alcanzó sus dimensiones actuales hasta el reinado de Sigismundo el Viejo en el s.XVI. Si desais visitar algunas las instancias del castillo como las Salas de Estado o los Tesoros de la Corona, te recomiendo visitar la página web del castillo y ver los horarios de visita, ya que dependiendo del día hay estancias que pueden visitarse gratis.

 

 

En el castillo se encuentra la Catedral de Wawel, templo en el que se celebraron la gran mayoría de coronaciones de los monarcas polacos. Tras ser destruida en varias ocasiones a lo largo de la historia, fue reconstruida en el s.XIV bajo un estilo gótico, pero en su actual fachada pueden apreciarse la combinación de Románico, Barroco y Neoclásico. En el interior del templo destaca la capilla de Segismundo, la cripta con los sarcófagos reales y el mausoleo de San Estanislao. La entrada a la Catedral es de pago, cuesta 5€ para adultos y 3.40€ para estudiantes. También se puede visitar la Torre de Segismundo, donde se encuentra el campanario y la famosa Campana de Segismnudo con más de 12 toneladas de peso.

 

 

Como curiosidad, la primera misa que impartió Karol Wojtyla como cura fue en la cripta de la catedral en 1946, doce años después, sería nombrado arzobispo auxiliar de Cracovia. Tras participar en el Segundo Concilio Vaticano en 1962, Wojtyla fue nombrado Arzobispo de Cracovia en 1964 por el Papa Pablo VI, quien también le ascendería al Colegio de Cardinales en 1967. Tras la muerte de Pablo VI en 1978 y la de Juan Pablo I tras 33 días como papa, el segundo conclave tuvo lugar el 14 de octubre pero sin éxito. Dos días después sí hubo éxito en la votación y la fumata blanca salió de San Pedro para anunciar que Wojtyla era el elegido. Canonizado como Juan Pablo II, Wojtyla fue el primer papa no italiano en 455 años y se convirtió en el símbolo de esperanza del pueblo polaco ante los duros tiempos del comunismo. De hecho, muchos consideran que la caída del comunismo solo fue posible gracias a los peregrinajes del papa a su país natal en 1979 y 1983. Sus visitas impulsaron la práctica de la religión y el crecimiento del nacionalismo entre la población, dos de los pilares del sindicato de la Solidaridad. Aún a día de hoy, en muchísimos rincones de la ciudad se exponen enormes carteles con su imágen y se mantiene como una figura crucial en la sociedad polaca pese a su muerte en 2005. En el Castillo de Wawel podrás visitar el Museo Catedralicio Juan Pablo II.

 

 

Por último, el castillo también alberga la llamada Cueva del Dragón. Cuenta la leyenda que un tenebroso dragón se dedicaba a devorar a los ciudadanos de Cracovia y no tenían manera de acabar con el, lo único que sabían era que habitaba en la cueva de la colina de Wawel. En la actualidad, puedes visitar la supuesta cueva del famoso Dragón de Wawel y visitar su estatua a la orilla del río. La estatua escupe fuego cada 5 minutos, lo que la ha convertido en una atracción más. Es tan popular que el souvenir típico de Cracovia es un drágon de peluche, superando incluso a las estampas del papa.

  1. El Barrio Judío

Como mencionaba en la introducción, la historia reciente de Polonia está marcada por una sucesión de eventos trágicos y desgracias, lo que aún sigue teniendo un enorme peso en la conciencia de sus ciudadanos. Especialmente entre la población judía. De los aproximadamente 6 millones de polacos asesinados durante la Segunda Guerra Mundial, la mitad de ellos eran judíos. Se calcula que el 90% de los judios polacos fueron víctimas del holocausto nazi. Con la llegada del comunismo, muchos tuvieron que emigrar a Israel y Estados Unidos debido a la represión del régimen a los practicantes del judaismo a raíz de las campañas antisemitas.

En la actualidad, la mejor manera de sumergirte en la cultura de este importante grupo de la población del país es visitando Kazimierz, el barrio judío de Cracovia. Pese a ser un lugar decadente tras el fin de la guerra, esta zona es ahora una de las más vibrantes de la ciudad. Allí podrás más visitar las 7 sinagogas, la Plac Nowy o incluso templos cristianos como la Basílica de Corpus Cristi. Si cruzas el río podrás acceder a Podgorze, el antiguo gueto judío creado por los nazis en 1941. Allí podrás visitar la Plaza Bohaterów, lugar donde seleccionaban quien iba a ser enviado a los campos de concentración, principalmente a Auschwitz-Birkenau. Hablaré en más detalle sobre Auschwitz en el artículo que publicaré sobre las excursiones que podeis hacer desde Cracovia, ya que pese a la dureza y crueldad del lugar, pienso que uno debe visitarlo al menos una vez en la vida.

 

 

En la misma plaza Bohaterów podrás ver el Monumento de las Sillas de Roman Polansky, superviviente del gueto, en el que homeajea a todas aquellas personas que fueron expulsadas de sus casas y enviadas a los campos de exterminio. Allí también se encuentra la Farmacia del Águila, lugar de refugio de muchos de los habitantes del gueto, y a unos minutos de la plaza podrás ver los restos de la antigua muralla. Por último, también podrás visitar el museo más famoso de la ciudad, la Fábrica de Oskar Schindler. Si deseas visitarla, te recomiendo comprar los tickets con bastante antelación porque se agotan muy rápido. La entrada cuesta 10€. Para todos aquellos fansde la obra maestra de Spielberg que quieran ver más cosas además de la fábrica, muy cerca de la Plac Nowy se encuentra el arco que sirvió como escenario de algunas de las tomas más icónicas de la película.

 

 

¿Dónde comer?

Después de haber visitado todos estos lugares estoy seguro de que se os habrá abierto el apetito y os apetecerá algo de comida local, por lo que tendreis que saber cuales son los platos más típicos y donde poder comerlos.

Como es habitual en esta parte del viejo continente, la cocina tradicional polaca también se centra en platos contudentes y ricos en grasas para poder obtener energía durante los frios meses de invierno. La carne juega el papel principal en la gran mayoría de platos, a la que se suele acompañar con verduras, salsas espesas y hierbas. Muchos de los platos más típicos son bastante simples, ya que se remontan a los tiempos en los que el acceso a la comida era limitado y se cocinaba con lo que se podía.

 

 

El Bigos es considerado por muchos como el plato nacional, consiste en carne picada acompañada con repollo, aunque antiguamente se hacia con los ingredientes que en ese momento había. Otro de los platos más populares es el Kotlet Scabowy, una chuleta de cerdo rebozada con patatas cocidas y remolacha de guarnición. Es la versión polaca del Wiener Schnitzel austriaco que os recomendé en la guía de Viena (un artículo que podeis leer si todavía no lo habeis hecho…). Si lo que buscas es algo rápido, barato y tradicional, Zapiekanka es vuestra mejor opción. El street food más popular en Cracovia consiste en un panini gigante con salsa de champiñones acompañado con los topings que desees ponerle. Los podrás encontrar en la Plac Nowy del Barrio Judío y su precio ronda los 4-5€.

 

 

Aunque no sea el restaurante más barato, Moskie Oko es una garantía para probar deliciosa comida tradicional de gran calidad y con música tradicional en directo. El local es una preciosidad y merece la pena solo ir a verlo, tendreis que reservar con antelación porque suele estar lleno. Si buscas comida tradicional a precios más económicos, tienes que visitar los Bar Mleczny (Bares de leche), restaurantes de la época comunista en donde podrás comer por entre 4 y 6€. Algunos de los bares de leche más populares son el Milk bar Tomasza (perfecto para ir a desayunar) o el Gornik. Aunque te recomiendo acudir a los situados en el barrio comunista, como el Milk bar Nowa Huta, para viajar completamente al pasado. En cuanto al dulce, no os podeis marchar de Cracovia sin haber probado los Pączki, una especie de donut sin agujero relleno de distintos sabores. Los podreis encontrar por puestos en toda la ciudad pero os recomiendo los de Dobra Pączkarnia, hay uno al lado de la Plaza del Mercado. No exagero cuando digo que este es uno de los dulces más ricos que he probado en mi vida. Todavía sueño con el bollo relleno de pistacho…

 

 

 

Por último, si tienes pensado salir, el mejor lugar para ir a tomar algo es Bania Luka, que cuenta con varios establecimientos a escasos metros de la Plaza del Mercado. La cerveza allí cuesta 2€, los chupitos 1.75€ y también sirven comida a muy buen precio. Si después de las cervezas te has quedado con ganas de marcha, podrás salir de fiesta gratis en la gran mayoría de discotecas si en la entrada dices la frase secreta; Erasmus Party. Las discotecas en las que suena reggaeton son Teatro Cubano y Coco, así que ya no tienes excusa para no mover las caderas por Cracovia.

Como siempre, espero que está guía os sea útil en vuestro futuro viaje a esta maravillosa ciudad y que os anime a visitarla de nuevo o por primera vez. La verdad es que a mi me encantó y volvería a visitarla sin dudarlo, es un lugar con muchísima historia, cultura y ambiente. Sin duda, una de las ciudades más bonitas que he visitado hasta ahora. Hasta aquí el artículo de hoy pero los viajes no paran, ¡Nos vemos en la próxima aventura!