Benjamín Santamaría.
Sí, lo han oído bien, la ministra de Trabajo y líder del nuevo proyecto Sumar, partido que se ha inventado un nuevo ‘palabro’ que suena tan rebuscado como su significado. Si ustedes aún siguen sin entender el nuevo rumbo de la izquierda española es bastante probable que este artículo pueda ayudarles a comprender qué es lo que está pasando.
Y es que habrán leído en los últimos días la famosa noticia extraída de documentación proveniente de Sumar en la que se propone una “herencia universal” que no es otra cosa que una paga a todo el que cumpla 18 años – o sea, a todo el que vaya a votar por primera vez– de 20.000 euros a costa del impuesto de sucesiones y patrimonio. Más de 9 mil millones de euros al año costaría tal medida y se convertiría en una especie de “bono cultural joven” solo que en vez de ofrecer 400 euros para gastar en cultura se cogería esa cifra, se multiplicaría por 50 y se regalaría en efectivo a todos los que se hagan mayores de edad.
Pero lo peor es la forma que tienen de justificar el atropello. Además de citar a ‘grandes’ economistas como Piketty, haciendo una falacia de autoridad un tanto hilarante, explican que la propuesta nace de la necesidad de ampliar la redistribución de la riqueza actual para explorar un nuevo horizonte: la predistribución de la riqueza.
Y, ¿qué significa esto? Pues exactamente lo que parece: una distribución por si acaso. Ya no solo hablamos del más que cuestionable modelo que se basa en la “igualdad de resultados” y busca que, después de la generación de riqueza, se repartan los beneficios entre todas las personas – en teoría, porque en la práctica ganan siempre unos pocos–, sino que ahora ‘se hace necesario’ predistribuir.
Predistribuir es distribuir antes, repartir para evitar que pase lo que aún no ha pasado. Es meter en la cárcel a alguien antes de que cometa un crimen, pero cambiando “meter en la cárcel” por “extraer su dinero” y “cometer un crimen” por “trabajar”. Y es que si usted tiene más de 18 años jamás cobrará dicha paga pero sí que pasará el resto de su vida pagándosela a otros. ¿Qué le parece? ¿Cree que esta medida convertirá a España en un lugar en el que la gente quiera invertir, trabajar o sacar un negocio adelante?
Así es el nuevo partido llamado Sumar: una nueva marca que para llamar la atención debe de ser disruptora y colocarse en una posición más radical que su padre, Podemos. Yolanda Díaz, aunque a veces parezca más moderada que sus antecesores de la extrema izquierda, sigue perteneciendo a esa rama revolucionaria que desprecia al emprendedor y al sector privado. Así lo está demostrando cuando leemos la letra pequeña de lo que vende como una marca “en la que cabe todo el mundo”.
Porque aunque se emulen las prácticas “quince-emescas” consistentes en ofrecer vías para que cualquiera pueda proponer cualquier cosa –como si todos fueran a tener potencialmente el mismo peso– lo que vemos es que en lo relevante la línea es clara e inamovible. Sumar, pues, será sumar en las cuentas de unos a base de restar en las de los que lo han trabajado.