En días pasados se decretó el sobreseimiento provisional de la última pieza de la Pokemon, la supuesta trama de corrupción para la jueza de Lara que resultó ser un fiasco para la imagen de la justicia.
Los hechos se remontan a los años 2011 y 2012, y se abre la causa en el año 2013.
Las fechas son importantes porque fue en esos años cuando irrumpieron muchos importantes casos de corrupción que convirtieron a los servidores públicos en diana para la opinión pública.
En ese caldo de cultivo se generalizaron las sombras de duda hacia todos los representantes políticos cuando, en justicia, solo una escasísima minoría eran merecedores de ese estigma.
Ahora bién, la que armó aquí en Galicia la jueza de Lara batió todos los records de insolvencia y mala fe en el ejercicio de sus funciones. Muchas carreras políticas injustamente truncadas y mucho sufrimiento personal y familiar inflingido.
Pero el mayor daño se lo ha hecho a la Justicia y a unos partidos políticos que desde entonces se las ven y las desean para encontrar gente brillante que acepte complicarse en representarnos sin poner en riesgo su reputación.
El daño ha sido descomunal, y bien que lo percibimos todos los que nos gusta observar.
Como en todos mis artículos ahora viene la pregunta. ¿Y cómo podemos revetir ese daño?
Evidentemente para los agraviados ya no hay vuelta atrás, pero mal haríamos si no tratamos de multiplicar la difusión del archivo de la causa. ¡Por ellos y por todos!
Es de justicia … y porque nos conviene elevar el nivel.
¡Non si!
Javier de la Fuente