Vaya por delante mi más sincero reconocimiento a todo el personal sanitario de la sanidad pública gallega por su profesionalidad, dedicación y buen hacer. La lista de espera es quizás el principal problema que presenta nuestra sanidad pública y que irremediablemente padecemos los ciudadanos.
La culpa de esta problemática no se puede achacar a los profesionales que día a día se esfuerzan por cuidar la salud de miles de ciudadanos. Se trata de un problema de gestión. De los responsables que gestionan los recursos sanitarios, principalmente la financiación, el personal disponible y las infraestructuras existentes. Un problema crónico de la sanidad gallega, estrechamente ligado al de los otros sistemas sanitarios del resto de comunidades autónomas.
Hace algo más de dos años, después de varias consultas en el Servicio de Cardiología, fui diagnosticado de fibrilación auricular paroxística. Que desde hace más de año y medio estoy a tratamiento farmacológico, pero a pesar de ello, continúo teniendo episodios de fibrilación, con mayor o menor frecuencia e intensidad (hay episodios que duran más de diez horas), teniendo que acudir en ocasiones al servicio de urgencias del CHUAC para ser estabilizado. Alguna vez tuve que recurrir al 061 para el traslado al centro hospitalario.
El 16 de septiembre de 2022 fue la última vez que a acudí a consulta en el Servicio de Cardiología, y vistos los antecedentes, el cardiólogo tomó la decisión de incluirme en el registro de pacientes en lista de espera para la realización de una ablación endocárdica por catéter de la fibrilación auricular, con prioridad 2. “Recomendable la intervención quirúrgica en un plazo inferior a 90 días”, según establece el protocolo del SERGAS.
El 22 de diciembre me realizaron un TAC (forma parte de las pruebas preparatorias para planificar la intervención) para estudiar la anatomía de las venas pulmonares.
El 17 de febrero de este año presenté reclamación por la demora. La enfermedad me está generando ansiedad, toda vez que casi todas las semanas tengo uno o varios episodios de fibrilación, lo que me impide cumplir con mis obligaciones laborales con normalidad, afectando y condicionando mi vida familiar y social. La respuesta a mi reclamación bien podría titularse; ya le llamaremos.
“En contestación a su escrito, le informamos que la programación quirúrgica se realiza teniendo en cuenta el diagnóstico y prioridad de cada paciente, así como la actual disponibilidad de quirófanos. De acuerdo a estas circunstancias, el Servicio correspondiente asignará fecha para su cirugía a la mayor brevedad posible”. (22/03/2023)
Este domingo cumplo un año en lista de espera. El último análisis del SERGAS, de diciembre de 2022, sobre la “lista de espera quirúrgica por áreas sanitarias y servicios”, recoge que el tiempo medio de espera para una intervención dentro del servicio de Cirugía Cardiaca tiene un tiempo medio de espera de 66,8 días. Es decir, menos de tres meses, que es lo que establece el protocolo del SERGAS para la prioridad 2.
Asumo con resignación que tendré que seguir esperando, aunque me gustaría que los responsables del SERGAS expliquen a los ciudadanos cuáles son los criterios, indicadores o requisitos mínimos utilizados y cómo calculan los tiempos medios de espera, porque los datos que después nos venden y publicitan, a través de sus propios canales de comunicación o medios de comunicación como prensa escrita y radio, son ciencia ficción. Para muestra un botón.
Nacho Louro.
La Coruña.