Casi 14.000 empresas han cerrado en los últimos años y no hay relevo.

Las PYMES y autónomos mantienen la mayor parte de la economía del país y soportan más del 90% del empleo. La pequeña empresa ha sufrido más que nadie las consecuencias de la última crisis. Han tenido que soportar, y no las grandes multinacionales, el peso de nuevas normativas y de nuevas cargas impositivas. Lo anterior, guste o no, es así, las PYMES y el turismo son dos de los principales motores de nuestra economía y están tocados gravemente. 

Casi 14.000 empresas han cerrado en los últimos años y no hay relevo. Las que aguantan lo hacen ahogadas, sin capacidad financiera y con un endeudamiento insoportable de sus accionistas en un intento de salvar el capital invertido. 

Pues bien, cuando todo esto va de mal en peor, llegan los fondos europeos que han de reflotar nuestra maltrecha economía tras la última crisis y ¿a dónde van dirigidos? Pues, principalmente, a empresas y entidades públicas. Si usted mira a su alrededor le costará encontrar una sola empresa de su entorno que recibiese una ayuda financiera para su salvación. Casi todos los fondos europeos se destinan a desarrollar trabajos que tendrían que realizar las administraciones públicas con los impuestos confiscados a sus administrados. Bien para gasto común o extraordinario, para plazas de guardería, para obras de infraestructura o para gastos de ministerios, ayuntamientos, comunidades autónomas, otro plan como el de Zapatero, muy socialista todo, otro impulso para que lo público dirija la economía, otro paso hacia el abismo. 

¿Y para los que realmente sostienen la economía y generan riqueza que hay? Sólo piden que no los ahoguen, pero, por el contrario, cuando peor están no sólo se les niega el supuesto maná europeo, lo que hacen es inflarles a nuevas cargas y obligaciones, asfixiar sus maltrechas finanzas con nuevas cargas impositivas y negarles las posibles ayudas europeas.

Para las PYMES, como en el Plan E de Zapatero, queda el beneficio de unas instituciones públicas gastando más de la cuenta, la ensoñación de una salvación propiciada por caducas e ineficaces políticas keynesianas de gasto, para las PYMES la pedrea.