El tinto de Barrantes está elaborado con variedades híbridas, más resistente y sostenible.

Este pasado fin de semana se celebró en Barrantes la fiesta del vino tinto que lleva el nombre de esta parroquia del concello de Ribadumia. Un vino que no entiende de medias tintas. Denostado por unos y bebida de los dioses para otros. Un tinto que cuenta con semejante número de detractores como de incondicionales devotos. 

Pero lo que nadie le podrá negar nunca al tinto de Barrantes es que es un vino popular, en el sentido de que es un vino del pueblo, cosechado y elaborado de forma tan humilde como genuina por las familias del Salnés, desde tiempos inmemoriales. 

El de Barrantes es un vino auténtico y genuino, cosechado y elaborado por muchas familias del Salnés

Es el de Barrantes un vino que cuenta con ese valor, cada vez más en auge y más demandado, que es de la autenticidad. Ya lo he comentado alguna que otra vez en esta misma sección: cada vez más, la autenticidad es el nuevo lujo. Es lo que vienen a buscar las personas que hasta nosotros se acercan. Productos y experiencias que resulten genuinas y que no puedas encontrar en ningún otro sitio.

Con todo, no deja de resultar un sinsentido, y una absurda anacronía, que año tras año se celebre esta multitudinaria fiesta en honor de un vino que, oficialmente, tiene prohibida su comercialización. Como tantas y tantas veces ocurre, la norma y la legalidad van en una dirección contraria a la que dicta el sentido común y el sentir de la gente.

El tinto de Barrantes no se puede comercializar por tratarse de un vino elaborado con variedades híbridas

La comercialización del tinto de Barrantes está prohibida por tratarse de un vino elaborado con variedades híbridas. Y mira tú por dónde, la utilización de ese tipo de variedades es justo la tendencia que se están imponiendo en algunas de las zonas vinícolas de más arraigada tradición de Europa. Vinos más ecológicos y resistentes.

Una vez más, la sabiduría innata de nuestros antepasados se adelanta a la ciencia y a los tiempos. Ellos ya supieron que la utilización de este tipo de uvas era lo que mejor se adaptaba a nuestras tierras y a nuestras condiciones climáticas, ya que eran variedades mucho más resistentes a las plagas y, por lo tanto, requerían de una mucho menor dosis de sistémicos.

Los vinos de variedades híbridas son más resistentes y ecológicos, necesitan menos fungicidas y tienen una menor huella de carbono

Pues bien, eso mismo es lo que ahora defienden algunos de los más influyentes gurús de la enología moderna. Es el caso, por ejemplo del bodeguero francés Jean-Claude Mas, quien después de 10 años trabajando e investigando con híbridos resistentes a enfermedades, acaba de sacar al mercado tres vinos con estas características. “Esto beneficia a los productores y viticultores, ya que significa una menor pulverización de fungicidas en las vides, lo que a su vez reduce su huella de carbono”, explica Mas, quien defiende “un enfoque inteligente y respetuoso en nuestros viñedos”.

Al bodeguero Jean-Claude Mas le costó diez años de investigación llegar a la conclusión de que los vinos de variedades híbridas eran más sostenibles. En Barrantes hace más de un siglo que lo sabían.

Pronosticó el alcalde de Ribadumia, David Castro, que el tinto de Barrantes podría convertirse en un vino reconocido con todas las de la ley entre 2026 y 2028. Animó a la Xunta de Galicia a que agilice al máximo el proceso. Porque, ya ven, lo que hasta hace nada parecía un anacronismo y una antigualla, ahora resulta que puede situarnos como pioneros y a la vanguardia.