“Donde se quita y no se pone, pronto se acaba el montón“
Hoy toca hablar y recordar a la Constitución del 78, algunos, como en este caso el que esto escribe para defenderla, acatarla y proponer los cambios necesarios según lo previsto en la propia Ley de Leyes.
Tras 45 años, la cosa es más o menos así: «Esta no es mi Constitución porque no la he votado». Este es el argumento central de algunos jóvenes -y no tan jóvenes-, cuando nos revelan su orgullosa falta de adhesión a la Norma Fundamental de 1978. Obviando que en los países de nuestro entorno las constituciones perduran en el tiempo: EE. UU., Reino Unido, Francia, Italia, Holanda, Bélgica, Austria, Francia, Italia, Alemania, Grecia, Noruega, Suecia, Canadá, Argentina y muchísimas más son anteriores a la nuestra y van adaptándose en función de lo establecido para modificarla. Claro que también existe una muy actual que data del 2013 y es la República de Zimbabue.
Sería conveniente leer más, y conocer que nuestra Constitución de 1931, que introdujo importantes y necesarios avances sociales, no fue ratificada por el pueblo, siendo aprobada por 368 votos a favor, 89 ausencias y ningún voto en contra. La del 78 fue aprobada por el Parlamento con 326 votos favorables, 14 abstenciones (6 de ellas del PNV) y 5 negativos. Dicha Constitución sí fue sometida a Referéndum y resultó aprobada por el 88 % de los ciudadanos que concurrieron a las urnas, que representaba el 59% del censo electoral, siendo Cataluña la autonomía en donde se alcanzó uno de los mayores apoyos, un 90 %. ¿Notáis la diferencia?
Conclusión, la Constitución del 78 ha concitado un apoyo incuestionable y las opiniones de que hay que cambiarla porque “yo no la he votado”, coinciden con el deseo de eliminar diversos articulados que dejarían a España en manos de los que ahora quieren quedarse con la mayor parte del botín.
Comprar votos a cambio de cosas comunes no parece lícito ni es moral y es que, de la cosa común, cada vez que los de siempre vuelven a aplicar el refranero de “el que parte bien reparte y se lleva la mejor parte”, salen ganando.
Dice el sabio refranero español: “Donde se quita y no se pone, pronto se acaba el montón“. No olvidaros amigos/as y enemigos/as (todos respetables) que nada es gratis, las gangas son siempre engañosas, aunque sean las de El Corte Inglés.