Inés Rey y Lage Tuñas llevan cinco años con el contrato de la planta de Nostián en situación precaria, sin nuevo concurso público y con una rebaja de tarifas a los ayuntamientos del Consorcio das Mariñas sin aclarar quién paga la diferencia de coste.
Créanme si les digo que mucho tuve que indagar en la hemeroteca, y hasta tirar de personal cualificado en la materia, para ofrecerles, con el mayor rigor posible, la información sobre los entresijos del culebrón de la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos (basura) de Nostián, a donde camiones y camiones del Consorcio de As Mariñas y A Coruña llegan cargados cada día para depositar los deshechos de nuestros municipios para que la empresa Albada los trate, y con ello saque unos beneficios de la ya, más que caducada, concesión.
Para que ustedes se sitúen, que no es fácil, les adelanto un dato: todo lo que tiramos a los contenedores se aprovecha en Nostián, y lo rentabiliza Albada, empresa concesionaria: plásticos, metal, vidrio, papel-cartón, materia orgánica, y por supuesto lo que sale de los Puntos Limpios. Pero (siempre hay un pero) de todo lo que llega allí, una cantidad importante no sirve para su recuperación, y es lo que aparece en prensa bajo la denominación de “rechazos”, y cuyo destino final es un vertedero que también cobra por su depósito allí.
El contrato de gestión de la planta de Nostián lleva caducado cuatro años y Lage Tuñas es incapaz de licitar un nuevo servicio, que permita resolver las numerosas carencias en la gestión de la basura.
Una vez situados en lo que es Nostián, pasemos a su situación actual que no es otra que la de funcionar a pedal, o lo que viene siendo subsistir a duras penas, como lo haría un utilitario de gasolina de cuatro marchas de hace veinte años. Y todo porque la concesión lleva ya caducada más de cuatro años y los pliegos para su licitación tienen más historia e intriga palaciega, que las andanzas del Cardenal Richelieu en los Tres Mosqueteros.
La Marea Atlántica, que nos des-gobernó entre los años 2015 y 2019, se acordó en la antesala de abandonar María Pita de que había que licitar Nostián y al parecer la señora García, concejala de Medio Ambiente, dejó preparados unos pliegos “a salto de mata”. Primer pliego fantasma, puesto que nadie nunca los vio.
Bueno, nadie no, es de suponer que su sucesora, la señora Fontán, sí los vería, dado que mandó parar el asunto tan pronto llegó; a la vista de los acontecimientos posteriores podríamos concluir que fue la única vez que la nueva edil mandó algo. Como ya señalé antes, repasando la hemeroteca, nos encontramos que la concejala Fontán repetía Pleno tras Pleno, como si de un mantra se tratase, que los pliegos y la licitación verían la luz en el mandato 2019-23.
El gobierno municipal de La Marea fue incapaz de licitar el servicio de gestión de la planta de Nostián y la pareja Inés Rey y Lage Tuñas llevan cinco años mareando la perdiz, mientras este servicio público se deteriora rápidamente.
Claro que la señora Fontán esgrimía en su defensa, ante la tardanza en presentarlos, que se le cruzaron en el camino varias huelgas, la intervención de Nostián por parte del Ayuntamiento, la pandemia, nueva normativa europea, muchos conflictos con la empresa Albada y, a su lista nosotros añadiríamos que también se le cruzó ¡¡Lage-Man!!
Es que sería del todo absurdo creer que el “señor de los dinerillos” no iba a extender sus largas zarpas sobre el contrato más dotado (permítame la licencia en el uso del adjetivo el señor Garcés) económicamente de todos los que salen de la maquinaria concesional del Ayuntamiento, sobre todo teniendo en cuenta que no hacía muchos meses él mismo, con la complacencia de la co-alcaldesa Rey-ná, había decidido hacerse oficialmente con el control de los contratos de todas las áreas, es decir, vestir de legalidad lo que ya de facto venía haciendo desde mucho antes.
De fuentes cercanas a la planta de Nostián le ha llegado a este modesto relator, que la señora Fontán sí llegó a tener un proyecto de pliegos pero que era distinto de lo que salió aprobado y publicado, también “a salto de mata”, antes de las Navidades del año 2022; hecho este que tanto soliviantó al Consorcio de As Mariñas, dado que se creían socios en este fregado y Lage-Man no tuvo ni el detalle de ponerlo en su conocimiento. Hete aquí dos fantasmas en un solo acto: ¿dónde está el proyecto que dicen tenía la señora Fontán? y ¿de dónde salió entonces ese otro proyecto publicado?
En diciembre de 2022 Lage Tuñas aprobó unos pliegos, diferentes a los que había redactado la concejala Esther Fontán, sin informar al Consorcio das Mariñas, conglomerado de ayuntamientos metropolitanos, vital para la sostenibilidad del contrato.
Las furibundas protestas del Consorcio, las dudas que albergaban sobre la viabilidad del proyecto que presentaba Lage-Man, y sobre todo la proximidad de las elecciones volvieron a retrasar la aprobación y licitación de Nostián. Sin duda, no era ese el mejor momento de tener problemas ni con otros Ayuntamientos, ni mucho menos con los trabajadores de la planta que ya habían convocado huelga para la campaña electoral. La huelga se desconvocó, como recogieron todos los medios, al firmar Albada in extremis un acuerdo con los trabajadores, lo que terminaría con la amenaza de huelga.
¿Qué pudo conducir a Albada, que siempre mantuvo una relación beligerante con el Ayuntamiento, a firmar un acuerdo al que se venía negando desde la finalización del convenio colectivo, ya en el mandato de la Marea? Un fantasma más en escena.
Y aquí estamos, con más de medio año de un nuevo mandato encima, con una concejala nueva, la señora Díaz que, si su antecesora mandaba poco, ésta no manda absolutamente nada porque ni siquiera tienen las competencias delegadas y un Consorcio das Mariñas que tuvo que elevar por dos veces el tono para que se les tuviese en cuenta, bajo amenaza de coger sus residuos e irse, es de suponer que a SOGAMA.
El último capítulo ha sido la rebaja en el coste del tratamiento de basura en Nostián a los ayuntamientos del Consorcio das Mariñas, sin que Inés Rey ni Lage Tuñas aclaren a los coruñeses quién va a pagar la diferencia.
Sin embargo, y como por arte de magia, presionado por el ultimátum del Consorcio, el “señor de los dinerillos” les presenta a los ayuntamientos metropolitanos, otra vez “a salto de mata”, un proyecto que, por lo que hemos leído en otros medios, supone que a ellos les va a salir más barato seguir trayendo su basura a una Planta de Nostián nueva, que lo que están pagando ahora mismo en la Planta vieja. Esto es algo así como que te cambio el utilitario de cuatro marchas y veinte años por uno nuevo, híbrido y con todos los extras, y te va a salir más barato que mantener el vintage. ¿No les parece que aquí hay gato encerrado? ¿no rezuma esto un tufillo más fuerte que el de la propia basura?
Como decía mi abuelo “nunca te fíes de alguén que che fai un regalo sin vir a conto, porque despois virá o conto e o regalo sairache caro”.