En esta serie de artículos hemos constatado que el gobierno de Inés Rey no ha aportado soluciones a uno de los graves problemas de la ciudad (https://ahoynoticias.com/trampas-al-solitario-i/): impulsar en A Coruña un Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) elaborado y redactado de forma transparente, con el mayor consenso posible y con elevada participación ciudadana.
También hemos insistido en uno de los pilares de ese PMUS ha de contemplar un adecuado programa de seguridad vial , con medidas encaminadas a proteger a las formas de movilidad más vulnerables (peatones, ciclistas, patinetes, etc) y que trate de prevenir comportamientos de riesgo de todas las formas de movilidad (doble fila, exceso de velocidad, uso inadecuado de las zonas de carga y descarga, paradas de bus urbano y plazas de discapacitados).
Deseamos toda la suerte y el acierto posible a Nereida María Canosa Domínguez, concejala de Movilidad, Infraestructuras y Transporte y a Montserrat Paz Romero, concejala de Seguridad ciudadana y Tráfico del ayuntamiento coruñés, para superar el reto de actualizar el único PMUS aprobado en el ayuntamiento en 2014 y que sea el comienzo de una movilidad sostenible y de refuerzo de seguridad vial.
El consejo que podemos trasladar a las dos concejalas responsables de cumplir este objetivo estratégico de ciudad es que se apoyen en la tecnología y que sean valientes. Todos recordamos lo que pasaba en Federico Tapia antes de instalar las cámaras que terminaron con las largas filas de coches en doble fila que paralizaban la movilidad. Es un buen ejemplo para trasladar a las principales calles para garantizar el adecuado flujo de tráfico. También existen cámaras en zonas como La Marina y la Ciudad Vieja, donde el tráfico está restringido a los residentes o al transporte público. Paralelamente a esta medida, es necesario impulsar un ambicioso plan para incrementar el número de plazas con precios asequibles en aparcamientos públicos y privados y actualizar las ordenanzas que, como la que afecta a los vados de garajes, data de 1993.
Del mismo modo, nos parece adecuada la decisión de instalar radares en determinadas vías para prevenir posibles accidentes. Lo que nos parece hacer trampas al solitario es que, de los últimos siete radares instalados (Avenida de Finisterre a la altura del restaurante A Fontenova, Avenida de Salgado Torres sentido entrada justo antes del túnel, Avenida Alfonso Molina dirección entrada a la altura del IES Fernando Wirtz, dos en la Tercera Ronda dirección entrada y salida uno a la altura de Alcoa y otro de Makro, Avenida de Arteixo dirección entrada junto a Marineda y en la Avenida del Pasaje dirección de entrada antes del túnel de Os Castros), solo dos contienen realmente equipos de medición y se van rotando. Los radares son una herramienta para prevenir accidentes y asegurarse de que los vehículos cumplen las normas de velocidad en puntos donde se han producido accidentes de tráfico. En consecuencia, no toca jugar a la ruleta rusa y es necesario que una parte del dinero recaudado se destine a garantizar que todos los radares estén operativos.
Se puede comprobar que la tecnología ha influido en el peso de las multas, ya que desde que se instalaron los radares y las cámaras para vigilar la doble fila, la tipología de las multas no ha dependido tanto de la acción de los agentes de la Policía Local que, afortunadamente, se pueden dedicar a otras funciones. Como se observa en la siguiente tabla, la cuantía de multas recaudadas infracciones de circulación por el ayuntamiento ha pasado de 3,1 millones en 2016 a casi 7 millones en 2022, debido al incremento de sanciones que se produjeron en las Vías Prioritarias Vigiladas, con 4.295 denuncias tramitadas y al incremento de casi 1.000 sanciones por estacionar en aceras y calles peatonales (4.200 infracciones en total), por estacionar en plazas reservadas a personas con movilidad reducida (1.154), en línea amarilla continua (985) o en pasos de peatones (589).
Otro año de recaudación elevada fue 2018 (6,7 millones), debido a la instalación de cámaras en La Marina, aunque en 2019 se volvió a hacer trampas al solitario bajando 3 millones la recaudación hasta 4,7 millones debido, seguramente, a que fue año de elecciones municipales y los políticos que gobernaban relajaron las medidas de control.
La evolución de la recaudación por multas desde 2016 se ha más que duplicado hasta 2022, con poco más de 50.000 multas registradas. Está claro que ha habido más vigilancia automatizada, cámaras en La Marina, en Federico Tapia, en Juan Flórez, Ciudad Vieja o nuevos radares y porque se han producido más infracciones, en especial más estacionamientos indebidos en aceras, pasos de peatones, líneas amarillas y zonas peatonales, en la Vía Prioritaria Vigilada y en zonas de aparcamiento reservadas a personas con movilidad reducida.
Nuestra petición es que una parte de esos casi 41 millones recaudados se destinen a un programa continuado de educación vial destinado a conductores de coches, ciclistas, usuarios de patinetes y vehículos de reparto. También a la mejora de señalización y la instalación de más tecnología para asegurar la seguridad vial que la mayoría de los vecinos demandamos. Y no estaría de más que también se destinase a un mayor y mejor mantenimiento de los pasos de peatones y a una mejora señalización de estos, porque los peatones son mayoría y el colectivo más desprotegido frente al resto de modalidades de desplazamiento.
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