Cuando escuchas a Tonecho contar cómo en los últimos cinco años los okupas y “los pisos de la droga” han acabado con el emblemático restaurante coruñés ‘Casa Saqués’, se percibe en su voz una mezcla de impotencia y resignación, pero sobre todo de indignación, por la impunidad con la que actúan los delincuentes.

Primero llegaron los okupas hace ahora cinco años y se metieron en el segundo piso del número 41 de la Avenida de Oza, pronto llegó la droga y con ella una ‘clientela’ que, si al principio no era muy numerosa, con el paso del tiempo no dejaría de aumentar, nos dice el restaurador.

Y es que las okupaciones se extendieron al cuarto y al quinto piso del inmueble, en cuyo bajo se encuentra la Taberna que Tonecho regenta, un negocio que el pasado mes de octubre cumplía 75 años, y que hasta hace un lustro era frecuentado por cientos de ciudadanos de cierto nivel y por las más distinguidas personalidades que pasaban por A Coruña.

Si en un principio era habitual encontrarse con cinco o seis drogadictos y camellos que acudían a los ‘pisos de la droga’, en los últimos tiempos se contaban por decenas y era fácil alcanzar el centenar algunos días, comenta Tonecho.

La caída en picado de clientes que acudía a ‘Casa Saqués’, y el irrespirable ambiente de droga y delincuencia que se vivía en la zona, llevó a su regente a bajar la persiana en agosto de 2022 con pérdidas de miles de euros, después de haber padecido una pandemia que golpeó con dureza a la hostelería.

Cuando por fin se iba a proceder al desalojo de los okupas el pasado mes de enero, los ‘inquiokupas’ se trasladaron al primer piso sobre el que no había orden de desahucio, burlando así a la Justicia una vez más. Y fue en ese momento cuando los okupantes del segundo, que soportaba el mayor mercado de droga, prendieron fuego al inmueble.

Tonecho no entiende cómo la Alcaldesa, que con frecuencia transita por la zona, no ha puesto solución al problema a lo largo de los años. Aparte de la okupación del primero y del trapicheo de droga que continua, aunque en menor medida, los robos, navajazos y la delincuencia en general son habituales en la zona, comenta.

Lo que habría que hacer es desalojarlos y precintar el edificio, apunta el propietario de ‘Casa Saqués’, impotente e indignado.

Con una parte del problema resuelto, al desaparecer en buena medida la actividad delictiva del segundo piso tras el incendio, Tonecho Saqués se ha aventurado a poner un broche de oro a la larga trayectoria del negocio que heredó de sus padres.

El pasado mes de febrero reabrió Taberna Casa Saqués, pero ahora con fecha de caducidad próxima, aunque aún por decidir.

Este es el calvario y las consecuencias que sufre un vecino de A Coruña como Tonecho Saqués, que ha visto cómo su negocio se arruina a casusa de los okupas y de la actividad delictiva que practican o provocan.

Pero se estima que las viviendas ockupadas en la ciudad superan las 300, lo que supone trescientos núcleos de inseguridad, delincuencia y sufrimiento para los vecinos que habitan esos inmuebles, y tienen que ver cómo sus viviendas se devalúan, al tiempo que viven con una permanente inseguridad y muchas veces, con miedo.

¿Hasta cuándo?