Se acerca el fin de ejercicio y en breve tocará hacer balance de lo que nos deparó este 2023. No, no me refiero al circo de la cosa pública. Me refiero a las cosas del comer, eso que vulgarmente se llama economía y que no deja de ser otra cosa que ver como se distribuyen las cargas y las ganancias.
Como en todas las fiestas hay quien la disfruta, hay quien merece disfrutarla y hay quien solo está deseando que se acabe. Pero volvamos a nuestro balance, me refiero al balance que pueden hacer los trabajadores y las empresas que les brindamos empleo. Parece claro que si los costes laborales en este 2023, con las negociaciones de los Convenios, se han incrementado por encima de 15% unos ganan y otros pierden.
Narraba en un reciente artículo, como la subida de tipos nos había afectado en nuestras economías. Pero mientras a los asalariados les afectó en lo referente a sus compromisos financieros, las Pymes sufrimos, además, un incremento notable de la morosidad e insuficientes facturaciones. Solo tienen que darse una vuelta por cualquier zona comercial o de ocio y observar la poca alegría de quienes sustentan todo ese tejido económico que da sentido a nuestras ciudades.
Así las cosas, han empezado a aparecer peligrosas señales de deterioro: hostelería insuficientemente aprovechada o directamente desatendida, carencias notables de stock en buena parte del comercio, o brazos caídos en muchas empresas de servicios. Por eso lo de que la felicidad va por barrios es más cierto que nunca, lo que ya no tengo tan claro es si este desequilibrio de cargas es soportable.
Me decía un pequeño empresario: ¡Siempre nos quedará aquello de sumarnos a la ola! Percibo que ya muchos están bajando el nivel de compromiso. De ahí no suele haber retorno. La pregunta es si algo deben o pueden hacer los poderes públicos para amortiguar lo que parece una tormenta perfecta sobre las Pymes.
En mi opinión falta mucha empatía, hay mucho desconocimiento y sobra soberbia en muchas declaraciones que abren nuevas brechas en la confianza y sin confianza no es posible el emprendimiento.
De momento, el 2023 es mejor dejarlo ir.