Por Susana Muñoz.
En capítulos anteriores hemos analizado la trayectoria de Inés Rey como alcaldesa y de sus tres concejales más próximos en estos últimos cuatro años. Ahora toca observar la trayectoria del resto de concejalías y extraer conclusiones antes de acudir a la cita electoral del 28M.
Esther Fontán
Pasó de súperamiga y mentora a marginada con un chasquido de dedos. Dicen las malas lenguas de María Pita que en ello tuvo mucho que ver el tener criterio propio en una concejalía que inicialmente tenía mucho poder por contar con los contratos más caros del Ayuntamiento. Así, por ejemplo,
sucedió en su persistencia en licitar los pliegos de la Planta de Nostián, el concurso más goloso de la ciudad, el del tratamiento de basuras. Se da la casualidad de que varias veces en pleno anunció que lo tenía listo, pero nunca llegó a ver la luz por las maniobras de Lage Tuñas, que le puso un veto absoluto.
Porque tener criterio no es algo que se valore en María Pita y así el asedio a su persona le llegó a pasar factura en su salud en un episodio que todo el mundo recuerda de una crisis de ansiedad ocurrida en
un Pleno y que la llevó al CHUAC tras haber sido objeto de insultos y vejaciones por Lage.
Rodeada desde el principio por submarinos de Lage e Inés Rey, tuvo la virtud de alejarse todo lo que pudo de la primera planta de María Pita, pero enseguida la rodearon de espías inesistas y acabó harta de los continuos obstáculos para sacar adelante los proyectos.
Es la que se va cantando las cuarenta, con una doble entrevista en El Ideal y en La Opinión (se ve que en La Voz no interesaba meterle el dedo en el ojo a Inés), en la que ha denunciado sin tapujos lo que sabe toda la ciudad: que quien manda es Lage Tuñas y que al que no le baila el agua, lo fulminan
y le quitan el presupuesto para ahogarlo.
Trabajó y le echó horas a un área repleta de problemas. Y en el tramo final le ha tocado sufrir por el escándalo del STL, aunque los tiros apuntan varios peldaños por encima de su cabeza. Es de las pocas preocupada ante el día después de las municipales, por si hubiera un gran fracaso y no se gobernase. Ha hecho causa común con Villoslada, seguramente porque los dos defienden lo contrario de lo que
impera en María Pita, o sea la responsabilidad y la decencia.
Juan Ignacio Borrego
Con el lastre de su asesor a cuestas, fue desposeído de su anhelada concejalía de Deportes nada más fulminar Inés Rey a Eva Acón. Sobre la mesa se acumulaban decisiones más que polémicas y un asesor, Carlos Matute, que se dedicaba a dar voces como si fuera él el concejal.
Premiado por su apoyo en las primarias socialistas con la primera tenencia de alcaldía, se ha sacrificado en otra de sus virtudes, como ir a los canapés a todas partes de punta en blanco. Dicen sus más encendidos admiradores que borda el papel, llega a los sitios, come y se va sin haber abierto la boca más que para engullir.
Con el traspaso de Deportes a Mónica Martínez a Borrego le cayó el castigo de la Seguridad Ciudadana. Y menos mal que está ciudad tiene la suerte de contar con un profesional como Carlos García Toruriñán, porque si dependiésemos de la absoluta falta de dedicación al trabajo de Borrego, la ciudad pasaría de ser la más insegura de Galicia, según los datos del Ministerio del Interior, a ser la más insegura de toda España.
También ha presidido por delegación el Consorcio de Turismo, pero ahí nada ha pinchado. Tampoco. Las relaciones familiares de la alcaldesa fueron determinantes para la elección del nuevo/viejo gerente y lo único que importa ahí son los viajes y el dinero de la publicidad.
Como premio a su entregado silencio ha recibido una brutal degradación y su futuro queda a expensas de que Inés Rey logre mejorar sus resultados del 2019, algo que, a estas alturas, sólo prevén las bien pagadas encuestas de Sondaxe para La Voz de Galicia. Justo castigo para el Boabdil de la Ciudad Vieja.
Chero Celemín
Llegó como una imposición de Eva Acón por la negociación de la lista de A Coruña. Se le atribuía una relación personal con Rodríguez Zapatero de la que nada más se supo. Empezó como concejal de Educación y Cultura, aunque duró poco porque el primer zafarrancho del mandato le sacó de delante la competencia de Cultura y acabó asumiendo las competencias de Empleo y Empresa, que inicialmente habían recaído en Eva Acón.
Su balance es desolador. En Educación, el mantenimiento de los colegios es lamentable y ha sido incapaz de licitar el contrato de mantenimiento de los centros educativos en estos cuatro últimos años. También anduvo a vueltas con las becas al extranjero que llegaron a sufrir alguna suspensión por vez
primera desde que se crearon. Y de economía y empresa, más allá de acudir a los saraos, poco o nada se le recuerda. Ni siquiera ha sido capaz de gastarse el dinero de formación. Su mejor intervención fue el disfraz con la carpeta de inspector de Hacienda con la que hacía los coros a la falsa Shakira Inés Rey, en la deleznable performance carnavalera de este mismo año. Nadie le echará de menos más que por su buena educación, una virtud que tampoco sobra en el gobierno local.
Diana Sobral
De la sonrisa del régimen inesista lo primero que habría que preguntarse es si fue concejala. Entre su situación personal y la falta de conexión con Lage Tuñas, ha pasado completamente desapercibida. Muchos coruñeses no serían siquiera capaces de ponerle cara. Se supone que era concejala de Barrios y de Mercados. Ejerció poco tiempo en Fiestas, pero enseguida se la arrebataron desde Alcaldía. Así es que se irá del despacho sin haber aportado nada relevante.
Tiene posibilidades de reenganchar porque la falta de relevo en la Agrupación Socialista es para echarse a temblar. Ha sido lista, porque llegó en la cuota de Borrego y pronto supo marcar distancias acercándose al dream Team para buscarse su propia supervivencia. No ha sido la más
trabajadora del grupo, pero, desde luego, sí una de las escasas caras amables de este régimen.
Eva Acón
La echaron con el argumento de que había dejado sin ejecutar el 90 por ciento del presupuesto de Empleo. Pero, en realidad, su mayor pecado fue no plegarse a los caprichos de Inés y Lage. Y encima exigirles que pagaran la cuota de afiliados que les correspondía como cargos públicos, algo que enervó a los poco generosos mandamases del socialismo coruñés, que le hicieron la vida imposible ante la incapacidad de Gonzalo Caballero para que Ferraz impusiese su ley en el salvaje oeste coruñés.
Cuentan en los corrillos de María Pita que sufrió los mismos insultos y vejaciones por parte
de Lage que su compañera Fontán.
Aguantar hasta el final del mandato aislada, sin competencias y ninguneada habla de su carácter resiliente, pero su paso por Maria Pita ha sido muy discreto, como el de muchos otros concejales de esta corporación. Y de las anteriores. Su epílogo le ha dado la satisfacción de contar con más personas
en su cena de despedida de las que ha contado Inés en la presentación de su candidatura en la Fundación Luis Seoane.
Juan Villoslada.
Formó parte del Gobierno poco más de dos años y medio, probablemente si no hubiera existido la pandemia habría cogido las maletas antes, puesto que Lage lo situó enseguida en el punto de mira de su estrategia de eliminación de obstáculos a sus desmedidas ambiciones. Hombre de trayectoria impecable a nivel profesional y político, entró en la lista, como su compañera Fontán, en la cuota de confianza de la alcaldesa. Enseguida le pusieron al actual concejal de urbanismo Francisco Dinís de asesor aunque a la vista está que fue más un cualificado espía de Lage que un buen aprendiz.
Su dedicación, educación y seriedad a la hora de gestionar le merecieron palabras de elogio de toda la oposición cuando decidió abandonar su cargo. Su inicial cercanía a la alcaldesa pronto le granjeó la
paralización de sus proyectos y el boicot continúo a sus gestión por parte de Lage con el objetivo de alejarlo del entorno de alcaldía. Harto de ver ninguneados sus proyectos decidió dejar el cargo y retornar a su puesto como funcionario en el área de Hacienda del Ayuntamiento donde ha sido
y es objeto de castigo no reconociéndole el nivel y teniendo que denunciar vía judicial dicho estatus laboral, sorprendentemente se lo han reconocido con el inicio de la campaña electoral pero sigue castigado según cuentan trabajadores de la casa sin ningún tipo de encomienda, como si estuviera
este gobierno para prescindir de buenos profesionales.
Recordamos esta serie: