Por Susana Muñoz.

En el capítulo anterior hemos analizado la trayectoria de Inés Rey como  alcaldesa en estos últimos cuatro años. Ahora toca observar la trayectoria  de las concejalías y ya adelantamos que pocos de sus concejales parecen librarse del suspenso clamoroso. 

Personal y Hacienda 

José Manuel Lage Tuñas, al que casi todo el mundo señala cómo el  verdadero poder fáctico de María Pita, ha alternado los períodos de  máxima exposición con los de señor de las sombras cada vez que venían  mal dadas. 

Al de Serra de Outes se le atribuye la estrategia de intentar matar a abrazos a una Marea Atlántica que ya estaba moribunda desde la derrota de Xulio  Ferreiro en las urnas. 

Durante estos cuatro años, además de forrarse con el sueldo de la  Diputación y las dietas por asistencia a plenos, comisiones y demás del  Ayuntamiento, con una cifra que podría calificarse incluso de vergonzosa y  que en los próximos días AHoy Noticias dará a conocer con detalle, ha incumplido  buena parte de sus obligaciones. 

De hecho, sólo ha presentado dos de los cuatro presupuestos que debería  haber formulado y en este año 2023, pese a haberlo prometido varias  veces, ni siquiera dispone de un esbozo de unas cuentas que abocan a la  parálisis a un gobierno en minoría

Dejar más de 180 millones de euros sin gastar en medio de una pandemia  y de una crisis económica como la actual no habla muy bien de la capacidad  de gestión del teórico líder socialista en la sombra.

El problema de su falta de diligencia a la hora de gestionar su concejalía ha  sido porque ha tenido que dedicar mucho tiempo a maniobrar para hacerse  con el poder orgánico en el PSdeG y ahora también tiene que dedicar  mucho tiempo a navegar entre José Ramón Gómez Besteiro y Valentín  González Formoso, para sobrevivir como número dos del que vaya a ser  candidato a la Xunta. 

A la política de personal le ha dedicado una especial atención. Salpicado  por algunas de las oposiciones más polémicas, donde puntuaba a favor la  cercanía a Lage Tuñas en lo personal y en lo político; también en la política  de concesiones ha tenido decisiones muy cuestionables, aseguran diversas  fuentes, siendo beneficiarios de las mismas varios militantes socialistas o  allegados a los mismos (la más sonada sin duda el Copacabana del que  existe hemeroteca abundante). Para que luego digan que no le preocupa el  paro en la ciudad. 

El área municipal de Contratación ha sido la niña mimada del mandato, en  dotación de personal y otras cuestiones. Pero si luego no hay proyectos  serios que licitar, pues no hacían falta tantas alforjas para ese viaje. 

Francisco Dinís

Por importancia, la suya es la superconcejalía por excelencia. Hace muchas  cosas y casi todas mal y a destiempo. Empezando por Urbanismo y Vivienda,  pese a llenarse la boca con el área y a su condición de arquitecto, la ciudad  sigue acumulando sentencias en contra. Y ha sido incapaz de poner en el  mercado una sola vivienda pública, aunque falta por esclarecer el  desembolso de más de un millón de euros en la construcción de un bloque de viviendas sociales en la Pescadería en un proceso, una vez más, bastante opaco y con una inversión totalmente fuera de lógica. 

Dinís ha caído en las redes de las distintas tramas de la plaza de Indalecio  Prieto y, pese a todos los trucos estadísticos, A Coruña sigue tardando el  triple que la mayoría de los municipios en dar licencias municipales. La  ciudad sigue prácticamente igual de paralizada que con la Marea, en un  fenómeno especialmente agravado desde la salida de Juan Villoslada. 

Eso sí, rotondas con semáforos ha plantado este lucense en casi cualquier  esquina, con plazos de ejecución que rozan el disparate. Es lo que tiene apostar por bajar el precio de las licitaciones en lugar de apostar por la  calidad. 

También ha impulsado discutidas peatonalizaciones que perjudican a los  vecinos, sobre todo, la de Alcalde Marchesi. Con el agravio añadido de ver  los materiales que se han usado en la calle Compostela y los que se han  destinado a otros barrios de la ciudad. Ya sabe, cuanto más lejos de María  Pita, peor todo, hasta acabar con el cemento liso en la calle Monte das  Moas, bueno, en un tramo. 

Para complicar la movilidad, Dinís, que primero fue asesor de Villoslada  antes que concejal, ha disparado el carril bici a costes millonarios para un  servicio que cuenta con menos de diez mil usuarios reales, apenas el 2,5%  de la población, pero que obliga a desalojar cientos de plazas de  aparcamiento en una ciudad de apenas 38 kilómetros cuadrados. 

Esa fobia al coche (siempre que no sea el coche oficial de la alcaldesa) la  verbalizó a la perfección Inés Rey, cuando le recordó a los coruñeses que,  el que quisiera aparcar, que se comprara un establo. Aires de lúcida  urbanista. En esa cruzada contra el coche, Dinís ha tenido la colaboración del rehabilitado Antonio Alfeirán, que ha empleado la década en la que ha  estado apartado de sus funciones como superintendente para rumiar una  venganza que convierte a la ciudad en intransitable. 

En Infraestructuras, es donde menos la ha liado nuestro sonriente concejal,  quizá porque el mantenimiento está adjudicado desde hace años y al no  salir demasiado de la zona centro, apenas se mete la pata. 

Yoya Neira

Sus grandes méritos en este mandato han sido trasladar el despacho de la  concejalía de Asuntos Sociales a María Pita para estar más cerca de las  conspiraciones de Lage Tuñas y denunciar al Ayuntamiento por no darle  una beca a su hijo para estudiar inglés en el extranjero este verano. 

La titular de un área tan sensible como Asuntos Sociales es también la  concejala más longeva de María Pita, desde el 2009, aunque ocupando un  salario público desde el 2004, como asesora de la entonces subdelegada  del Gobierno Obdulia Taboadela. 

Pese a esa supuesta experiencia, ha licitado tarde y mal programas tan  estratégicos y fijos en el calendario como el de Madrugadores y los  comedores escolares. También tuvo serios problemas con el contrato de  servicio domiciliario, que a punto estuvo de dejar sin atención a tantas  personas necesitadas. Y mejor será dejar a un lado su pésima gestión en la  atención a indigentes que habitan en nuestros parques y portales, o de la  reciente okupación del edificio de Ronda de Nelle donde dicen los vecinos  que hay menores y que llevan meses y meses denunciando está situación. Su relación con las asociaciones sociosanitarias es sencillamente inexistente  algo de lo que se vienen quejando de modo continuo.

Durante la pandemia, vio cómo era desposeída de casi todas sus  competencias, algo que le llevó a marcar distancias con su inseparable Lage  Tuñas, junto al que copa el poder orgánico del partido en Coruña, aunque  Inés Rey crea que es ella quien manda. 

Hasta aquí el análisis de la guardia pretoriana de Inés Rey. Triste balance  del “dream team” de la alcaldesa que, por aclamación popular no debería pasar de curso y repetir en la candidatura socialista de las elecciones del  28M, pero esto es lo que tiene hacerle la ola a la lideresa socialista  coruñesa. 

A nivel interno, señalar que la nefasta gestión de recursos humanos de su  directora de Área, Carmen Pita, ha provocado que muchos funcionarios de  la concejalía de servicios sociales hayan salido pitando, de baja o estén  pendiente de lograr el traslado a otras áreas.  

Recordamos esta serie:

Suspenso clamoroso (I)

Suspenso clamoroso (II)

Suspenso clamoroso (III)

Suspenso clamoroso (IV)