Dicen por ahí que se ha hecho una encuesta en la que el 80% aprueba la subida de impuestos a las “grandes fortunas”. No basta con que todos los impuestos hayan subido de facto con la inflación (un porcentaje igual en una cantidad mayor da como resultado otra cantidad mayor) sino que debemos buscar fuentes de financiación para el Estado porque, de repente, las necesidades de este se han multiplicado (o eso debe ser). Además de eso se van a implantar peajes en autovías. Da igual que el Estado recaude en tasas y contribuciones relacionadas directamente con los coches 30 veces más que el coste de mantenimiento de las carreteras, hace falta más dinero.
Fíjense, si yo le cuidara la casa a mi madre durante un tiempo y le pidiera algo de dinero para mantenerla posiblemente me lo daría. Si al cabo de un mes la llamo y le pido algo más para la luz se resignaría y me haría la transferencia. Si, al mes siguiente, le digo que esta vez es para comprar productos de limpieza, mi madre se empezaría a cuestionar si estoy empleando el dinero correctamente. ¿No te basta con la cantidad que acordamos al principio? ¿Cada mes surgen nuevos gastos imprevistos?
Ahora imagínense que después de un tiempo mi madre llega a revisar la casa. Al entrar se encuentra con un habitáculo desordenado, sucio, bombillas de bajo consumo, la televisión cambiada por otra de menor calidad… ¿Qué haría mi madre?
¿Por qué lo vemos tan claro en este ejemplo y no cuando lo hace el Estado? ¿Todas esas subidas de impuestos recaen sobre nuestro bienestar? ¿Realmente nos sentimos mejor ahora que antes de las subidas que ya hemos vivido? ¿Realmente los servicios públicos han mejorado en la misma proporción que la recaudación a lo largo de la historia?
Hace tiempo que me planteo este tipo de cuestiones y todavía hoy sigo sin encontrar respuestas. Sin embargo veo como, de ser verdad esas encuestas de determinados periódicos e instituciones, la gente sigue solicitando que el Estado recaude más (eso sí, a otros, no a mí). En el ejemplo que pusimos es como si mi madre, al ver que está todo patas arriba en la casa que supuestamente tendría que cuidar, me diera un cheque en blanco para que yo pudiera la cifra. ¿Es tan revolucionario pedir buenos resultados cuando estás pagando más que antes? ¿Es tanta locura pedir que te cobren menos cuando las subidas no se han traducido en absolutamente nada?
Mientras tanto nos siguen insistiendo en cuestiones como que tenemos la mejor sanidad del mundo cuando no es ni la mejor de Europa. De hecho somos el noveno país en número de médicos y el cuarto por la cola en número de enfermeras (datos de 2015 según el propio Ministerio de Sanidad). ¿Puede ser que mayor gasto no implique mejor calidad? Oigan, parece una tontería pero, ¿nadie se ha planteado esto? ¿Por qué los políticos que tanto enarbolan la bandera de la sanidad pública acaban yendo a la privada?
Quizás estoy planteando demasiadas preguntas y quizás, solo quizás, España no está preparada para darles respuesta. Un Estado del bienestar insostenible a medio plazo que ofrece de todo menos bienestar. Un sistema voraz que olvida que lo óptimo es hacer más con menos en vez de menos con más. Y después de todo esto se siguen planteando que la solución es buscar que alguien pague el despilfarro, que se recaude más, rebañar en los bolsillos del contribuyente que se ha convertido simplemente en un sujeto pasivo.
Por Benjamín J. Santamaría