La perversa manipulación del deplorable Gobierno de España magnifica un accidente marítimo de consecuencias limitadas.
Pretender equiparar la llegada de pellets a las costas del norte de España a la catástrofe del Prestige es, sencillamente, un insulto a la inteligencia colectiva del pueblo gallego, que, seguramente, tendrá una firme contestación en las urnas,
Desde que el pasado 21 de diciembre, Alfonso Rueda, presidente de la Xunta de Galicia, decidió convocar elecciones autonómicas, las huestes del deplorable Gobierno de España de extrema izquierda, independentista, comunista y heredero de los etarras han lanzado todas sus naves a la mar para ver qué cae en la red.
Una encuesta que augura estabilidad política, equilibrio económico, garantía social y prosperidad empresarial en Galicia, confirmando un Gobierno sólido del Partido Popular, encendió todas las alarmas en el decadente PSOE gallego, en la más que conocida líder de SUMAR, por sus jugadas traperas en su tierra, y en el tope nacionalista que el BNG tiene en la Comunidad autónoma.
¡¡¡TENEMOS QUE HACER DE LOS PELETS EL SEGUNDO PRESTIGE!!!, pensaron.
Parece mentira que candidatos a presidir la Xunta de Galicia, como el líder socialista Besteiro, la campeona nacionalista Pontón, o la pupila de Yoli, Marta Lois, tuvieran el descaro de acudir a las playas a hacerse la foto, en las que sus mandados retiraban bolitas de pellets como si estuvieran buscando pepitas de oro en Canadá.
TVE abrió un informativo con el titular “Marea de pellets”, el mismo día en que se aprobaron tres decretos en el Congreso de los Diputados que asestaban un golpe de gracia a nuestra democracia
La vergüenza fue mayúscula cuando TVE abrió el sumario del Telediario del día 9 a las 15.00 horas con ‘Marea de Pellets’ para referirse a las bolitas de plástico, el día que se debatían tres decretos que asestan un golpe de gracia a los pilares de nuestra Democracia.
La pasada de frenada fue tal, que el sábado, en el espacio informativo 24 horas de TVE, un representante de Greenpeace y un técnico acreditado se encargaban de poner las cosas en su sitio, relativizando el impacto de las bolitas y aclarando que ni se trataba de una catástrofe ecológica, como algunos pretendían hacer ver, ni entrañaba riesgo para el consumo de alimentos procedentes del mar.
Si alguien piensa que porque la inmensa mayoría de los gallegos no ponga el grito en el cielo por los pellets es porque no sabe valorar los acontecimientos, yerran el tiro.
Subestimar a un gallego es jugar con fuego. Y mucho me temo que la perversa manipulación que algunos líderes políticos pretenden hacer de un accidente marítimo en aguas de Portugal, de limitadas consecuencias en toda la costa del norte de España, en plena precampaña electoral en Galicia, se les va a volver en contra y va a tener una firme contestación de los gallegos en las urnas.