Peligroso triunvirato para el trabajador el formado por Yolanda Díaz, Pepe Álvarez y Unai Sordo
En su nuevo empeño de subir los salarios, cuando los autónomos y las pymes aún no han recuperado la situación pre pandemia y todos los indicadores apuntan a un parón de la economía, pagar al Gobierno por las millonarias subvenciones recibidas, enfrentando a los empleados con la Patronal, traerá graves consecuencias.
Y es que, aunque Yolanda Díaz haya multiplicado su sueldo desde que llegó al Gobierno de Pedro Sánchez, respecto a lo que cobraba como concejala de Ferrol en 2007, y los sindicatos hayan doblado su asignación desde la llegada de Díaz al Ministerio, autónomos y empresarios han tenido que sobrevivir a duras penas a unas restricciones impuestas, muchas veces sin sentido ni justificación, durante más de dos años de pandemia.
Hoy, cuando esas heridas aún no han cicatrizado y el ‘virus’ agrava la infección, el paciente se debate entre la vida y la muerte, y si logra sobrevivir, las secuelas serán irreversibles.
Cuando alguien se desangra, lo que necesita es detener la hemorragia con un torniquete, no abrir otra vía de drenaje.
Cuando pymes y autónomos aún no se han recuperado de la pandemia, y se enfrentan a unos costes de producción inasumibles derivados de una galopante inflación que el Gobierno no sabe frenar, amenazar con un otoño caliente de movilizaciones por parte de los sindicatos para exigir la quinta subida del SMI en 4 años, con el apoyo expreso de la Ministra de Trabajo, es poner a la Patronal a los pies de los caballos.
Este ejercicio de absoluta irresponsabilidad y auténtica maniobra de distracción, pretende exculpar la incompetencia de los verdaderos responsables de la situación.
Como dice un buen amigo, La Verdad sólo tiene un camino.
Cuando un autónomo o una pyme no puede soportar los costes sociales, salariales y financieros sólo tiene dos opciones:
La primera es reducir la plantilla y tratar de mejorar la productividad y la eficiencia.
La segunda es cerrar la empresa antes de morir desangrado.
Cualquiera de las dos llevará al paro a esos trabajadores.
Ya estamos asistiendo a esa situación, y para muestra basta un botón:
En julio se presentaron 774 concursos de acreedores, de los que 557 supusieron la disolución simultánea de la empresa.
En el mes de agosto, el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) perdió más de 13.500 cotizantes.
Después de esta breve exposición la pregunta es muy sencilla:
¿Con quién están los sindicatos? ¿Con un Gobierno que les ha doblado las subvenciones durante los dos años de pandemia, pasando de los 9 a los 17 M€, o con los trabajadores, a los que están llevando al borde del abismo?
Por Carol Esprón