Hubo un tiempo en el que a los políticos se les suponía una cierta prudencia tanto en su conducta pública como privada, tal vez en ello tuviesen algo que ver el hecho de la necesaria exigencia de dotar de respeto y estabilidad a las instituciones de una joven democracia y la inexistencia de teléfonos móviles “espías”.
Ahora con una democracia consolidada -aunque las sombras del involucionismo ultraderechista sobrevuelen nuestras instituciones- la llamada clase política parece haber perdido el gusto por la sensatez y el saber estar, obviando absolutamente el pequeño detalle de que sus conductas pueden ser objeto de una grabación de audio o de imagen para posteriormente hacer un uso más o menos apropiado de la misma.
Pero si la prudencia en un representante público es más que recomendable, el buen juicio y/o la inteligencia deberían ser imprescindibles; pero por desgracia una vez más la realidad supera cualquier ficción, nos referimos al famoso encuentro de hace unos días entre el co-alcalde de A Coruña, señor Lage, y el ya alcalde de Ourense, señor Jácome, porque coincidirán ustedes con nosotros que el episodio fue cuando menos chusco por no decir bochornoso, incluso podría inspirar un sainete de los de antaño o un monólogo en boca de un sagaz cómico.
Después de aquellos capítulos de hace años de “Encuentros en las gasolineras “ protagonizados también por un conocido personaje del PSOE, éste sí muy importante y poderoso en su momento a la par que polémico, el ex ministro Pepe Blanco, acabamos de asistir al estreno de lo que parece ser una segunda parte: “Encuentros en el descampado”. Sobra decir que además de chabacana, absurda y ridícula, esta “cita” es sobre todo sórdida; porque ¿qué puede pensar un ciudadano de a pie, sensato, educado y responsable del hecho de que dos políticos se citen para hablar en un descampado?…¿Cuál puede ser el problema para que la reunión no se produzca en un despacho, un restaurante, una cafetería o dando un paseo por cualquier calle? ¿es necesaria tanta miseria, tanta estupidez?; porque ustedes y nosotros lo primero que pensamos ante algo así es que aquí “hay tomate” o que algo inconfesable esconden. Claro que será inconfesable siempre y cuando uno de los citados no sea Jácome, porque sino la retransmisión en diferido está asegurada, y así fue, rueda de prensa en ristre el alcalde de Ourense nos relata el encuentro tal que así: “el jueves posterior a las elecciones el señor Lage me cita a una reunión en un descampado en el Ayuntamiento de Ames a las once de la noche al lado de una Iglesia, me citó a las diez de la noche pero llegó tarde una hora… en mi vida vi cosa igual, nunca… -ni él ni nosotros-; el asunto iba de pactar para la Alcaldía y la Diputación de Ourense, y el señor Lage no se cansó de repetir os dous huevos no mesmo cesto non collen, haciendo referencia a que no se podía conseguir la Alcaldía y la Diputación de Ourense para el mismo Partido; nosotros queremos la Diputación y tú serás alcalde; claro que para que yo fuese alcalde se necesitaba que el BNG estuviese en la jugada, y ahí me dejó claro que del BNG se encargaba él; claro que yo le pregunté qué garantías de estabilidad me dais a futuro, y me dijo claramente que ninguna; acto seguido me repitió que el fin de semana se reunía con el BNG para acordar las tácticas y me citó para dentro de una semana en el mismo descampado a la misma hora para saber que está todo ok”… Bueno pues lo que vino después ya todos lo sabemos: Diputación para el PP y Alcaldía para Jácome… ¡¡un pleno señor Lage, el co-alcalde hizo un pleno, pedazo negociador!!
Si a este bochornoso capítulo en el currículum político del señor de Outes, le añadimos aquel otro de su fallida autoproposición como number one por esta provincia al Congreso de los Diputados que obtuvo como pronta respuesta un zasca descomunal de Ferraz -porque Pedro Sánchez podrá ser cualquier cosa pero ni es tonto ni desmemoriado- no podemos menos que concluir que últimamente el barbanzano anda resbalando en muchos charcos.
Pero las lindezas de este personaje no terminan ahí puesto que en el primer Pleno de este mandato el co-alcalde volvió a evidenciar su preclara inteligencia, su altura moral -que viene siendo más o menos como la física-, su cuidado lenguaje, y su pasión por el servicio público, especialmente por los fondos públicos.
“As responsabilidades públicas conlevan tempo e adicación -en este caso sería de agradecer que no se dedicase tanto-; son vintecatro horas, sete días á semana e trescentos sesenta e cinco días ao ano. Nos expoñemos á crítica, á fiscalización e ao control por facer algo noble … Efectivamente, como los alcaldes y concejales de decenas de pueblos gallegos, con menos recursos técnicos, humanos y económicos, y ni tienen ese salario ni tiran de tanta exhibición de sacrificio y lamento; esto del servicio público es voluntario señor Lage, si tan duro es “que no hay dinero que lo pague”, vuelva usted a cotizar como autónomo en la vida privada o preséntese a unas oposiciones a funcionario. En fin, todo este manido relatorio fue la justificación de la subida de los salarios, especialmente el de él y el de los otros dos tenientes de alcaldesa. Aprovechó su intervención para recordarle al señor Jorquera que el BNG está en la oposición, arreándole un épico mandoble a quienes les acababan de votar favorablemente la investidura -ya ve, Don Paco, el valor de sus cuatro votos: la primera cuchillada trapera del mandato- y Jorquera le recordó a su vez que fueron los socialistas los que decidieron gobernar en solitario y en minoría; y es verdad, pero coincidirá con nosotros señor Jorquera que ustedes le dieron un cheque en blanco, salvo que ahora, sotto voce, nos quieran hacer creer que el gobierno de Coruña era la contraprestación por la Alcaldía en solitario del BNG en Santiago; pero en serio le decimos que preferimos, a pesar de su gran bagaje político, creerle un pardillo o un bienpensado que un componedor de acuerdos donde la pieza a entregar es el futuro de esta ciudad.
En la alocución del barbanzano pronto salió a relucir la dignidad del salario de los servidores públicos, y la palabra dignidad saliendo de su boca nos rechinó tanto en el cerebro como nos rechina que Putin hable de derechos humanos. Pero el doble salto mortal hacia adelante y sin red lo dió este personaje, cuando en el clímax de su discurso, mentó a la fenecida Marea para calificar su posición respecto de los sueldos públicos como sarpullidos y añadir literalmente que “por suerte los sarpullidos duraron poco y fueron muy nocivos para la sociedad”… ¡¡Bonito y agradecido epitafio para quienes les sostuvieron como gobierno durante los cuatro años anteriores!! -y dicho sea de paso a la vista de lo acontecido con la Marea, tome nota señor Jorquera de los resultados de ser generosos con los socialistas-, y los calificativos para los desaparecidos “mareantes” culminaron con una referencia a un populacionismo y negacionismo que afortunadamente quedaban atrás.
Nos van a permitir que nos detengamos un minuto, sin ánimo de ser pretenciosos ni pecar en exceso de cultos, en el vocablo utilizado por el co-alcalde: populacionismo. Suponemos que la efervescencia del momento le llevó a cometer un lapsus lingüístico, puesto que el término adecuado, tanto en castellano como en gallego, sería populismo; seguramente el señor de Outes debe estar recién llegado de nuestro vecino y querido Portugal donde efectivamente ese término es así…¿Estará el señor Lage haciendo prácticas del idioma luso por si las cosas aquí se ponen feas y es necesario emigrar?
Claro que, aunque no es un político de talla, lo que se dice tonto no es, y su generoso reparto de dedicaciones con la oposición consiguió meter en la saca de los emolumentos municipales a todos los grupos y conseguir la unanimidad en la votación …¡¡Que menos!!
Después de leer todo esto y reflexionar al respecto, no sin sentir una mezcla de pena y sonrojo, sólo nos cabe concluir que hace mucho que la clase política perdió la clase.