El PSOE gobierna Extremadura desde 1983, salvo el paréntesis de la VIII legislatura que presidió el popular José Antonio Monago, entre los años 2011-2015. Casi cuatro décadas en las que ha gobernado sin rumbo alguno; sin impulsar las infraestructuras ni las comunicaciones; sin apoyar a la empresa y sin fomentar un tejido industrial que nos hiciera una tierra más próspera y pujante.

Casi 40 años en los que el apoyo al sector productor primario ha sido nulo, volcando todos los esfuerzos en una política de súbditos amparado en el PER, y en el que las exigencias impuestas por Bruselas no han tenido ni la más mínima respuesta de un gobierno feudal, que ha visto como los agricultores y los ganaderos han ido abandonando sus explotaciones por falta de rentabilidad.

Ahora estamos ante una oportunidad histórica.  El mandato de la ciudadanía en las urnas ha sido claro: Extremadura quiere un Gobierno de derechas que sustituya a la izquierda inmovilista y trasnochada que representa el socialismo de Vara, que ha mantenido a esta Región en el furgón de cola de España.

Por eso es responsabilidad del PP y de VOX alcanzar un acuerdo que permita la gobernabilidad que la sociedad demanda para avanzar hacia el siglo XXI, y salir del siglo XX en el que Guillermo Fernández Vara nos tiene anclados.

Si Extremadura no atiende el mandato del Pueblo y no se produce el cambio de gobierno que los ciudadanos han decidido, los únicos responsables serán los dirigentes del PP y de VOX en esta Comunidad autónoma.

Alcanzar una digna representación en la Asamblea de Extremadura como la de VOX no implica que pueda recurrir al chantaje dirigido desde su cúpula en Madrid, ni poner en juego el futuro de la sociedad extremeñas por sus ansias de poder.

Pero tampoco es de recibo que la lideresa popular mantenga una postura intransigente, ante una coalición que será el preludio del Gobierno de España.

Extremadura no se puede permitir el lujo de perder más tiempo en el caso de que se tengan que repetir las elecciones, ni de mantener otros 4 años de parálisis de un gobierno nefasto e incompetente como ha demostrado Vara, a pesar de tener al Gobierno Amigo en La Moncloa.

Es una vergüenza que ante la oportunidad que tenemos para dar a Extremadura el impulso que necesita y situarlo en la posición que le corresponde en el conjunto de España, VOX se afane en una absurda discusión por los sillones del poder, en lugar de anteponer los intereses y resolver las necesidades que los ciudadanos tienen.

El camino del entendimiento y la colaboración es el único que podemos seguir para sacar a Extremadura al ostracismo al que el PSOE nos ha condenado durante décadas.

Si los responsables autonómicos del PP y de VOX no encuentran el camino del consenso y el diálogo para cumplir el mandato que la Sociedad le ha encomendado, será mejor que se marchen.