Cuando el Banco Central Europeo emprendió la senda de subida de tipos para controlar la inflación, no esperaba que la acumulación de circunstancias mundiales negativas complicase tanto las cosas.

Ser un organismo regulador de estímulos, para toda la Unión al tiempo, tiene una complejidad máxima. Dentro del continente hay más de una Europa, y parece claro que si las decisiones se toman en el norte será allí para donde se les va la vista. Es muy tentador eso de mirarse el ombligo.

Sin entrar a analizar la naturaleza del mal que se pretende atajar, la medicina aplicada está provocando demasiados efectos secundarios en el paciente. La economía de las pequeñas y medianas empresas, conocidas como pymes, está seriamente afectada.

La subida espectacular del Euribor pretendía dar un parón controlado al consumo para atar los precios, pero estas matemáticas no son exactas.

El encarecimiento de los créditos e hipotecas produjo finalmente el retraimiento esperado del consumidor final. La pregunta es ¿Hasta cuándo se va a mantener ese freno? Lo cierto es que las pymes estamos recibiendo un triple castigo: facturaciones insuficientes, aumento de la morosidad e incremento desmedido de los gastos financieros.

Es decir, el 90% del tejido económico de este país está hecho unos zorros. Del desánimo de muchos pequeños empresarios o autónomos, en los últimos meses, se está entrando ya en una fase mucho más peligrosa. Creo no equivocarme si digo que se les fue la mano, porque una cosa es tratar de corregir desviaciones y otra destruir tejido.

Parece evidente que Alemania nos queda muy lejos, pero echo en falta algún recado desde el sur pidiendo auxilio para tanta asfixia, claro que para eso primero habría que reconocer que las cosas no están tan bien por estos lares como venden.

Hasta las entidades financieras de nuestro país han entrado en pánico ante el deterioro explosivo que se observa. Ellos podrán hacer una parte, pero la importante la tendrá que hacer Christine Lagarde.

En mi opinión, creo vamos a asistir a una bajada muy rápida de tipos en los próximos meses. Mi pronóstico es que veremos al menos una reducción de un punto del Euribor en los próximos seis meses.

No es que nos quiera hacer un regalo, es que la cosa esta muy malita.

¡Traten de resistir, que lo peor ya ha pasado!