Muchas veces no salen las palabras para describir por qué reaccionamos de determinada manera ante diversas situaciones, por qué sentimos lo que sentimos. Este fenómeno suele ser muy habitual con la música, sonidos que nos hacen reir, llorar o gritar, sin saber realmente el motivo. Melodías que nos ayudan en las situaciones más dificiles y nos motivan en los momentos de incertidumbre, sonidos sin los que podemos vivir o disfrutar la vida. Siempre se dice que la música llega al alma, ¿Pero hasta donde llegaría nuestra alma sin la música?

Para el músico y compositor coruñés Robert Pier, la música no solo llega al alma, si no que la cura. Prueba de ello es el proyecto “M.I.P – Músicas Inclusivas e Participativas” organizado por la “Asociación Cultural Tres por Cuatro” presidida por José Saavedra, con la que colabora desde 2016. En este proyecto, la música sirve como terapia para grupos de personas con diversidad funcionalidad, por medio de clases en las que se refuerza la pscimotricidad, la atención y el canto a través de la integración de mantras. Los mantras son canciones escuetas y repetitivas interpretadas de manera circular para fomentar la interiorización del mensaje, tratando temas como la sensibilación ambiental o la investigación de los sentimientos. De esta manera, Robert combina sus dos pasiones, el arte musical y el área sanitaria, ya que cuenta con la titulación de técnico sociosanitario. El proyecto forma parte del programa “Coruña Inclusiva”, que cuenta con la colaboración y financiación del Ayuntamiento de A Coruña y la Fundación EMALCSA.

Tras conocer el mundo de la música a los 13 años al tocar los primeros acordes de una guitarra con la ayuda de su primo, Robert no puede vivir sin la música, ya que es el pilar que le sostiene y motiva para seguir adelante. Su compromiso con la música se ha reflejado en cada una de las etapas de su andadura musical, dando sus primeros pasos tocando en la calle hasta llegar a actuar los grandes teatros de A Coruña, como el Teatro Colón o el Teatro Rosalía de Castro.

Comenzó su carrera en bandas de diversos géneros, desde el rock hasta el pop o el reggea, llegando a liderar el sexteto “Robert y Los Muchachicha” y el trío “Robert Pier Trio”.Tras un viaje a Estados Unidos con 26 años, Robert descubrió su otra pasión en esta vida, la terapia psicosocial. La música sirve de terapia para los alumnos a los que imparte clase todas las semanas, pero también para el propio Robert. “Sanando a los demás, me estoy a sanando a mi”, apunta el artista. Los valores que enseña a través de sus terapias musicales están muy ligados a la expresión de nuestros sentimientos, la transimisión de la alegría y energía positiva o el control de la tristeza, el enfado o la ira.

Vivimos en una sociedad fría y distante, donde cada vez es más dificil poder expresar lo que uno realmente siente, especialmente, cuando esas emociones se transmiten a través del arte y la cultura. Pese a su transcendental importancia en nuestro día a día, los artistas cada vez lo tienen más complicado para poder tocar música en directo en los bares, organizar conciertos o presentar discos en teatros gracias a los impedimentos impuestos por el Estado a través de licencias y demás trámites burocráticos, lo que dificulta cada vez más que los músicos puedan vivir de lo que realmente les apasiona. Por ello, el trabajo realizado por artistas como Robert es de enorme valor, ya que no solo trabaja con el lado artístico de la música, si no también con el curativo y el medicinal.

Ese mensaje esperanzador que se refleja en sus terapias musicales se plasma en el título de su primer proyecto en solitario, “Todo Sanará”, nombre que también bautiza a la gira que actualmente está realizando por toda España. Una de las paradas de la gira será el próximo jueves 1 de junio a las 19:30 en la sede de la Asociación ASCEGA, donde tendremos la oportunidad de escucharle en un concierto íntimo y transformador junto con el violinista Javier Cedrón. Para así demostrar una vez más que todo en esta vida sanará y que sanará gracias a la música.

La música de Robert no solo nos ofrece un rayo de esperanza ante una sociedad aislada por la tecnología donde la cultura está siendo demonizada y maltratada por las instituciones públicas, si no que nos proporciona un motivo más para creer en la magia de la música y sus efectos curativos. Robert es el ejemplo perfecto de que con pasión y dedicación al arte, los resultados llegan y las emociones calan en el público. Sentimientos palpables al compás de rumba flamenca, jazz manouche y soul, ritmos que cuentan historias, cierran heridas del pasado y prevén desgracias del futuro. Música para sanarnos a todos, música para curarnos el alma.