- Analizamos las pistas sobre el estado económico global, latente en la política monetaria de los países orientales, concretamente China y Japón.
El Banco Central de China ha anunciado una reducción de las tasas de interés y una flexibilización del encaje bancario, lo que permitirá a los bancos prestar más dinero. Además, el Banco de China ha anunciado que inyectará 100 mil millones de yuanes en la economía mediante la emisión de bonos a tres, cinco y siete años.
El tipo de interés preferencial a un año ofrecido por los bancos se redujo al 3,55% desde el 3,65% anterior, mientras que a cinco años (utilizado para las hipotecas) se redujo al 4,2% desde el 4,3%.
La diferencia que hay de los datos que proporciona Vietnam sobre las importaciones que está recibiendo de China que respecto al año pasado han disminuido un 9,5% mientras que los datos que ofrece el Partido Comunista chino dice que sus exportaciones a Vietnam han aumentado un 5,2%, muestra la situación crítica en la que se encuentran.
Los chinos se encuentran viviendo su 2008 donde a pesar de que el Banco Central Intenta estimular la economía los habitantes chinos no se endeudan, debido a la incertidumbre, como lo demuestra la tasa de ahorro disparada, importante mencionar que en China no existe la sanidad pública y por tanto la gente es mucho más conservadora.
Por otra parte, el Banco de Japón ha decidido mantener sin cambios su política monetaria. La entidad ha dejado la tasa de interés en negativo (-0,1%) y ha mantenido la compra de bonos del Estado en 80 billones de yenes al año.
El Banco de Japón ha señalado que la economía del país se recupera con una modesta tendencia alcista, aunque la inflación sigue por debajo del objetivo del 2%. La entidad ha afirmado que seguirá estudiando las condiciones económicas y financieras para examinar la necesidad de ajustar su política monetaria.
Es importante mencionar las palabras del gobernador japonés que ha dicho que nos encontramos en una situación financiera y económica de alta incertidumbre a nivel mundial.
Por ello ha tomado una política muy similar a la que ya se tomo en 2016, ya que desde su punto de vista el enemigo principal es la deflación y no la inflación, y con cierto miedo a que la inflación baje del objetivo del 2%.
Es interesante ver la diferencia de políticas monetarias y fiscales para lo que parece ser el mismo problema visto desde otras gafas, en países occidentales se suben tipos y se reduce balance, y en oriente se opta por todo lo contrario.