Tengo que reconocer que el resultado electoral del pasado domingo me tuvo en shock. No recuerdo yo tal bofetada a mis expectativas desde mayo de 2011.
El inesperado desenlace a muchas bandas nos mostró lo volátil que es el capital demoscópico en democracia.
Vaya por delante que los que nos consideramos liberales nos encontramos en las antípodas de una buena parte del espectro de la izquierda…en nuestra opinión su modelo ni es viable en el medio plazo ni exitoso para la colectividad.
Desde hace unos años se instaló en nuestro país un clima de creciente confrontación personal entre partes. Todos aportaron un poco más de gasolina al incendio.
Pedro Sánchez fue el artífice de esa polarización buscada. Primero internamente en su partido y luego estigmatizando a todo rival.
Para mí lo que era urgente en estas elecciones era apartar a este actor, muy por encima de sus políticas.
Parece claro que todo aquello que considerábamos pernicioso de su gobierno no obtuvo castigo en las urnas. Indudablemente eso significa refuerzo.
Lo primero que tenemos que interiorizar es la aceptación de un resultado electoral que nos tiene que hacer reflexionar. No llegar es suma cero.
Quizá la aniquilación premeditada del centro político.
Quizá la demonización de los rivales.
Quizá aquellas forzadas e innecesarias mentiras en el debate.
Quizá pactos poco vistosos.
Quizá…
Esto ya lo puse de manifiesto en un artículo anterior “Por si a alguien le interesa” referente a elecciones municipales.
El tema no es menor porque donde no es posible la alternancia se corren otros muchos riesgos.
Ante esta situación no podemos esperar que cambien algo quienes están consiguiendo legítimamente perpetuar sus políticas … Sin duda tenemos un problema, cuando menos, estratégico.
Quizá podríamos empezar eliminando coletillas como la del sanchismo o filoetarras. Naturalizar la presencia de Bildu o suavizar las posiciones estratégicas nacionales … en fin, mostrar una cara más amable. Escoger la vía Ayuso creo que agrandaría la brecha.
Evidentemente es solo la opinión de un huérfano que ya aprendió que lo posible es solo lo menos malo … y para eso hay que sumar una mayoría.
Si nada se hace en las próximas citas podemos esperar algo similar. Lo que ya tenemos garantizado son cuatro años difícilmente gobernables.
¡O… quién sabe!