La involución del dinero y las monedas digitales
En la era digital en la que vivimos, la tecnología está transformando diversos aspectos de nuestra vida, incluido el sistema financiero. Uno de los desarrollos recientes en este ámbito son las CBDC o monedas digitales emitidas por los bancos centrales por sus siglas en inglés.
Las CBDC son monedas digitales emitidas y respaldadas por los bancos centrales de un país, serían controladas y reguladas por las autoridades financieras y estarían vinculadas al sistema bancario tradicional.
Para la implantación de estas, nos venderán sus posibles beneficios, como la eficiencia en las transacciones y la inclusión financiera, acabar con el blanqueo de capitales, lo que haría posible un mayor gasto público, así como evitar la financiación de grupos terroristas, el narcotráfico etc. etc.
Pero nada más lejos de la realidad, lo que buscan los burócratas es tener un mayor control de la población y por ello analizaremos los riesgos asociados con su implementación.
Uno de los principales peligros que plantean las CBDC es el impacto en la libertad individual, ya que, con la adopción generalizada de una CBDC, se corre el riesgo de que las transacciones y actividades financieras de los individuos sean monitoreadas y controladas de manera más intrusiva.
Los gobiernos podrían rastrear cada transacción, lo que podría llevar a una pérdida de privacidad financiera y limitar la libertad de los ciudadanos para realizar transacciones sin interferencia gubernamental. El efectivo, por contrapartida, ofrece un anonimato total.
Si todas las transacciones se llevan a cabo a través de una infraestructura digital controlada por el banco central, existe un alto riesgo de que se recopile una gran cantidad de información personal y financiera de los individuos.
Esto podría exponer a las personas a riesgos de seguridad cibernética y, además, crear un perfil financiero detallado que podría ser utilizado para fines de vigilancia y control.
Otro aspecto preocupante de las CBDC es la concentración de poder en manos de las autoridades financieras. Al tener el control total sobre la emisión y el seguimiento de la moneda digital, los bancos centrales pueden ejercer un control aún mayor sobre la economía y las transacciones financieras de los ciudadanos.
Esto plantea la posibilidad de abusos de poder, restricciones económicas y la imposición de políticas financieras que pueden no ser beneficiosas para todos los individuos. Por no hablar de ciertas represalias por motivos políticos, donde por ejemplo por manifestar tu inconformidad con la política del PSOE frente a Marruecos, se te congele la cuenta, y no puedas realizar ninguna transacción.
Dicho esto, en el artículo de la semana que viene se abordará el más que probable esquema que se utilizará para implementarlas que no es otro que la doctrina del shock, unido a que serán la solución para un problema del futuro, así como posibles alternativas.