Reflexión sobre el tiempo que se pierde sin abordar verdaderas soluciones a problemas crónicos de la sociedad.

Tiene Facebook la costumbre –a veces mala, a veces buena- de recordarte de vez en cuando publicaciones que realizaste hace ya algún tiempo. Uno de estos días ha asomado de nuevo a mi pantalla un artículo que escribí hace ya cinco años en esta misma sección bajo el título “Libre e iguales”. 

No pretendo adentrarme en el contenido de aquel artículo, pero sí que me llama la atención de que, cinco años después, la libertad y la igualdad son dos palabras que están, quizá hoy más que nunca, en boca de todos. Pero, insisto, mi artículo era ya de hace cinco años, lo que me lleva a lamentar el muchísimo tiempo que se pierde porque no se tienen en cuenta determinadas cosas.

Hace cinco años escribí el artículo “libres e iguales” y hoy en día sigue con máxima vigencia.

Soy consciente de que quienes tienen la responsabilidad de gobernar y de legislar no pueden estar al tanto de todo y de que cada medida y cada norma requiere de un proceso previo de documentación, valoración y evaluación. Pero si, de vez en cuando, se tuviese en cuenta las reivindicaciones de determinadas cosas en el momento adecuado, llevaríamos mucho camino andado y no desperdiciaríamos un tiempo que puede resultar vital para muchas cuestiones.

Mi segunda reflexión de hoy llega al hilo de las informaciones que he ido recibiendo del desarrollo de Fitur, la feria de turismo más importante de las que se celebran en España y a la que este año no he podido acudir por otros compromisos profesionales. Pues bien, no me ha pasado desapercibido el hecho de que los profesionales del sector turístico gallego hayan solicitado en Fitur un turismo de calidad, con más gasto medio y viajeros todo el año. 

Desde hace muchos años defiendo que el turismo en Galicia tiene que generar valor y no volumen.

Vaya por Dios. Cualquier día Facebook me recordará también alguno de los muchos artículos en los que he defendido que lo que tiene que hacer el turismo en Galicia es generar valor y no volumen. Que sacar pecho porque hemos recibido no sé cuántos millones de turistas no sirve para nada, desde el momento en el que, en lugar de apostar por un turismo de excelencia, lo que nos estamos es consagrando como un destino turístico low-cost.

Los agricultores galos exigen competir con las mismas cartas que los españoles y ya lo hacen. El problema global es el famoso Pacto Verde Europeo que impone estrictas normas que no atañen a los productos que vienen de terceros países.

Y aún me queda espacio para una tercera reflexión. En esta ocasión viene dada por los acontecimientos que están sucediendo en Francia, relacionados con las protestas de los agricultores de aquel país. Por desgracia, es bien conocida por todos la querencia que nuestros vecinos gabachos tienen, cada vez que se cabrean, por volcar nuestros camiones, cuando no directamente prenderles fuego. En esta ocasión, la sublevación de los agricultores parece estar provocada, o eso dicen, por la “competencia desleal” que sufren por parte de los productores españoles. Dicen los furibundos galos que no compiten con las mismas cartas que sus colegas del sur. Curiosa frase esa de no jugar con las mismas cartas. Cuántas veces la he empleado yo en mis artículos. Incluso en referencia a la Unión Europea. No hace mucho reclamaba desde esta sección que los autónomos españoles jugásemos con las mismas cartas que el resto de los trabajadores por cuenta propia de la UE. 

Quizá algún día no muy lejano también me lo recuerde Facebook. Y volveré a pensar entonces que todos estos casos, y muchos otros que aún están por venir, no hacen sino acabar por darme la razón. ¡Qué pena de tiempo perdido!