“Los vecinos pedimos que podaran los árboles y los sustituyeran por otros de crecimiento lento y acondicionaran los jardines, pero no queríamos una obra de más de medio millón de euros que nos deja literalmente en una trinchera, en una zona de elevada inseguridad que nos tiene atemorizados”.

Tener por escrito la firma de 1.300 vecinos rechazando un proyecto urbanístico y seguir adelante, despierta algunas sospechas en los afectados. Esto es lo que ocurre entre los vecinos de las Casas de Franco, que desde enero han expresado reiteradamente su rechazo al proyecto, mientras que el Ayuntamiento se empeña en ignorarlos.

Los vecinos de las Casas de Franco querían que se acondicionase el espacio ajardinado frente a sus edificios y se han encontrado con un búnker que cuesta 500.000 euros

“Nosotros queríamos que nos podaran los árboles del jardín porque las ramas y la vegetación nos estaban invadiendo. Queríamos sustituir algunos árboles por otros de menor porte y lento crecimiento. Pedimos que se acondicionaran las zonas verdes, pero jamás un proyecto de esta índole”, señala una vecina.

La plaza ajardinada frente a los edificios era de propiedad privada, pero hace 3 años se cedió al Ayuntamiento, a cambio de que corrieran con el mantenimiento de esos espacios verdes. Sin embargo, el abandono ha sido tal, que el año pasado se vieron en la obligación de pedir su acondicionamiento, y el Ayuntamiento respondió con un proyecto que no consultó ni consensuó con los vecinos.

Los vecinos han tenido varias reuniones y se han manifestado contra el proyecto faraónico, pero Inés Rey ha hecho oídos sordos a sus justas peticiones

Así nos lo cuenta una portavoz de los afectados, que después de varias movilizaciones y reuniones no encuentran una respuesta satisfactoria a sus demandas. Por ello, el próximo día 23 de mayo volverán a manifestarse para rechazar una actuación urbanística, que el Ayuntamiento está empeñado en llevar a cabo a toda costa, a pesar de la oposición frontal de los vecinos.

“Nos quieren encerrar con un muro de 1,5 metros de alto sin acceso directo desde nuestros portales a la calle. Una auténtica trinchera, de la que para salir hay que caminar 100 metros a uno u otro lado”, afirma la vecina, que explica que se trata de una zona con elevados índices de inseguridad, y si a ello le añadimos que para salir a la calle hay que desplazarse varios metros, de noche se convertirá en un foco de botellones, trapicheo y mayores delitos.

Los vecinos rechazan el muro de 1,5 metros de altura que los aísla e incrementa el riesgo de inseguridad ciudadana

Los afectados mantuvieron varias reuniones con el Ayuntamiento, si bien en tan sólo una de ellas la alcaldesa Inés Rey se dignó a presidirla, para espetarles que eso era un reunión política y no técnica, por lo que poco o nada se avanzó hacia las soluciones que los vecinos demandan.