Este pasado domingo hubo quien convirtió una fiesta de celebración en una masterclass para su parroquia.

En el Parque del Retiro de Madrid, don Alberto, ejerció de Feijóo para todos esos que aún creían que encadenó cuatro mayorías absolutas en Galicia por casualidad.

Y les puso deberes a todos … Ejercer el poder con humildad, preservar la palabra dada, no prometer imposibles, nunca con soberbia o eliminar trincheras y  polarización …

El mensaje era procedente y procedía, sobre todo ahora que  circulan por redes videos poco presentables de algún dirigente de NN GG de Madrid que confundió servir con servirse.

La ausencia de esas cualidades en los equipos o en los líderes lleva tanto a situaciones de esperpento como a que se adquieran compromisos sin ninguna intención de ser cumplidos.

En mi experiencia les digo que esos perfiles no solo incumplen sino que acaban corrompiendo todo lo que los sustenta hasta la total ruina.

Luego están los sobrados como el del video que les cito arriba o las actitudes de prepotencia que lejos de dar rédito hacen perder elecciones. La humildad es una grandísima cualidad.

No es conveniente que ninguna organización escupa para arriba en este tipo de asuntos porque los que hemos estado a cargo sabemos que el riesgo está ahí y no existe la posibilidad de reducirlo a cero.

La ejemplaridad es una actitud personal que rebasa absolutamente el espacio ideológico donde te encuentres. Las personas individuales debemos ejercerla y los líderes irradiarla.

Se agradece pues escuchar consignas en la buena dirección en la plaza donde, yo al menos, lo veía necesario.

Se dice erróneamente, a mi modo de ver, que Rivera hundió Ciudadanos por cumplir su compromiso de no pactar con Sánchez una vez vetado. Cuando el error fue adquirir ese compromiso, en Febrero de 2019, cerrando toda salida.

El equilibrio entre cumplir la palabra dada y no prometer imposibles es lo que realmente da la consistencia. Creo que a estas alturas en la Moncloa ya son conscientes que no todo era sumar … ¡Pero eso ya es otra historia!

Volviendo al protagonista, creo no equivocarme si digo que el mensaje interno de hoy estaba siendo esperado por muchos desde hace tiempo.

¡Parece que ahora sí. Feijóo tomó el mando!