Hace dos días me acerqué con mi perro a la mal llamada playa canina de Bens y mi experiencia no pudo ser más negativa. Ya me habían dicho otros colegas perrunos que era una verdadera vergüenza. No se equivocaban ni exageraban un ápice.
Podemos resumirlo en una sola palabra: insalubre. Y aclaro que no sólo para los perretes, sino también para los humanos.
Debería darle vergüenza a la alcaldesita decir, y proclamar a los cuatro vientos, que eso es una playa para el uso y disfrute de nuestros cánidos.
Las olas del mar rompen en la orilla con un color negro que espanta, a saber de qué sustancia contaminante se trata, y la orilla está llena de todo tipo de basura como plásticos, toallitas húmedas, botellas, tapones y el premio gordo que me tocó ver: una alfombrilla. Aderezando todo ese cóctel, tenemos montañas de algas mezcladas con todo tipo de restos y una invasión de moscas y, de esta forma, nos queda una playa de película de terror.
También merece ser comentado el acceso a dicha playa. La carretera es estrecha, con curvas, sin arcén o aceras, y la maleza es ya casi una selva tropical; incluso se tropieza con el coche con ella. Y un dato importante, al menos para mí, que tengo un amigo de cuatro patas, es que está a una distancia considerable de la ciudad. Imposible ir andando si uno no se quiere jugar la vida y la de su amigo canino.
Y después de ese “sendero de ensueño”, llegamos a la famosa cala. Lo primero, dos contenedores sucios, con pinturas rupestres modernas, con papeles, y otros residuos en su entorno. A su izquierda, una mesa tipo merendero nueva, idea de algún genio municipal, y lo mejor, la joya de la corona de esa playa, un colector situado justo detrás. Vamos, ese paraíso se merece una bandera negra como la de los piratas, porque hay que ser un filibustero para declarar eso como playa canina.
Aún sigo el asombro ante tal insalubridad y, por supuesto, ante la poca decencia de la máxima responsable municipal, que presume de “plata canina”. Yo no dejaría a un niño bajar a esa playa y tampoco es nada recomendable llevar a un perro, con el grave riesgo de que se clave todo tipo de basura en las patas o pille cualquier infección.
MOV (A Coruña)