Suspende el mantenimiento de la Finca de los Mariño, la DOMUS, el Aquarium, el entorno de la Torre de Hércules, la Ciudad y su entorno, el museo Luis Seoane y el jardín de San Carlos, y hoy recorremos el Paseo Marítimo hasta el Portiño.

En la primera y segunda parte de este tour hemos constatado el estado deplorable de lugares emblemáticos de la ciudad y ustedes pensarán que me he olvidado de la mitad del Paseo Marítimo, pero nada más lejos; lo que ocurre es que el desaguisado es tan grande, que uno ya no sabe como repartir el contenido de cada “etapa”.

Desde la fuente de los Surfistas hasta el Colegio de las Esclavas, la situación no es mejor:

A nuestra izquierda, y a la salida de la Calle Sol, la Casa del mismo nombre que alberga la sede del Consorcio de Turismo y Congresos de La Coruña, obra del arquitecto municipal Pedro Mariño y Ortega en los albores del siglo XX, que dio vida también a los proyectos del Palacio Municipal y de las Escuelas Municipales situadas en la calle Orzán. En la actualidad destaca por su desatención, un edificio así debería estar a la altura de su historia y de lo que representa. Pero no hay dinero.

La conservación de la Casa del Sol es deplorable, el tramo que está encima de las Arcadas de Riazor es terrible, la suciedad es injustificable y la ausencia de fuentes de beber y de baños públicos es lamentable

Las rotondas hasta la Plaza de Portugal están más peladas que el calvo de la lotería; pero volver la vista hacia la balaustrada, losetas, marquesinas y bancos llenos de suciedad y unas papeleras repletas, en pleno período estival, no mejora el trayecto. Todo un canto a la suciedad urbana y una invitación al turista para que se lleve un recuerdo imborrable de la ciudad. Y hablando de recuerdos, no olviden ustedes que seguimos sin fuentes de beber también en este tramo. Pero tampoco para la limpieza hay dinero.

Les invito a que hagan mentalmente el recorrido conmigo y me digan cuántos y dónde están situados los aseos públicos ¡Anímense y piensen! Yo, hasta la entrada de la Playa de Riazor, a la altura del Playa Club, y curiosamente enfrente, en la Plaza de Portugal, no me he topado con ninguno. Ojalá no sufran ustedes de incontinencia urinaria, porque van a pasarlo realmente mal; y ya les advierto que no van a encontrar otro -y de los famosos de quita y pon, y de difícil entrada, imposible para las personas con movilidad reducida- hasta llegar al Millenium. Habrá que tirar de la benevolencia de los dueños de cafeterías y restaurantes, porque nuestro desgobierno no tiene dinero para aseos.

Foto. En el tramo hasta el Portiño nos encontramos el ascensor panorámico inservible por falta de mantenimiento

El merendero cercano a la cetárea compite con la Finca de los Mariño, al otro lado de la bahía, porque también está dejado de la mano de Dios. La mayor parte del tiempo, sin barandillas de madera o con la suciedad dejada por quien utiliza el lugar para hacer comidas familiares y festejos varios. Sobre el futuro de los bajos del Millenium sucede algo similar a los bajos de Riazor, las conocidas Arcadas: muchas ideas y nulo movimiento. Evidentemente, todo esto sucede porque no hay dinero.

Del Millenium al Portiño, esto es lo que nos encontraremos: 

  • Ascensor panorámico, uno de los reclamos turísticos por excelencia, inutilizado hace más de un año y no parece que lo estén reparando;
  • Las losas del Paseo marítimo, al lado de los acantilados, rotas y levantadas, y la mayor parte de las veces, invadidas por hierbas y plantas;
  • El mirador de la ventana del Atlántico, uno de los lugares más hermosos para observar el atardecer de nuestro inmenso océano, es un lugar inhóspito y carente de todo sentido de la estética natural y/o urbana; eso sí, a su entrada encontrarán unos aseos de madera, la mayor parte de las veces vandalizados;
  • Poco más adelante, un extraño “aparcamiento” de tierra, césped seco e irregular empedrado donde muchas personas limpian sus coches (una pena);
  • Seguimos sin fuentes de beber en todo este tramo.

Pero ya saben, no hay dinero.

La playa de O Portiño esta abandonada a su suerte y la ciudad no cuenta con adecuados espacios para dar servicio a las autocaravanas que nos visitan

El Paseo sigue hasta la EDAR de Bens, y lo hace combinando un tramo de acera con otro de camino de tierra, con las barandillas de madera rotas, obviamente sin papeleras, fuentes de beber, ni aseos, y todo ello frente a nuestras islas de San Pedro. No sé si ustedes van mucho por allí, pero les invito a que lo hagan porque, a pesar del abandono de la zona, es una de las mejores vistas que regala nuestra ciudad. 

De la situación de la playa del Portiño mejor no sacar el asunto. Si el Portiño estuviese en el Parrote, a lo mejor la alcaldesita, con un poco de suerte, le habría sacado unos euros al señor de Outes y habría puesto un socorrista, un chiquiaseo o una duchita para los pies. Pero es un barrio, y por encima, no hay dinero.

Y no quiero dejar nuestros más de 13 km de Paseo Marítimo sin hablar de un problema que nos encontramos a lo largo de él, y también en otros puntos de la ciudad (aparcamiento detrás del Oceanográfico, Adormideras, aparcamiento del Parque de Bens, calles de los Rosales, inmediaciones de Labañou, etc), me refiero al estacionamiento de caravanas. Esta modalidad de hacer turismo está cada vez más extendida y una ciudad que, como la nuestra, aspira a ser un gran referente en el sector, debería tener previstas zonas de estacionamiento adecuadas, con los servicios de agua, aseos, luz, alcantarillado y depósito de residuos; y también deben estar situados de forma que su comunicación con el resto de la ciudad sea sencilla. Mucho se pasean nuestros desgobernantes por FITUR, pero luego para hacer una ciudad atractiva para los turistas no hay dinero.

Foto. La señalización es otra de las asignaturas suspensas por el desgobierno municipal y solamente hay dos oficinas de información turística mal ubicadas

Claro que, a estos turistas de caravana, como a cualquier otro que venga a la ciudad, les gustaría saber dónde están en cada momento y ante qué monumento. Cierto que los coruñeses tenemos fama de amables, dicharacheros y serviciales, pero de ahí a tener que transformarnos en guías turísticos, hay un trecho. Y esto viene a colación de que en todo el Paseo Marítimo, como en el resto de la ciudad, no hay un solo opi o mupi (mobiliario urbano para información), ni una señalización adecuada, nada que informe con tan solo un QR sobre qué tenemos delante de nuestros ojos ¡y luego fardan de sede de la AESIA, cuando ni siquiera utilizan la inteligencia natural! Ya saben, no hay dinero

En ese mismo sentido, contamos con un escaso servicio de oficinas de información turística: sólo dos; y lo mejor de todo es que están situadas estratégicamente: en la Plaza de María Pita -donde ni siquiera se ve- y a los pies de la Torre, que es más o menos como si usted va a Madrid para ver el Museo del Prado o el Palacio Real y tiene que ir allí a buscar la información. Lo dicho, bienvenida sea la AESIA que, visto lo visto, hace mucha falta.

Espero no haberle cansado en esta etapa del tour, pero a buen seguro que usted encontrará en cada una de ellas tantos o más “desperfectos” que un servidor. Nos vemos. En la siguiente etapa.