¿En qué se gastan el Presupuesto el tándem Lage-Rey?
Este mes de agosto se ha presentado climatológicamente idóneo para pasear por nuestra ciudad, sobre todo una vez terminado el bochornoso caos de hedor y suciedad que sufrimos durante más de 40 días, en parte por la intolerable dejación laboral del STL y en parte por la manifiesta y pública incompetencia de la cuasi alcaldesa Inés Rey.
Como decía, estos soleados días he podido recorrer calles, parques y paseos que otrora resplandecían por su belleza, cuidado y originalidad, pero que ahora he podido comprobar en primera persona, con profunda tristeza, cómo se han deteriorado, algunos casi al borde de la desaparición, y casi todos ensombrecidos por el abandono de un gobierno municipal paralizado, sin ideas, sin ilusión, sin un ápice de responsabilidad, sin amor por nuestra Mariñediña y, para colmo de males, dicen que sin dinero… ¿sin dinero? Créanme si les digo que no entiendo, por mucho que me esfuerzo, en dónde invierten o gastan el dinero “público”, nuestro dinero, los componentes de este desgobierno municipal.
Inés Rey y Lage Tuñas se van a gastar 500.000€ en un estudio para saber cómo se tiene que redactar el concurso del bus urbano, cuya concesión termina en diciembre, algo que, en el mejor de los casos, no cuesta más de 100.000€
Pero mi indignación aumenta exponencialmente cuando me entero de que sí existe partida económica para la contratación de un macro estudio -seguramente ya tendrá adjudicatario- que establezca las bases de la licitación del contrato de transporte urbano; nada menos que medio milloncejo de euros. Lo mismo si lo pongo en cifras a ustedes les espante tanto como a mí: 500.000 €; cifra escandalosa si uno sabe que, con un contrato menor para la redacción de los pliegos y un sencillo estudio de mercado, el asunto se solventaba por menos de la quinta parte; es decir, que no llegaría ni a los 100.000 €.
Estoy convencido de que esos 500.000 euros taparían más de una de las urgentes deficiencias que presentan nuestros barrios, pero se ve que hay alguien que tiene “otros planes”.
Pero hete aquí que entre agigantar innecesariamente la maquinaria municipal, tirando de “foráneos” y despreciando al magnifico funcionariado de la Casa; excursiones en “cuadrilla” a eventos, presentaciones y re-presentaciones de ficticios y delirantes proyectos; contratitos de esos que pasan inadvertidos para todo el mundo, menos para el interventor municipal que brama por las dependencias de la Franja a la espera de que todo este castillo de naipes de ineptitud y apatía se venga abajo, entre tanto y tanto despropósito, nuestra maravillosa ciudad languidece ante los ojos de propios y visitantes.
Les invito a que hagan este recorrido conmigo y ya les pido disculpas por anticipado, al verme obligado a repartir ese paseo en varias “etapas”, por lo desproporcionado de los “debes” que tiene el tándem Lage/Rey-ná.
Iniciemos nuestros pasos desde la fuente de los Surfistas hacia la Torre de Hércules y la primera parada la haremos en la conocida como Finca de los Mariño, hermosa atalaya donde descansar en la hierba o en los bancos (si estuvieran cuidados y limpios), observando la maravillosa bahía del Orzán/Riazor; o incluso, si te sorprende la lluvia, refugiarte en la pérgola, que luce llena de pintadas, mugre y hedor a orín. Una limpieza del entono y un acondicionamiento del mobiliario serían suficientes para devolverle su esplendor. ¡Pero no hay dinero!
El edificio que alberga la DOMUS se encuentra en un estado de abandono absoluto, con pintadas, grietas y una red que cubre la fachada para prevenir desprendimientos
Poco más arriba, la Domus, incomparable obra de Arata Isozaki y César Portela, que presenta una innovadora y hermosa imagen del skyline del Paseo Marítimo, custodiada nada menos que por El Guerrero de Botero, presenta una imagen penosa: su galería acristalada muestra sus heridas abiertas en la estructura y el total desconchado de la pintura, por no hablar de las pintadas que ya aparecen en sus cristales; y a este horror hay que añadirle la eterna red que cubre su fachada y que ya compite en años con esa otra que cubre el edificio de Hacienda -debe ser que el Estado tampoco tiene dinero para arreglarlo y nosotros carecemos de alcaldesa que lo reclame, porque también forma parte del mismo skyline del Paseo Marítimo- ¿a que ustedes no se imaginan el Guggenheim de Bilbao en esas condiciones?, pues claro que no. ¡Pero no hay dinero!
Justo debajo de ese Museo, a la altura del mismísimo Paseo marítimo, se eleva un muro que rezuma chorretes de aguas de color verduzco, cuya sola visión ya te trae a la boca la palabra asco, situados al lado de un impresionante mural hecho por Diego As, imagen mitológica de la lucha entre nuestro Hércules y el dios Neptuno, demostración sin duda del buen gusto y buen hacer del joven artista del arte urbano. ¿Se imaginan ustedes unos chorretes así al lado del César de Lugo del mismo autor? No, claro que no. No puedo decir lo mismo del grafiti dedicado a la gran Luisa Villalta que, aunque muy merecido, considero que por su colorido y su diseño no son los más adecuados para la zona. Debería, de modo inmediato repararse, esos repugnantes chorros que tiñen de verde el muro. ¡Pero no hay dinero!
Si seguimos por el Paseo marítimo hacia la Torre, puede observarse como el reloj del Parque de Las Lagoas sigue sin funcionar y las rojas farolas de artística estructura, adornadas por los fantásticos esmaltes de Julia Ares, han palidecido por falta de pintura atacadas por la herrumbre hasta llegar a horadar el metal. Ya que adecentaron las de la zona de Orillamar, con ocasión de la inauguración del infausto parquecillo, podrían haber aprovechado para repararlas todas. ¡Pero no hay dinero!
No puedo pasar por alto que en todo ese recorrido las paradas de autobús lucen unas pintadas y suciedad indignas de su localización; y que la ausencia de fuentes es más que notable. ¡Pero no hay dinero!
El interior del Aquiarium Finisterrae y el entorno de la Torre de Hércules refleja perfectamente la desidia del desgobierno municipal
Nada voy a decir, que no sepan, del Aquarium Finisterrae, cuyos espacios interiores demuestran claramente la ausencia de mantenimiento y sobre todo de interés por hacer de él lo que debía ser: una exposición viva y dinámica, un homenaje a ese océano que tanto le da a nuestra ciudad. ¡Pero no hay dinero!
El abandono del camino natural desde el Aquarium hasta la playa de las Lapas es todo un canto a la naturaleza salvaje, igual que todo el entorno de la Torre que, tras una discreta reparación de bancos, sigue luciendo no natural y cuidado, sino selvático y descuidado. ¡Pero no hay dinero!
Y si ustedes echan una mirada hacia la otra acera, verán unas abandonadas cocheras de los preciosos tranvías que un día recuperó Paco Vázquez, tranvías que yacen deteriorándose en su interior, a la espera de que a un gobierno sin ideas le surja milagrosamente una, ¡una idea!, que pueda darle utilidad y embellezca nuestra ciudad. Mientras el espacio sirve de almacén en lugar de buscar alternativas para otros usos ciudadanos. ¡Pero no hay dinero!
Y claro, “ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo”, y no es la Puerta de Alcalá, es la Cárcel; que si pago, que si no pago, que si me rebajas, que si me la cedes, que si no hay proyecto, que se viene abajo y hay que cerrarlo; y mientras en ayuntamientos como Utrillas, Gavá, Ciempozuelos o Alcalá de Guadaira se recuperan edificios con cierto interés histórico, para utilidad formativa o social, algo fácilmente transferible a La Coruña. ¡Pero no hay dinero!
En fin, amigos y amigas, hagamos una parada en nuestro recorrido a los pies de esa Torre de Hércules, que a todos nos identifica y que afortunadamente se erige fuerte y hermosa a salvo, gracias a la UNESCO, de los desatinos de gente como la que dice gobernar ahora nuestra ciudad.
Nos vemos en la segunda “etapa”.