Desde que José Félix Tezanos se hizo cargo del CIS, su prestigio y su grado de acierto ha caído en barrena.

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) es el organismo público encargado de publicar las encuestas demoscópicas. El CIS disfrutaba de un gran prestigio, al considerarse neutro en la publicación de encuestas electorales, así como la fiel imagen de los resultados de las encuestas que se aproximaban a la realidad. Ese buen hacer, ha sido enterrado desde que el ex secretario de Estudios y Programas del Partido Socialista, José Félix Tezanos, dirige el organismo. 

El CIS ha logrado convertir sus vaticinios en justo lo contrario de lo que predica, como ha sucedido recientemente en las elecciones gallegas.

Es manifiesto el desatino con el que las últimas encuestas del CIS han aproximado la realidad. Ya se utiliza al CIS como un indicador contrario, considerándose una mala noticia a quién el CIS da como ganador de unas elecciones; porque luego la realidad la contraria. El último hecho lo tenemos en los informes emitidos para las elecciones gallegas, que una vez más han estado muy lejos de los resultados finales. Y, ¿a qué se debe que ahora el CIS lo esté haciendo mal, lo que antes lo hacía bien? Pues al interés político. Desde la llegada de Tezanos, la metodología ha cambiado, lo que propicia que en todas las encuestas se busque maquillar los pronósticos del PSOE, por encima de otros partidos. 

La falta de neutralidad del CIS se logra con un gasto de 11,5 millones, casi el doble que hace 20 años. Cuanto más gasta, más se equivoca.

Si el CIS fuera un organismo del PSOE no habría ningún problema, pero el caso es que al ser un organismo público se presume una cierta neutralidad y más cuando cuesta cerca de 11,5 millones de euros. Este gasto duplica los 6 millones de euros que el organismo gastaba entre los años 2003 y 2020. Pero más gasto parece que no lleva aparejados unos mejores resultados. Todo lo contrario, parece que cuanto más gasta el CIS más se equivoca; y más se equivoca siempre sesgando ostensiblemente las encuestas hacia los socialistas con respecto a la realidad. Como queriendo incentivar el voto con una realidad paralela. 

Para las elecciones gallegas, el CIS vaticinaba que la mayoría absoluta del Partido Popular estaba fuera de alcance. Por otro lado, lo que faltó en las estimaciones del CIS sobre los resultados que alcanzaría el Partido Popular le sobró en los del PSOE, donde el peor escenario del CIS fue el que se cumplió. Mismo caso ocurrió con el BNG, que consiguió el peor escenario que le otorgaba las encuestas del CIS.  En definitiva, se infrarrepresenta en las encuestas a los azules y verdes; mientras que se sobreestima a los rojos, morados y los de la estrellita independentista.

El CIS se ha equivocado de forma estrepitosa en las elecciones gallegas, en las andaluzas y en las de Castilla y León, sin que Tezanos haya sufrido ni un leve rasguño

El caso de las elecciones gallegas es el último que se suma a los fallos del CIS como son las últimas elecciones de Andalucía y de Castilla y León. Incluso desde Podemos han denunciado públicamente la cocina del CIS por sesgar al alza en las encuestas a su escisión, Sumar. Además de estos errores de bulto, es manifiesto que los sesgos al alza del PSOE no consiguen generar el efecto esperado de que votar rojo es el voto útil.

Para quien quiera aproximar los resultados electorales en Galicia, no hace falta que sepa de sociología ni de estadística. Tan solo tiene que valorar la intención de voto de Betanzos, pueblo cuya intención de voto aproxima muy bien los resultados autonómicos desde hace 40 años. En esta convocatoria electoral de nuevo ha tenido unos resultados, a nivel local, muy parejos con el resultado de los comicios autonómicos. Sus 13.000 habitantes predicen desde el año 1977 los resultados de las elecciones en Galicia.

El CIS es un dispendio de dinero que sólo sirve al interés particular del PSOE.

a última perla de Tezanos, presidente del CIS, en su análisis de las elecciones en Galicia es afirmar que el resultado es un “hecho lógico y esperable”, sabiendo que sus encuestas vaticinaban que el PP perdería la mayoría absoluta. Lo impresentable ha sido las razones que ha argumentado para que se produjese la victoria de los populares, alegando que ha sido gracias a “gratificaciones económicas a las mariscadoras, mensajes enviados al personal sanitario y monjitas organizando el voto de sus asilados e internos” Este ilustre militante socialista no debería de permanecer un minuto más al frente de un organismo que, en otros tiempos, era considerado como un instituto demoscópico neutral.

En definitiva, el CIS es un dispendio de dinero y actualmente no cumple ninguna función para el interés general; tan solo para el interés particular de un partido. Por ello hay dos posibles soluciones: o se vuelve a la metodología tradicional que infiere correctamente los resultados, evitando la cocina de datos de Tezanos; o se elimina el organismo para no dilapidar 11,5 millones de euros.