El adelanto de las elecciones catalanas ha desmantelado la estrategia de Sánchez para cambiar la amnistía por presupuestos y ha impulsado una campaña de acoso y derribo contra Ayuso.
Estaba todo preparado para el “intercambio de postalillas” entre Pedro Sánchez y Puigdemont. Tras el cortejo nupcial de los indultos, la rebaja de las penas por malversación, la condonación de parte de la deuda por la nefasta gestión del gobierno de Cataluña y la humillación de la foto de Santos Cerdán debajo de la urna ilegal del referéndum fake del 1 de octubre de 2017, ya se había acordado en Suiza el intercambio de la amnistía, que borraba los delitos de los autores del procés, a cambio de los siete votos de los chicos de Junts en el Congreso, para aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2024 y que el amado líder Sánchez tuviese su gobierno progresista-feminista-integrador-divino de la muerte.
En estos se entretenían cuando llegó Pere Aragonés y mando parar. La franquicia de Sumar (Cataluña en Comú), liderada por Ada Colau, puso una línea roja con su oposición al proyecto de construir un Casino en Tarragona, que había pedido Salvador Illa (PSC) para apoyar los presupuestos de la Generalitat, y el presidente Aragonés (ERC) aprovechó esa excusa para anunciar el 13 de marzo que anticipaba las elecciones catalanas al domingo 12 de mayo. Y la lio parda.
Un día antes de que se aprobase la Ley de Amnistía en el Congreso de los Diputados, Pere Aragonés (ERC) anunció el adelanto de las elecciones catalanas, lo que obligó a Sánchez a renunciar a los Presupuestos Generales del Estado para 2024.
Un día después, el 14 de marzo, Tirano Pedrone logra aprobar en el Congreso de los Diputados la vergonzosa Ley de Amnistía, gracias a 178 votos del bloque de extrema izquierda (PSOE, SUMAR, Bildu, BNG, Podemos, ERC) y la derechona nacionalista vasca (PNV) y catalana (Junts), con la guinda del desterrado José Luis Ábalos. Ahora, esa ignominiosa ley, se está tramitando en el Senado, que plantea un conflicto institucional y Feijoo pedirá al Congreso que retire la norma, al entender que se trata de una “reforma constitucional encubierta” y, si no hay acuerdo, el Tribunal Constitucional, presidido por el polémico Conde Pumpido, deberá resolver el conflicto. Esto puede suponer un retraso que impediría a Puigdemont presentarse a las elecciones catalanas, algo que produce una íntima satisfacción a sus rivales Aragonés (ERC) y Salvador Illa (PSC).
En 2018, Pedro Sánchez le exigía a Rajoy: “Si no puede contar con una mayoría parlamentaria para aprobar los presupuestos, convoque a los españoles a las urnas para que se pueda construir una mayoría distinta”. Hoy no le parece tan importante no aprobar los presupuestos en 2024.
El movimiento inesperado de Pere Aragonés al adelantar las elecciones catalanas ha originado un movimiento telúrico en las filas sanchistas, como si fueran fichas de dominó, ya que toda la estrategia de “intercambio de postalillas” se ha venido abajo e inmediatamente. En consecuencia, Pedro Sánchez comunicó que renunciaba a presentar los Presupuestos Generales del Estado, porque sabía que no tendría el apoyo ni de ERC ni de Junts ante la proximidad de los comicios catalanes.
En ese instante, todo el aparato de propaganda de La Moncloa, las terminales mediáticas afines al régimen sanchista y los coros y danzas de tertulianos a sueldo iniciaron la Operación “la culpa es de Ayuso”. Era vital desplegar una cortina de humo para desviar la atención del paso hacia el abismo que suponía la aprobación de la amnistía y que se dejase de hablar de inmediato del fracaso de no aprobar presupuestos en 2024.
Sánchez y Montero han utilizado a la Agencia Tributaria y a la Fiscalía para tratar de despellejar a Ayuso por un conflicto que tenía su pareja con Hacienda.
La vicepresidenta María Jesús Montero disponía de una pequeña bala, el encontronazo del “churri” de Isabel Díaz Ayuso con la Agencia Tributaria, y lo convirtió en un obús mediático y político. Un exdirector de la Agencia Tributaria, Ignacio Ruiz, ha afirmado que “estamos ante el caso más grave, anómalo e ilegal de la Agencia Tributaria en toda su historia” y añadió “es inaudito que se retire una oferta de pacto para tratar de llegar a un acuerdo” y nosotros añadimos, y todavía lo es más filtrar un expediente sancionador de un ciudadano particular y vulnerar la ley de protección de datos, pero para esta tropa sanchista cualquier fin justifica los medios para ganar la guerra.
La asociación mayoritaria de fiscales ha exigido la dimisión de Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado, por dar la orden de difundir un comunicado de prensa de la fiscalía provincial de Madrid, con las conversaciones secretas del fiscal Julián Salto con el abogado del novio de Ayuso y el Colegio de Abogados de Madrid ha denunciado a la Fiscalía por la filtración de los datos de la pareja de Ayuso.
Estamos seguros de que habrá muchas cosas que se puedan criticar sobre la gestión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, pero una de ellas no puede ser los problemas de su pareja con Hacienda. Pero ya saben, Sánchez, Montero y compañía tienen claro que:
- Si Begoña López se reúne con los empresarios de Air Europa en plena negociación para un rescate, la culpa es de Ayuso.
- Si un dirigente socialista amigo de Santos Cerdán y mano derecha de José Luis Ábalos, un tal Koldo, monta un entramado presuntamente mafioso para enriquecerse con la venta de mascarillas falsas cuando morían miles de personas cada día durante la pandemia, la culpa es de Ayuso.
- Si la expresidenta de Baleares y actual presidenta del Congreso, Francina Armengol, compra miles de mascarillas falsas a la trama corrupta, las oculta en un almacén y las valida para que puedan seguir vendiéndose en otras comunidades autónomas, la culpa es de Ayuso.
- Si el expresidente de Canarias y actual ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, siguió el mismo camino que su colega de Baleares, la culpa es de Ayuso.
- Si Salvador Illa, exministro de Sanidad durante la pandemia y actual candidato del PSC a la Generalitat de Cataluña, compró mascarillas falsas por un precio seis veces mayor y realizó una gestión desastrosa de la compra de material sanitario, la culpa es de Ayuso.
- Y así hasta el infinito…
El problema es que Sánchez ha logrado dividir a los españoles en dos bandos y nadie se mueve de sus trincheras. La fractura parece irreversible y eso es muy preocupante para el futuro de una sociedad democrática. El tono de los discursos incendia el Congreso y el Senado, se utilizan las redes sociales como plataformas para lanzar misiles teledirigidos, se profieren graves insultos, se expresan amenazas, se practica el matonismo político y, mientras tanto, los independentistas a lo suyo. ¿La culpa es de Ayuso? Los madrileños la han votado de forma mayoritariamente abrumadora y eso, el Jóker, no lo perdona.