El ilustre ministro Bolaños, todos los miembros de nuestro recién elegido gobierno de la nación y todos los simpatizantes con acceso a las consignas diarias de la izquierda, se empeñan en repetir en foros, redes sociales y donde sea posible que en Europa están rechiflados con nuestro gobierno, que no hay preocupación por nuestra economía, que hay cero preocupación por las leyes inconstitucionales y que el semestre de presidencia española es, sin ninguna duda, el mejor de los últimos siglos, en esta y en otras galaxias.

Enhorabuena a los premiados. Yo no lo discutiré aquí, ya lo hago a diario en cualquier sitio donde se me permita dar cifras, contrastar falacias con realidades o combatir sectarismo con lógica y raciocinio.

Tampoco me chocó que se escuchasen ladridos previos al discurso de despedida de nuestro amado líder, ni los abucheos tras el mismo, los primeros de la historia a un presidente saliente, todos sabíamos de dónde venían.

Me indignó la cara de chiste del amado líder ante las gravísimas acusaciones que, desde el estrado, junto a él, le brindaron los oradores de la oposición española y algún otro eurodiputado no nacional. Me sorprendió que un representante de los españoles acusase de fascista a la derecha española, ¡Él!, mientras mentaba a Hitler ante el alemán que probablemente dirija próximamente la Comisión Europea, Manfred Weber, que le respondía con una lección de democracia.

Pero lo que de verdad me sorprendió una barbaridad al ver el video de ese momento, una vez finalizado el discurso, mientras la derecha abucheaba y los del PSOE aplaudían, fue como tres cuartos del parlamento, sin excepción, permanecían impávidos, ni un solo aplauso, ni un vítor, nadie en pie. Realmente ha interiorizado como normal las mil anormalidades provocadas por Sánchez en España en los últimos años, una al día, como los plátanos.

No sé si realmente es un psicópata, pero lo que tengo muy claro es que resulta muy peligroso. Ha hecho mucho daño y no lo echarán pacíficamente. Morirá matando, señor Weber, morirá matando.