Mis compañeros de colegio se están haciendo mayores.
NOTA; para entender este texto, hay que leerlo escuchando la sinfonía número 40, de Mozart.
Hoy mismo, felicité a Carlos (Carlangas, de toda la vida), por su 58 cumpleaños. O, sea, ¡ya casi 60 años¡Yo no sé cómo ha sido.
Cierro los ojos y soy capaz de sentirme en “el campo de abajo”, y ver que el lechuguino me pasa un balón, desde la defensa, es el recreo… estoy en medio del campo, hacia la derecha… y sé que cuando me dé la vuelta, tendré delante a Vázquez y a Decenti. . Eso sí… Ventoso y los Quintianes son rivales a esquivar…. Calvo y Carlos (Sánchez) miran desde las gradas, y al poco, suena el himno a la alegría, en versión de Miguel Rios… la señal de que acaba el recreo. Hay que volver a clase y pienso que quizá debí haber repasado los deberes de física en lugar de jugar al futbol. Todos los días igual. Y, de repente…; al borde de los sesenta ¿Qué ha pasado?.
Nunca imaginé tener amigos sexagenarios…; ancianos, de los que apenas podré compartir una tarde de cartas. O dominó.
Pero es así…; sin darme cuenta, la mayoría de mis compañeros ya han pasado por la universidad, se han casado, tienen hijos …y algunos serán abuelos en breve. Busco un espejo y veo que enfrente aparece un tipo canoso y con poco pelo… Se me hace familiar, pero no soy yo. Veo arrugas y aquel pelo pelirrojo que me distinguía, ha desaparecido. Pero me noto menos ágil, y ahora busco un calendario. Noviembre de 2023. ¡58¡ Estoy a punto de cumplir 58 años. Cruzo hacia la cocina y hay un barbudo en el pasillo, que resulta ser mi hijo mayor y la chica guapa del salón es mi hija, la segunda, y me doy cuenta de que perfectamente podría ser yo el abuelo.
“Anciano sexagenario, atropellado en plaza céntrica, al no respetar el paso de peatones”, dice el periódico. Es decir; no exagero, ¡soy mayor!
Es la vida. Nos enfrentamos a una otra etapa. Distinta. Nueva, pero en la que tenemos de mano a los amigos de toda la vida.
Hoy tocó felicitar a Carlos. Espero que me tenga el mismo aprecio que yo siento por él y comparta buenos recuerdos. A estas alturas, me doy cuenta de la verdad que hay en el dicho: “quien tiene un amigo, tiene un tesoro”.
Felicidades, Carlangas¡¡
Fdo; Javier Rodríguez.-Losada Boedo
Compañero de pupitre durante 15 años