Balance del mandato de la Comisión Directiva de la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF), presidida por Stella Raventós.

31 de diciembre, fin de año, un día para hacer balance. Con las doce campanadas, y esas tantas uvas, ponemos fin a 2023 para, acto seguido, empezar el ignoto 2024.

Precisamente ese instante es muy relevante en términos tributarios, pues en condiciones normales, justo ahí, se devengan (es decir, se consuman) los hechos imponibles (o sea, las circunstancias fácticas gravadas por un tributo) relativos al IRPF e Impuesto sobre Sociedades; es decir, los dos impuestos directos más importantes de nuestro singular universo -que no sistema- tributario; amén de otros que afectan a menos contribuyentes: por ejemplo, el de Patrimonio y su alter ego, el de Grandes Fortunas. 

A buen seguro que, de ser conscientes de ello, no tendríamos tantos motivos para celebrar la Nochevieja; ¡o quizá sí! ¡quién sabe! Siempre podremos hacerlo brindando por una suerte de ¡que nos quiten lo bailao!

Este año, esa noche incorpora -para mí- una circunstancia muy especial y, como tal, quiero compartirla en este soliloquio quincenal. El 31 de diciembre vence el mandato de la Comisión Directiva de la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF), de la que tanto me ha honrado formar parte. Me incorporé a ella a mitad de mandato del anterior presidente (José Ignacio Alemany), y continué en el que ahora vence (dirigido por Stella Raventós). Han sido pues, casi seis años.

En ellos han pasado no pocas cosas; en lo tributario, me refiero. Acudimos a la vía judicial recurriendo diversas normas que considerábamos antijurídicas (tal y como los tribunales lo sentenciaron en varias ocasiones), se llamó a la puerta de la Comisión Europea denunciando aspectos tributarios contrarios a las disposiciones comunitarias, se acudió al Consejo de Transparencia demandando ídem (vgr.: conocer el mecanismo de cálculo del bonus de los inspectores), así como al Defensor del Pueblo y/o al Consejo de Defensa del Contribuyente solicitando sus auxilios.

En paralelo, hubo que lidiar con la pandemia y las innatas dificultades que trajo consigo; así como con multitud de circunstancias novedosas que afectan a nuestra praxis profesional, cada vez más interdisciplinar, más burocrática, más en tiempo real, más exigente, más cambiante…, en suma: más difícil. Prueba de ello son las crecientes dificultades para encontrar profesionales jóvenes que quieran dedicarse a esta labor.

Y en el mandato que ahora vence destacó con luz propia -al igual que en su momento lo hizo Alemany- la personalidad de Stella Raventós. Ejerció su presidencia con una elevada dosis de delegación, evidenciando así la responsabilidad -y consiguiente exigencia- que depositaba en cada uno de sus vocales. Pero, a la vez, bajo su aparente aspecto quebradizo, frágil, demostró carácter, una determinación, unas firmes convicciones cívicas (sumatorio de las jurídicas y democráticas, ambas hoy tan escasas) y unos objetivos irrenunciables; y así ejerció un incuestionable pero sereno liderazgo. Gracias, Stella, muchas gracias por todos tus desvelos y esfuerzos; y por tu confianza. Tu legado ahí queda, a la luz de los hechos. España necesita, cada vez más, una sociedad articulada que ponga pie en pared frente a los excesos del poder (¡de los poderes!). #ciudadaNOsúbdito

 

Publicado en Atlántico, el 31/12/2023.

Javier Gómez Taboada

Abogado tributarista. Socio de MAIO LEGAL (www.maiolegal.com)