Es importante controlar el tiempo de exposición, realizar un empleo correcto de estos dispositivos digitales y seguir una serie de recomendaciones para que los más pequeños los utilicen de forma responsable

Los niños y los adolescentes están creciendo inmersos en los dispositivos digitales: televisión, los videojuegos, los ordenadores, los teléfonos inteligentes y otras pantallas, además del acceso a redes sociales y videos.

Un excesivo uso de las pantallas tiene efectos negativos en la salud y en el rendimiento académico. Por ello, es importante controlar el tiempo de exposición, realizar un empleo correcto de estos dispositivos digitales y seguir una serie de recomendaciones, por parte de las familias, para que sus hijos utilicen de forma responsable estos dispositivos.

Sobreexposición de pantallas

Los teléfonos móviles y tabletas han supuesto un gran cambio para la sociedad en general. Localizar con exactitud una dirección, realizar cualquier consulta y escribir o llamar de forma inmediata a una persona, son algunos de los ejemplos de cómo se ha ampliado de forma exponencial el acceso a más información y redes de comunicación.

Pero, como cualquier nueva herramienta, deben comenzar a dibujarse los límites que definen el buen uso. Y, aunque la respuesta es compleja, la ciencia señala que determinados factores como la edad del niño, el momento del día en que interacciona con las pantallas, el contenido que consume y el tiempo de uso son especialmente importantes. En general, según se recoge en numerosos estudios los niños pasan más tiempo frente a la pantalla de lo recomendado. 

Impacto negativo en la primera infancia

Diversas investigaciones revelan que los niños más pequeños no pueden aprender de los medios digitales como lo harían de la interacción con sus cuidadores. De hecho, los estudios denominan a este fenómeno déficit del video, que consiste en una dificultad en aprender a partir de representaciones grabadas y transferirlas al mundo real, observadas en niños menores de 30 meses.

Un inconveniente adicional, que señalan varios estudios que han revisado aplicaciones comerciales, es que pocas de ellas están disponibles comercialmente como educativas o están basadas en estudios empíricos, y, además, no están diseñadas para ser utilizadas de manera interactiva con un adulto, a pesar de que esa interacción mejoraría el aprendizaje.

Riesgos para la salud

Numerosos estudios señalan que el uso excesivo de estos dispositivos digitales se ha asociado también a un mayor retraso a nivel cognitivo en funciones ejecutivas, del lenguaje, de desarrollo socioemocional o de la teoría de la mente, posiblemente porque ese tiempo, que el niño pasa con este tipo de dispositivos, es restado a la interacción con la figura de apego, tan necesaria en los más pequeños. 

Otro hallazgo relevante sobre el uso de pantallas y medios digitales es su efecto negativo en el sueño. Así, el incremento de la exposición o la presencia de pantallas, ordenadores o móviles en el dormitorio se ha relacionado con menor tiempo de sueño, y un sueño de calidad es vital para un adecuado desarrollo cognitivo y emocional.

Un último aspecto relevante tiene que ver con la salud ocular.  El número de personas que desarrolla miopía en los EE. UU. se ha duplicado desde 1971; y en Asia, el porcentaje de jóvenes y adolescentes con este defecto de la visión ha pasado del 10-20% al 90% en 60 años. 

Aunque los mecanismos responsables de este incremento sólo están comenzando a ser entendidos, parece haber un importante efecto relacionado con el trabajo de cerca, no solamente con el uso de pantallas, sino con todas las actividades que actualmente realizamos a distancias cortas y con luz artificial. De hecho, cada vez más estudios encuentran que realizar actividades al aire libre tiene un importante efecto protector sobre el desarrollo posterior de miopía, pues parece que la luz natural sería beneficiosa.

Cuando se exponen todos estos hallazgos sobre el uso de las pantallas y dispositivos digitales, a menudo se cae en el extremo de estigmatizar su uso general, pero lo verdaderamente necesario es que padres y cuidadores regulen su uso. Toda esta tecnología, unida al acceso a internet cada vez más extendido, facilita obtener información a millones de personas, que de otro modo no lo conseguirían. 

Consejos para un uso responsable de la tecnología en niños

La Asociación Americana de Pediatría y la Organización Mundial de Salud han elaborado sendas guías para padres y profesionales con recomendaciones de uso de estos dispositivos digitales, en función de la edad de los niños.  

Además de estas recomendaciones se aconseja a los padres otras prácticas sencillas:

      1. Establecer espacios y momentos libres de pantallas

El objetivo es pasar tiempo con los niños sin necesidad de que haya dispositivos digitales y así poder disfrutar realizando otras actividades como leer, jugar o incluso dedicar ese tiempo al descanso.

      2.Hacer una programación para hacer uso de las tecnologías de manera responsable

Se deben definir claramente los tiempos de uso de estos dispositivos, qué días de la semana está permitido su uso, durante cuánto tiempo, qué tipo de contenido, etc.

      3. Dar ejemplo

Es decir, los padres deben de enseñar a sus hijos a hacer un uso adecuado de los dispositivos digitales. Deben ser los primeros que prediquen con el ejemplo, ya que para los niños son sus referentes.  

      4. Medir el tiempo

Poner un reloj al lado del niño para que sea consciente del tiempo que le queda para seguir utilizando ese dispositivo.

El uso de las pantallas en niños es una práctica que ha de ser supervisada y limitada con responsabilidad, para evitar que los menores sufran cualquiera de los riesgos que entrañan la exposición excesiva a este tipo de dispositivos digitales.