Si obedecemos a la corriente extrema de la defensa de lo autóctono, Galicia se quedaría sin castaños, ni cerezos, ni maíz, ni patatas, ni tomates, ni pimientos, ni sentido común
Desde hace unos años, llega a nuestros oídos continuamente la idea de defender la naturaleza, lo natural, lo autóctono. Por supuesto que estoy completamente de acuerdo, faltaría más, es lo que dicta el sentido común.
Sin embargo, me van a permitir plantear unos conceptos muy básicos y vamos a ver a qué conclusiones llegamos.
¿Qué es la naturaleza, qué es natural, quien forma parte de ella?
Según la Real Academia de la Lengua Española la naturaleza es: “el conjunto de todo lo que existe y que está determinado y armonizado en sus propias leyes”.
Sin embargo, si hacemos una simple búsqueda en cualquier buscador con las palabras naturaleza RAE, lo primero que nos aparece es: “el conjunto de todo lo que existe en el universo, ajeno a la intervención humana”. En consecuencia, de esto podemos deducir, o mejor dicho, alguien está intentando que deduzcamos que el hombre no forma parte de la naturaleza, que es una pieza aparte y, a partir de esta premisa, modificar nuestros actos. Curioso ¿verdad?
¿Quién decide lo que es autóctono y en base a qué criterios?
¿Algo no es natural o autóctono, simplemente por estar plantado por la mano del ser humano?
Si nos paramos a mirar detenidamente lo que nos rodea, que en nuestro entorno más cercano es el rural gallego, nos podemos llevar una sorpresa.
La inmensa mayoría de los gallegos estarían de acuerdo en que una plantación de nogales o cerezos forman parte de un magnífico entorno natural y qué decir de una plantación de castaños; eso ya no tiene la más mínima duda ¿o sí?, porque resulta que ninguno de estos árboles es autóctono de Galicia.
Por cierto, un ser vivo se considera autóctono si está ocupando un nicho ecológico desde hace 10.000, 5.000, 1.000, 500, 50 años…. ¿Quién lo decide y en base a qué criterios?
Pero acabo de hablar de “plantaciones” y eso, para algunas mentes, no puede ser natural porque ahí está presente la mano del hombre. Es decir, que tenemos unos árboles que no son autóctonos que están plantados de forma “artificial”, pero parece ser que son naturales y forman parte de la naturaleza, y hay que cuidarlos como muchos frutales, como por ejemplo el manzano y ¿cuántas variedades de manzanas, castañas y cerezas hay? ¿Son naturales? ¿Forman parte de la naturaleza?

Foto. ¿Puede Galicia renunciar a los tomates, patatas, pimientos o cebollas por no ser autóctonos?
Seguimos con el maíz. Si, si… ¡el maíz! ¿Y ahora que hacemos si el maíz no es autóctono y encima lo planta el hombre?
Venga, ¿Lo prohibimos? Vale, que así somos más naturales y ecológicos.
¿Y la huerta? Tomates, pimientos, patatas, etc. Nada es autóctono y encima puesto ahí por la mano del hombre. Vamos a ser coherentes y hacer un pequeño esfuerzo en pro del planeta (que ya sabemos que no tenemos “planeta B”) y decidimos prescindir de la huerta.
¡Madre mía! Me acabo de dar cuenta que nos tenemos que quedar sin comer patatas fritas y sin nuestros cachelos, pero que no cunda el pánico, que nos está quedando un “país muy ecológico y sostenible”, que es lo más importante.
Es urgente que las imposiciones mediáticas absurdas y ridículas de unos pocos tengan cada vez menos peso. Se lo dice un veterinario de larga experiencia en eso de amar la naturaleza con sentidiño
Ojalá cada día haya más gallegos que piensen por sí mismos, que la capacidad crítica aumente en nuestra sociedad y que tomemos decisiones en base a nuestro criterio propio y a nuestras convicciones. Es urgente que las imposiciones mediáticas absurdas y ridículas de unos pocos tengan cada vez menos peso y, sobre todo, que nadie tenga miedo a expresar libremente lo que piensa, aunque eso suponga ir contracorriente.
Una mentira repetida un millón de veces sigue siendo mentira. Y que el sentido común impere en nuestra sociedad. Se lo dice un veterinario de larga experiencia en eso de amar la naturaleza con sentidiño.
Manuel Fuentes Lamas