Ante la falta de respuesta de las autoridades, los vecinos tratan de organizar un movimiento vecinal que plante cara a las okupaciones y al incremento de la inseguridad.

Monte Alto siempre se caracterizó por ser un barrio obrero, familiar y dinámico, donde los vecinos de una calle se conocen, se ayudan, crean lazos de amistad y hasta de ocio. De hecho, ser de Monte Alto en nuestra ciudad “es un grado, neno”.

Ellos, como el resto de los barrios obreros de la ciudad sufrieron el impacto y los vaivenes de un urbanismo mal planificado, de la irrupción de las grandes superficies comerciales y por supuesto de las consecuencias de las penurias de todo tipo que trajeron consigo las sucesivas crisis económicas, sobre todo para una zona como ésta, cuyo sector económico depende del clásico comercio basado en el emprendimiento familiar.

Foto. El incremento de los robos y los hurtos en Monte Alto desembocó en un estallido vecinal

Con este panorama no era difícil prever que el fenómeno “okupa vinculado a la droga” hiciera su aparición poniendo en riesgo su tranquilidad, su seguridad y su medio de vida.

Les hemos visto protestar, les hemos visto trasladar su preocupación y su miedo a las autoridades, y también a los medios de comunicación; por ello no era de extrañar que, hartos de no recibir soluciones, hace unos días decidieran realizar una concentración ante una casa okupada y que, una vez allí, con los ánimos caldeados por tanto temor e indefensión, acabasen rompiendo violentamente la puerta de la casa, increpando a los okupas que, a su vez, les atacaban desde ventanas y tejado del edificio arrojándoles botellas de cristal y otros objetos. Sólo la aparición de la Policía Nacional logró evitar que aquello pudiese tener un desgraciado final.

Foto. Operario tapiando la casa okupada en Monte Alto después de que se marchasen los okupas

A resultas de esto, la Policía Nacional consiguió que los okupas abandonasen la casa, y el dueño de ésta procediese a tapiar los accesos a la misma. Pero el asunto no finalizó ahí, los okupas fueron “realojados” momentáneamente por otros okupas en la misma zona de Monte Alto, lógicamente en otra calle para, definitivamente, distribuirse por varios pisos del barrio. Es decir, se trasladaron de “domicilio”, algo que encolerizó más si cabe a los vecinos y comerciantes que decidieron organizarse para, a su manera, protegerse.

Los vecinos están tomando medidas para luchar contra el incremento de la inseguridad en el barrio ante la falta de efectivos de policía local y nacional y el silencio de los gobernantes.

Desde la creación de un chat de whatsapp, donde van comunicando las incidencias respecto a posibles okupaciones, zonas de trapicheo, o personas conflictivas que merodean establecimientos, hasta dar los primeros pasos para la creación de una Asociación, pasando por la distribución de silbatos para alertar a convecinos y comerciantes de alguna agresión, robo o amenaza.

Desde aquí no podemos menos que lamentar que unos vecinos, unos sencillos ciudadanos, se vean abocados a organizarse para proteger su integridad física y su medio de vida; lamentamos también que la Policía Nacional y la Policía Municipal repitan una y otra vez que tienen pocos efectivos; lamentamos la lentitud de la Justicia; y por último lamentamos la poca empatía demostrada por la regidora municipal que, lejos de acercarse allí y preocuparse personalmente de la situación que sufren a diario estos vecinos, sólo sube al barrio para disfrutar del Carnaval. 

Foto. Concentración de protesta de los vecinos de Monte Alto, hartos por el aumento de robos y trapicheo en el barrio

No se trata aquí de que nadie se tome la Justicia por su mano, esa no es la solución, sobre todo porque finalmente algo así nunca termina bien para nadie, y no debemos olvidar que vivimos en un Estado de Derecho; pero no es menos cierto que la Constitución nos garantiza el derecho a la vida y a la integridad física en su art.15, a la seguridad en el art.17, a la inviolabilidad del domicilio en el art.18.1, a la propiedad privada en el art. 33… 

Aplaudimos esta unión y esta manera pacífica e ingeniosa de organizarse de los vecinos de Monte Alto para tratar de prevenir los problemas de inseguridad en el barrio.

En suma, es la defensa de nuestros derechos fundamentales de los que, como personas, somos titulares y que por su importancia constituyen el primer Título del texto constitucional, lo que reclaman los vecinos de Monte Alto, aunque a veces puedan parecernos poco apropiadas las vías para ello; pero qué instrumentos nos quedan entonces como ciudadanos si el Estado y sus representantes, que deben ser garantes de la Constitución y por ello de nuestros derechos, se ven incapaces de protegernos.

En todo caso aplaudir esta unión y esta manera pacífica e ingeniosa de organizarse de los vecinos de Monte Alto, y manifestarles a ellos y a todos aquellos que en cualquier otra parte de la ciudad estén sufriendo situaciones similares toda la solidaridad de este diario.