Millones de españoles clamaron el domingo por las plazas de España contra la amnistía de Sánchez a los delincuentes secesionistas, y contra el golpe de gracia que el socialista pretende dar al Estado de Derecho y a la Democracia en España.

La Sociedad española ha respondido con contundencia a la convocatoria del Partido Popular, y por mucho que los acólitos del régimen sanchista, como sus delegados del Gobierno, la máquina propagandística de RTVE o el Grupo Prisa traten de minimizar el resultado, está claro que lo que es medible no es opinable, y hoy España ha dicho basta.

Esa respuesta de los españoles a la llamada de los populares debe ser bien gestionada, canalizada y atendida por los convocantes, porque de lo contrario no tendrán más oportunidades de semejante alcance.

Eso supone que ha llegado el momento de dar un paso adelante. No vale con ir tirando con declaraciones y ruedas de prensa para dar tres titulares. No podemos esperar que esta afrenta se consolide esta semana con la investidura de Sánchez, y con el puente de diciembre y las Navidades se diluya tamaña indignación, quedando en nada.

El PP y VOX están obligados a recurrir a cuantos mecanismos, canales y conductos estén a su alcance y sean legítimos, para mostrar al mundo semejante ‘atentado’ contra la Democracia, y en favor de un totalitarismo que aglutina en el todopoderoso Sánchez los tres poderes fundamentales de un Estado de Derecho, como son el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.

Ha llegado el momento de pasar a la acción, de acudir a los tribunales ante semejantes actitudes delictivas; hay que apelar a la Unión Europea, si es que realmente es defensora de los valores democráticos y de los derechos de los ciudadanos que bajo su paraguas supuestamente ampara -a pesar de proteger a un fugado de la justicia española en su territorio-; hay que llamar a la puerta de los estados democráticos consolidadas e íntegros, para que se pronuncien en la defensa de España ante semejante aberración, y hay que mirar a los ojos a la gente y decirles la verdad del alcance de esta situación.

Si no mantienen viva la llama de la esperanza, actuando con contundencia para frenar esta afrenta, la Sociedad española quedará totalmente inerme y, lo que es peor, la clase política absolutamente vapuleada y desacreditada. Y que no duden de que más pronto que tarde, llegará el momento del Pueblo.