Apenas 8 meses duró la tranquilidad después de que el Club Financiero fuera desokupado y desmantelado como punto neurálgico de venta de droga y como botellódromo los fines de semana.
El narcotráfico, los atracos, los robos, los tirones y el trapicheo han vuelto al barrio de la mano de un presunto narcopiso y los vecinos andan atemorizados. El problema se ha trasladado de Salvador de Madariaga a Pablo Picasso. Las constantes idas y venidas de traficantes y camellos a un presunto narcopiso vuelven a sembrar la inseguridad entre los vecinos de este populoso barrio de A Coruña. El trapicheo campa a sus anchas y la consecuencia directa es el incremento exponencial de la delincuencia.
Los vecinos se avisan por redes sociales de los presuntos sospechosos que transitan por el barrio y están indignados con la negativa de la alcaldesa a cumplir su promesa de desplegar a la policía de barrio
En los últimos meses los robos de carteras, tirones de bolsos, atracos y mercadeo de estupefacientes se cuentan por decenas, mientras que ver a la Policía Local o Nacional por allí es más difícil que avistar un ovni.
Si con el tapiado del Club Financiero, el pasado mes de septiembre, se consiguió algo de tranquilidad en la Avenida de Salvador de Madariaga y su entorno, desde hace meses el problema está más localizado en la zona de Pablo Picasso, según comenta el presidente de la Asociación de Vecinos Elviña-2, Leandro García Vázquez.
El presidente de la Asociación de Vecinos denuncia que existe una gran preocupación en el barrio por el incremento de la inseguridad ciudadana
El representante vecinal confiesa que los vecinos tienen miedo por la inseguridad y los robos que sufren que, muchas veces, a pesar de ser las víctimas de los delincuentes, ni siquiera se atreven a denunciarlos por temor a represalias.
El presunto narcopiso es el germen de esta lamentable situación, explica García Vázquez, que, además, tiene alterados a todos los vecinos del edificio y de los inmuebles colindantes, porque el trasiego de camellos es tal que los timbres no dejan de sonar, muchas veces por error, porque los narcos no conocen la localización exacta del supuesto narcopiso.
Como ya ha sucedido en otros barrios como Monte Alto, Os Mallos, Ventorrillo y Sagrada Familia el origen de los problemas de inseguridad se encuentra en un narcopiso ubicado en un edificio de la Avenida Pablo Picasso
Además del tráfico de estupefacientes, se da la circunstancia de que en el narcopiso hay varios perros y los vecinos sospechan que no reciben los cuidados mínimos exigidos y se temen que pueda haber algún problema de insalubridad.
Desde la Asociación de Vecinos siguen insistiendo en María Pita para que refuercen la presencia policial, porque entienden que, si se patrulla el barrio, los agentes actuarían como un elemento disuasorio de los narcotraficantes y atracadores.
La alcaldesa y el delegado de Gobierno siguen sin convocar la Junta Local de Seguridad para presentar el Plan Local de Seguridad que permita desplegar la Policía de Barrio
El presidente vecinal no se resigna y anuncia que seguirán insistiendo para que este grado de criminalidad y de inseguridad que sufren los vecinos llegue a su fin, porque las tareas de vigilancia que, de forma esporádica, realiza el Departamento municipal de Seguridad Ciudadana para atajar el problema, no están teniendo grandes resultados.