El embajador Javier Rupérez declaró que “hay un antes y un después en la Historia de España tras el 11-M y, ciertamente, no es un después mejor“.
Hace unos días, el embajador Javier Rupérez declaró que “hay un antes y un después en la Historia de España tras el 11-M y, ciertamente, no es un después mejor“. Tiene razón. Es impreciso afirmar que el 11-M abrió una herida que no ha terminado de cicatrizar. En concreto, por un lado, el 11-M liquidó el pacto antiterrorista firmado por PP y PSOE y, por otro, descubrió a la izquierda un provechoso proceder.
Ciertamente, las primeras declaraciones realizadas por el presidente Aznar atribuían a la ETA la autoría del atentado y su error, o mala intención, condicionó las elecciones que se celebraron tres días más tarde. En realidad, con los muertos todavía en los tanatorios y los heridos en los hospitales, lo normal hubiese sido desconvocar, averiguar y asegurar la autoría. Pero no, la carnaza política distribuida por la oposición hizo que los españoles cambiasen su voto con el grito de ”No queremos un Gobierno que nos mienta”. Pues eso…
El 11M ha sido una página negra de la historia de España y todavía hoy se utiliza para enfrentar a los españoles.
Y tenían razón los ciudadanos, la mentira política es la peor corrupción que puede existir, ya que confunde y evita que actuemos conociendo la verdad. Lo que no entiendo y seguiré sin comprender es que, ya conocida la autoría del atentado, como premio, Zapatero, ya presidente, retiró las tropas de inmediato las tropas de Irak. Es decir, si eso era lo que pretendían Al-Qaeda con el atentado, pues se accedió a ello.
Personalmente, estimo que la precipitación del presidente Aznar hizo que la derecha perdiese las elecciones y es comprensible el malestar ciudadano. Lo que ya no es asumible es que, una vez más, el famoso MURO anunciado por Sánchez, se refuerce no invitando a la oposición a sumarse a los homenajes a las víctimas, crispando una vez más la posibilidad de calmar las turbulentas aguas políticas actuales.
Es incomprensible que Pedro Sánchez no haya invitado a Alberto Núñez Feijoó al homenaje a las víctimas del 11M.
Mi admiración por el Rey Felipe, no me hace olvidar en el lugar donde se celebró el acto, es decir, en su casa. De siempre he entendido que el dueño de la casa es el que invita. Los pactos del Tinell siguen en pie y aquella frase de Zapatero en una entrevista con Iñaki Gabilondo en la que decía “nos conviene que haya tensión”. Esto sucedía el 14 de febrero de 2008 y desde entonces la tensión no deja de subir.
Una vez más mi emocionado recuerdo a todas aquellas víctimas, entre lo las que se encontraban dos compañeros de trabajo, y a los que, aun sobreviviendo, no lograron recuperarse. Yo conozco algún caso.