Hace aproximadamente 50 años, un ciudadano inglés de apellido Gilmore, lanzó al mar un mensaje en una botella. Esperaba que alguien lo encontrara. Y así sucedió después de que dicho mensaje recorriese cientos de millas náuticas hasta llegar al Sur de Australia.

Un mensaje en una botella es una forma de comunicación y se libera en el mar con el fin de que alguien lo pueda encontrar en alguna parte del mundo. En este caso mi mensaje lo envío en unas líneas y en papel con el deseo de que no traspase los lindes de nuestro territorio y llegue a manos de quien o quienes puedan detener lo que está sucediendo o sucederá y que está convirtiendo la política en un problema en lugar de una solución. Mensajes, opiniones, declaraciones, bulos y verdades a medias forman parte de la actualidad y sus mensajes no se envían en botellas, sino que son cabecera de medios de comunicación que defienden incluso en contra de la verdad. Noticias impuestas por los medios económicos o ideológicos imperantes de un lado y de otro.

No obstante, algunos hechos son incuestionables y no tienen otro recorrido más allá que defenderlos con otra mentira hasta que la bola, como si de un alud de nieve fuese, llega a cobrar tal dimensión que ya no se puede contener arrasando y destruyendo valores que nunca hubiésemos creído que pudiesen ser adulterados y colonizados en favor de unos pocos.

La política, con los defectos de su imperfección, mantenía unos valores morales que preservaban comportamientos antidemocráticos y nos permitía debatir sin los enfrentamientos que ahora son el pan de cada día. Los pactos que NUNCA se producirían, según se prometía, los indultos políticos que se criticaban cuando gobernaban los “otros”, ya se han concedido. Ahora toca amnistiar, poner relator y caminar hacia un referéndum que pretenden quepa en nuestra Constitución.

En términos futbolísticos no está muy claro qué ha querido decir Laporta con eso del “madridismo sociológico” por el contexto parece aludir más bien a una suerte de madridismo institucional, pero acaso no se atrevió a señalarlo o no dio con la expresión ¡ exacta. Lo que sí hay con toda seguridad en España es un sanchismo sociológico, que nada tiene que ver con la idea del socialismo clásico que hemos conocido y bendecido cuando transitamos de la dictadura a la Democracia. El “sanchismo” ha creado una especie de sentimiento superior en valores democráticos que prefiere la alianza con extremistas, exterroristas e independentistas antes que establecer pactos de Estado con la derecha (no ultraderecha).

En defensa de la verdad y en contra de la mentira se pueden aducir muchos y muy ilustres testimonios, aunque bien mirado, al señor presidente en funciones, le bastaría con releer a Cervantes cuando escribe que la verdad puede enfermar, pero no morir del todo.

Mi mensaje está lleno de defensa a nuestra Constitución y no en contra de nadie, sino que es una llamada a la unidad democrática y en defensa de un Gobierno estable en el que no quepan voces contrarias a ella. Claro que, al enviarlo en una botella, en este caso de papel… seguro que se hundirá y antes recibirá improperios de aquellos que no ven más que por un ojo, sea el derecho o el izquierdo.