En muchos hogares apenas se ha escuchado aquello que afirmaba Yolanda Díaz de que “las políticas públicas están funcionando” porque “estamos transitando hacia la generación de empleo de más valor”, pues ya son más de un millón los hogares que en nuestro país tienen a todos sus miembros en edad laboral en paro.
Los hogares con todos sus miembros sin trabajo subieron en 7.800 durante el primer trimestre del año superando nuevamente el millar al situarse en 1.055.300 según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) difundida recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El informe revela que el número de hogares con todos sus integrantes en paro continúa al alza, pues un incremento del 0,75%, lejos de reducirlo, lo sigue situando por encima de los niveles prepandemia.
Según la definición establecida por el INE, un hogar es una persona o conjunto de personas que ocupan en común una vivienda familiar principal o parte de ella, y consumen y/o comparten alimentos u otros bienes o servicios con cargo a un mismo presupuesto. Por lo tanto, se es miembro de un hogar si se reside habitualmente en la vivienda –pasando la mayoría de su descanso allí– y si se comparten los gastos. Este último requisito es indispensable porque, de no ser así, la persona constituiría un hogar separado en el mismo domicilio.
Para contextualizar las cifras, según el INE, desde el 2002 el mínimo registrado de hogares con todos sus miembros en paro fue de 389.900 y ocurrió en el segundo trimestre de 2007, siendo desde 2005 hasta 2007 años con bajos datos de desempleo en este sentido. Por el contrario, el máximo de hogares con todos los miembros en paro se registró en el primer trimestre de 2013 cuando se llegó a sobrepasar los dos millones.
Teniendo claro lo anterior, es evidente que fueron tiempos peores, pero ¿ahora lo son mejores? Desde luego, no es un dato muy optimista que el 7,60% de los hogares con al menos una persona activa no tengan ingresos por trabajo ni tampoco que el 30% de los hogares no tenga ningún miembro activo. La cuestión es que 6.453.600 hogares –lo que representa un 37,60% del total de hogares– subsiste sin obtener rentas procedentes del trabajo.
No se debe olvidar que todo ello ocurre en una situación económica caracterizada por una inflación que no deja de encarecer la cesta de la compra y una subida de los tipos de interés que incrementa los gastos de aquellas familias que se encuentran endeudadas por hipotecas o préstamos.
Sin embargo, mientras tanto, el mismo Gobierno que repetía sin parar que nadie se iba a quedar atrás, califica de éxito el drama familiar que entraña que en un hogar todos sus miembros en edad activa no tengan empleo. Por lo visto, cuando Pedro Sánchez celebraba la “estabilidad laboral” y los “niveles de empleo” del primer trimestre del año no estaba incluyendo al millón y largo de hogares donde la oferta de trabajo todavía no ha llamado a sus puertas.
Florencia Malga.