El precio del dinero se ha elevado este último año del 0% al 4% en Europa. El dinero es la materia prima con la que trabajan los bancos y las entidades financieras.
Para entenderlo, pongamos el ejemplo de un panadero que trabaja con harina para hacer una barra de pan. Esta harina le vale 20 céntimos y para que el panadero tenga
beneficio tiene que vender esa barra de pan a 1€. Ahora supongamos que el precio de la harina se multiplica por 4 y ahora la harina para hacer esa misma barra de pan vale
80 céntimos; para mantener el beneficio, suponiendo que no se haya incrementado ningún coste adicional, el panadero tendrá que vender el pan a 1,60€. De esta manera se traslada al consumidor la subida en los precios de la materia prima.
Con los bancos pasa lo mismo, la materia prima con la que trabajan antes estaba al 0% y ahora está al 4%. De esa manera, que, si los precios de préstamos al consumo antes estaban al 15%, ahora tendrán que estar al 19% para que la entidad financiera mantenga el margen con el que venía trabajando. Matemáticamente es algo más complejo pero lo simplificamos en ésta idea. Los préstamos al consumo pueden ser de diversos tipos, así dependiendo de la utilidad que se le vaya a dar al dinero las entidades financieras impondrán un precio u otro al consumidor. No es lo mismo un préstamo para realizar una reforma en casa que para comprar un coche o no dar una explicación para lo que se necesita ese dinero.
Entrando en materia, el endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) ha hecho que el préstamo al consumo se encarezca. La inflación por su parte ha hecho que el ahorro de los españoles disminuya, y llegado el momento en el que hay que irse de vacaciones un número notables de españoles se ha dado cuenta que no tiene dinero. Lo lógico sería pensar que si no tienes dinero no te vas de vacaciones o si las vacaciones a las que estabas acostumbrado se han encarecido y ya no te las puedes permitir, pues buscar un destino alternativo.
Pues parece que los españoles no siguen la lógica, y es que según el observatorio Cetelem de BNP Paribas el turismo, junto con la moda y el deporte están entre las primeras opciones en intención de compra. Da igual si se tiene o no el dinero. Porque, si no tienes el dinero ahora, siempre puedes pagarlo en cómodos plazos a cambio de un tipo de interés de doble dígito. Respecto a éste tema, en dados del Banco de España relativos al mes de junio, se pidieron un 8% más de créditos al consumo respecto al mismo mes del año pasado, hasta llegar a los 45.868 millones de euros. Según la Asociación de Usuario Financieros en torno a un 10% de créditos al consumo se dedican a viajes por lo que se puede concluir que aproximadamente 4.500 millones de euros se han concedido para que los españoles puedan irse de vacaciones.
Dicho de otro modo, a un préstamo medio de 3.000€ sobre los 4.500 millones de euros que se han concedido para vacaciones, hay 1,5 millones de españoles que se han endeudado para irse de vacaciones. O, dicho de otra manera, están endeudándose para algo que no se podrían permitir de otro modo.
Financiar las vacaciones tiene numerosas aristas. En primer lugar, se trata de una compra impulsiva, por lo que no se analiza el precio de la financiación en detenimiento. En segundo lugar, las financiaciones del turismo se suelen realizar a través de las financieras adscritas a las agencias de viaje; por lo que el consumidor no puede comparar precios ni analizar las condiciones. En tercer lugar, los precios suelen ser más elevados que los ofertados por bancos, con menor cuota y mayor vencimiento; lo que encarece todavía más el préstamo. Y cuarto y más importante, a la depresión post-vacacional hay que añadir el pago de un préstamo que se puede convertir en bola de nieve si se añaden los gastos de la vuelta al curso escolar o incluso las siguientes vacaciones de navidad. Por lo que se puede llegar a vivir a crédito. Exactamente igual que el caso de España como país: vistos sus votantes, vistos sus gobernantes.
Debido a la inflación, este año se está produciendo un aumento de precios importantes en todo lo relacionado con el turismo: hostelería, transporte y restauración. Respecto a 2019, el año comparable prepandemia, se estima una subida de precios en general para las mismas vacaciones de más de un 20%. Y obviamente los salarios no han subido un 20% en 3 años. Pero aún así, muy poca gente ha cambiado su comportamiento por culpa de la inflación, pues comportamientos adquiridos durante décadas son difíciles de cambiar en 3 años. Aún así, hay que sentarse a valorar si es posible pagar como consumidor todo lo que se está pagando, pues los salarios no están subiendo. Desde el plano corporativo, de cara a la presentación de resultados de las empresas cotizadas el tercer trimestre, se podrá ver si se está rentabilizando el volumen de turistas y aumento en el gasto comparado con el aumento de costes.
La pandemia del Covid ha cambiado el pensamiento pues se busca la inmediatez “por si acaso” ocurriera algo que impidiera al consumidor disfrutar de ese bien o producto en el futuro. Una sensación de escasez de manual. Los bancos aprovechan esta filosofía del consumidor disparando la concesión de tarjetas de crédito a máximos, y es que en España existen unas 41 millones de tarjetas de crédito en circulación, lejos del máximo de 52 millones en 2017, pero se ha producido un repunte importante.
En definitiva, es importante tener un comportamiento financiero adecuado porque al final el Estado es un fractal mayor de la economía de una casa. Si los ciudadanos son incapaces de controlar los ingresos y gastos de su hogar, ¿cómo van a poder demandar a sus autoridades que hagan lo mismo con las cuentas de su país?