Análisis de la subida de ambos activos, escenarios que podrían estar descontando.

Durante siglos, el gremio de mineros descendía a las minas de carbón acompañados de un canario en su jaula. El canario es un animal que dispone de una alta sensibilidad a los gases tóxicos, muy por encima de los humanos. De tal forma que, si el canario moría, era una señal clara de alerta y los mineros debían abandonar la mina a toda velocidad, ya que se estaba produciendo una emanación de gases tóxicos, mortal para las personas.

Esta historia ha quedado impregnada en el imaginario colectivo, como una señal de alerta; pues bien, en las ciencias económicas y los mercados financieros, disponemos de varios indicadores que funcionarían como señal de alerta.

El oro y el bitcoin podrían estar descontando una recesión global, ya que ambos cotizan cerca de sus máximos históricos.

Históricamente, uno de ellos ha sido el oro, el uso de este metal precioso como dinero se remonta a miles de años atrás y, en la actualidad, también contamos con el que, para cada vez más agentes del mercado, es el oro digital, el Bitcoin. Ambos activos podrían estar descontando un escenario muy concreto, una recesión global, concretamente las consecuencias, que son el motor principal para las cotizaciones de ambos activos, la liquidez global. 

Únicamente el oro podría estar usándose como colateral; es decir, grandes actores están huyendo hacia la seguridad, mientras se debate si las empresas de semiconductores o de Inteligencia Artificial se encuentran en una fase burbujística. Por tanto, cabe preguntarse si el oro y bitcoin no están advirtiendo de que se avecina una crisis. Analizaremos esta hipótesis porque cada activo experimenta una subida desde hace varios meses, situándose ambos cerca de máximos históricos. 

El principal impulsor del precio del oro son los tipos reales negativos, pero en la actualidad nos encontramos con tipos reales positivos y el oro se encuentra en máximos.

El oro cumple la función de cobertura frente a caídas en bolsas, lo que me recuerda a una anécdota de un gestor de un fondo de cobertura, al cual le preguntaron si tenía exposición al oro, y él contestó, “muy pequeña, pero a pesar de eso todas las semanas miro el porcentaje que supone para la cartera y rezo para que no sea muy alto”.

El principal impulsor del precio del oro son los tipos reales negativos, es decir un entorno donde la masa monetaria aumenta un ritmo elevado. Para conocer los tipos reales, se halla restando el rendimiento del bono americano a 10 años contra la inflación.

La curva de color negro marca los tipos reales invertidos, y en amarillo el precio del oro. Se puede observar como la correlación es amplia en los últimos 20 años. Sin embargo, en la actualidad nos encontramos con tipos reales positivos, es decir restrictivos, y el oro se encuentra en máximos, registrando el mayor diferencial en décadas. Por tanto, el mercado del oro puede estar descontando la vuelta a un escenario de tipos reales negativos, bien por bajadas de tipos, o por un repunte acelerado de la inflación.

El oro es un activo altamente relacionado con las condiciones financieras y no con la inflación de la economía real.

Aquí es importante esclarecer una idea que se tiende a malinterpretar; el oro actúa como cobertura frente a la inflación monetaria y no la real. Es decir, tiene un buen comportamiento en épocas de laxitud monetaria, por eso el oro tuvo un gran rally durante el 2019 y 2020, con una inflación que se mantuvo siempre por debajo del 3%. Sin embargo, en el 2021, la inflación repunto al 8%, el oro bajo ese mismo año un 4,57%. Mientras en 2023, año de la desinflación, bajando del 6,4% al 3,1%, registró una subida del 13,53%. Podemos concluir que es un activo altamente relacionado con las condiciones financieras y no con la inflación de la economía real.

La liquidez global se encuentra en máximos, a pesar de los tipos altos, esto es debido a recursos como las emisiones de Letras del Tesoro frente a los cupones, o la implementación del BTFP, el recurso de los bancos regionales para no tener que realizar sus pérdidas en bonos. Los estudios estadísticos demuestran que la probabilidad de que la TGL (Liquidez global) no impulse el precio del S&P500 y del oro, es estadísticamente insignificante, menor del 6%.

La regla Sahm predice que cada vez que la tasa de desempleo aumenta un 0,5% desde los mínimos del ciclo, estamos en una recesión.

El motivo por el cual la liquidez global podría seguir subiendo son las consecuencias de la llegada de una recesión; es decir, tipos al 0%, incluso negativos, dominancia fiscal o el aumento de los balances de los bancos centrales, debido a sus compras de activos. 

Claudia Sahm fue una famosa economista de la Reserva Federal, que desarrolló la llamada “Regla Sahm”. Cada vez que la tasa de desempleo aumenta un 0,5% desde los mínimos del ciclo, estamos en una recesión. En enero y abril de 2023 la tasa de desempleo fue del 3,4%. Hoy está en el 3,9%. 

En un escenario recesivo, los bancos y grandes instituciones huirían hacia la seguridad. Quizás la escasez de colateral en el sistema haría que aumenten su exposición a oro. En el caso de China, ha empezado a realizar inyecciones de liquidez, y al mismo tiempo su población está comprando oro a un ritmo récord, teniendo una prima en la bolsa de Shanghái, evidencia de la alta demanda. Aquí podemos sacar una hipótesis, siendo la economía un suma cero, si la economía más exportadora del mundo sufre una crisis, ¿No deberían de estarlo también sus compradores?

Cuando el gasto deficitario se contrae y se desacelera es cuando el sector privado corre mayor riesgo de recesión y colapso de la renta variable.

En el caso de Bitcoin, mismo escenario, activo altamente reactivo a la liquidez, y muy correlacionado del sp500 o del Nasdaq. Aquí la correlación con el SP500 y con el TQQQ, un ETF que replica por 3 el movimiento diario del Nasdaq.

A la hora de analizar las subidas producidas durante el 2023 en los mercados financieros, es acertado utilizar la Teoría Monetaria Moderna, como un marco de trabajo sobre el que tomar decisiones, ya que nos ayuda a entender los déficits, la emisión de deuda y su impacto en los mercados. Tal y como ya detallé en anteriores artículos.

El motivo de que tanto el Bitcoin, como el oro, marcasen máximos históricos en el mes de febrero, nos los dilucida el estado de cuenta mensual del Tesoro de EE.UU- Históricamente, es uno de los meses de gasto con mayor déficit, en total 296 mil millones de dólares para este año. Es decir, dinero reconvertido en activos financieros netos agregados al sector privado. Este nuevo dinero se convierte en ganancias para las empresas (lo que aumenta los precios de las acciones) y se convierte en dinero utilizado para comprar activos, lo que respalda el aumento de los precios de los activos. En la imagen podemos ver los flujos del mes de febrero a lo largo de 10 años. 

Cuando se analiza en términos reales, la variación interanual del gasto deficitario es el gráfico más importante que cualquier inversor puede seguir. Cuando el gasto deficitario se contrae y se desacelera es cuando el sector privado corre mayor riesgo de recesión y colapso de la renta variable. 

Para el mes de abril, pinta un poco más complicado, tenemos la cuenta general del Tesoro rellenándose, lo que supone un drenaje de liquidez. Además, el Tesoro comenzara a emitir más cupones, haciendo que puedan subir los rendimientos de bonos a largo plazo. Por otra parte, el Banco de Japón subirá los tipos por primera vez en 17 años, con tipos negativos durante 8 años. Desde 2007, la inflación promedio era del 0,6%, debido al carácter conservador de los japones, además de su pirámide poblacional.

En el corto plazo esta medida puede ser perjudicial para la liquidez global, pero, como ya hemos comentado más veces, los tipos altos favorecen el ahorro y el gasto público, que, a fin de cuenta, emplea a un sector importante de la población y aporta al cómputo del PIB. En el medio y largo plazo, esta medida tendría un impacto positivo para la liquidez y mercados, más si tenemos en cuenta la relación de la deuda sobre el PIB del país nipón, situándose cerca del 270%.

El oro y los bitcoins ofrecen un refugio frente a las políticas de los bancos centrales.

Otra prueba de cómo ambos activos reaccionan a las políticas de los bancos centrales es la reciente reunión del FOMC, donde Powell anunció que el QT seguirá, pero a un ritmo de reducción menor, lo que impulso todos los mercados. Desde su rueda de prensa, el oro subió un 3% y bitcoin un 7,5%.

A modo de conclusión podemos decir que ambos activos, nos ofrecen un refugio frente a las políticas de los bancos centrales. Si pensamos que los Estados tenderán a incurrir en mayores déficits y mayor deuda total, estos serán los más beneficiados, debido a su escasez. Además, su naturaleza, nos sirve también a modo de protección frente a la clase política y las empresas, ya que no tienen riesgo de contraparte y ambos son difícilmente confiscables.