Es necesario realizar una planificación estratégica para que el turismo en Galicia logre la sostenibilidad ambiental, económica y social.

Todos hemos sido testigos de la explosión turística de este pasado mes. Toda Galicia en fiestas, donde se nos han sumado a los de siempre otros tantos, que de modo creciente, eligen nuestra Comunidad para disfrutar su descanso.

Este incremento constante obedece a una suma de factores: mayor movilidad que antaño, un Camino de Santiago en auge, una relación calidad-precio ventajosa, incremento notable de alojamientos turísticos y, muy importante, un clima cada día más valorado frente a los tórridos destinos demandados hasta ahora. 

Esta es una realidad, que pienso, ha venido para quedarse y deberíamos estar ya diseñando una estrategia para amortiguar esa avalancha de negocio que no estamos siendo capaces de atender debidamente. 

La palabra estratégica del futuro turístico de Galicia es la desestacionalización

Partiendo de la base que nuestro secreto reside en la calidad, y que no es rentable dimensionar una estructura para sacarle partido solo en periodo estival. Creo que la palabra estratégica del futuro turístico de Galicia es la desestacionalización.

En ese objetivo ya viene colaborando fuertemente la peregrinación escalonada a Santiago, con sus numerosas rutas a lo largo de nueve meses, pero hay que ir mucho más allá.

Y es que Galicia, ahora que cada año el clima es más benigno, se presta para ser destino preferente otros muchos  meses aparte del verano. ¡Esa es la apuesta a la que deben hacer frente quienes tienen competencia!

Pero no solo la desestacionalización toca ser incentivada, támbién es preciso dimensionar coherentemente la oferta que tenemos, porque no parece lógico consentir un desmesurado crecimiento de los alojamientos turísticos sin crecer en la misma medida los servicios que prestan manutención, seguridad, sanidad y otros …

El crecimiento no puede ser ilimitado y mucho menos desordenado

El objetivo no puede ser otro que ofrecer la calidad que siempre se nos reconoció y que la población gallega siga percibiendo al visitante como un aliado con el que compartir lo mucho bueno que podemos ofrecer.

Pero para eso el crecimiento no puede ser ilimitado, y mucho menos desordenado. Debemos aprender de lo que desgraciadamente está ocurriendo en otros destinos ya masificados, porque aquí aún cabemos muchos pero ya cupimos más.

Todo esto debe estar presidido por el “sentidiño” porque, ahora que aún tenemos margen, mas que prohibir de modo generalizado hay que calibrar donde se están produciendo los desequilibrios que hablaba antes . Actuar en consecuencia requerirá algo de gallardía y mucha imaginación, porque el mercado a veces no se regula correctamente solo. Es probable que necesite incentivos y alguna limitación. Espero que quienes llevan los mandos ya sean conscientes de que el turismo precisa tanto  promoción como pausa.

Hay tarea, nos va el futuro … y porque podamos seguir entonando el Bienvenidos.