Tras la jura de la Constitución en el 18 cumpleaños de la Princesa Leonor, muchos se han aventurado a afirmar el viejo mantra de que la Monarquía española supone un retroceso, algo propio de la Edad Media, anticuado… Sin embargo, la institución está presente en numerosos países del mundo, muchos de ellos en Europa.

Ante el argumento “la Monarquía es un atraso”, sólo habría que mostrar un par de ejemplos de países avanzados para refutarla. Sin embargo, la realidad es más tozuda. Si recogemos los datos del PIB per cápita de las naciones del mundo recabados por el Banco Mundial, podemos observar un fenómeno algo llamativo. Entre los primeros estados -o zonas con cierta independencia- más ricos nos encontramos las siguientes formas de gobierno:

1. Mónaco: Monarquía
2. Liechtenstein: Monarquía
3. Luxemburgo: Monarquía
4. Bermudas: Monarquía
5. Noruega: Monarquía
6. Irlanda: República
7. Islas Caimán: Monarquía
8. Catar: Monarquía
9. Singapur: República
10. Isla de Man: Monarquía
11. Estados Unidos: República
12. Islandia: República
13. Islas Feroe: Monarquía
14. Dinamarca: Monarquía
15. Australia: Monarquía
16. Groenlandia: Monarquía
17. Países Bajos: Monarquía
18. Suecia: Monarquía
19. San Marino: Diarquía
20. Canadá: Monarquía

Es decir, de los 20 lugares con mayor PIB per cápita, 15 son monarquías, uno es una diarquía y sólo 4 son repúblicas. Pero no se queda ahí. Si hacemos el ejercicio a la inversa y cogemos los países más pobres del planeta, el resultado es el siguiente:

1. Burundi: República
2. Afganistán: Monarquía (Emirato)
3. República Centroafricana: República
4. Sierra Leona: República
5. Somalia: República
6. Madagascar: República
7. Níger: República
8. Siria: República
9. Mozambique: República
10. República Democrática del Congo: República
11. Malaui: República
12. Yemen: República
13. Chad: República
14. Liberia: República
15. Guinea-Bisáu: República
16. Burkina Faso: República
17. Malí: República
18. Gambia: República
19. Togo: República
20. Uganda: República

Es decir, de los 20 países con menos PIB per cápita del mundo, 19 son repúblicas. Hay que reconocer que cada uno de los ejemplos anteriores vive circunstancias específicas y características que los llevan a la situación en la que están. Sin embargo, aquellos que insisten en que la república como forma de gobierno es una especie de garantía de prosperidad y modernidad no tienen más que ver estos datos. Además, es cierto que no podemos concluir con un experimento tan simple que la monarquía conduzca a la riqueza, pero la lista refleja una clara e intuitiva tendencia que cualquiera que sea intelectualmente honrado debe reconocer.

Los opositores al sistema monárquico no sólo no son capaces de reconocer que numerosos países avanzados tienen rey, sino que no son capaces de revisar el estado de cada una de las formas de gobierno de forma empírica. Además, existen autores que han tratado de una manera más teórica este tema. Así, Hans-Hermann Hoppe en su libro “Monarquía, democracia y orden natural” concluye que los reyes poseen una baja preferencia temporal, es decir, tienen interés en el largo plazo (el país que dejen será parcialmente responsabilidad de su hijo) lo que provoca que exista una fuerza responsable dentro de los organismos del estado. Es decir, la presencia de un monarca es la existencia de una institución que busca estabilidad y prosperidad por su vínculo con la nación.